miércoles, 30 de enero de 2013

Cross Roads - 06.

Capítulo 6: Celos, furia y secretos al descubierto.

Tom caminaba en su habitación de un lado a otro, como un león enjaulado, estaba volviendo, jodidamente estaba volviendo, esa sensación que Bill le había dejado después de hacerle la mamada en secundaria, esa “sensación” de que le gustaba Bill, pero eso era un error, para eso había ido a ver a una psicóloga, para curarse y lo había logrado, perfectamente hasta que apareció Bill, con esos labios carnosos que parecían haber sido creados para contener a su polla.

Si, ya estaba duro de nuevo y eso que ya se había masturbado una vez, pero pensar en Bill era inevitablemente para recordar la magnifica, perfecta y jodidamente caliente mamada que Bill le había dado en el círculo de la muerte.

Las palabras de Loren volvieron a su mente, ella le había dicho que no estaba curado, que todo lo contrario, estaba estancado, en ese momento sinceramente no lo había entendido hasta ese momento, el no era gay, de eso estaba seguro por que no tenía ganas de hacer las mariconadas que hacían esos sujetos, ni ganas de usar tacones mucho menos, y peor aun, los hombres eran asquerosos, definitivamente, solo era Bill, el problema solo era Bill.

Lograba encenderlo como ninguna chica lo había hecho antes. Claro que Tom seguía odiándolo pero no podía creer que su cuerpo reaccionara así con ese hijo de puta.

¿Por qué le había permitido a Bill que volviera a hacerle eso? No podía explicarlo, al principio fue como revivir el nacimiento de su problema, pues lo que Bill le había hecho hacia dos años lo había cambiado totalmente, nadie lo sabia pero el si estaba consciente de ello, y en ese momento, en el circulo de muerte Tom se pregunto si le gustaba mas que disgustarle, y al final… la duda pudo mas que la razón, Tom necesitaba saber si eso le gustaba o no.

Y vaya que le gustaba, lo había confirmado cuando su verga había soltado chorro tras chorro de semen en la garganta de Bill, había sido totalmente fascinante, pues una vez que mando a la mierda todo y dejo que Bill lo hiciera fue como rendirse ante algo, pero rendirse de una buena manera, su mente estaba en blanco solo concentrada en las sensaciones, y fue magnifico, no podía negarlo, y otra cosa… Se había dado cuenta que Bill era mucho mejor dando mamadas y eso por algún motivo le molestaba, el hecho de saber que Bill había tenido mucha “acción” después de el… no que el hubiera sido un santo pero realmente las cosas no habían sido iguales después de Bill.

Estaba confundido, pero de algo estaba seguro, iba a hacerle pagar lo que le había hecho, por que de no ser por Bill quizás Tom nunca hubiera elegido ese camino, de alguna forma sentía que todo lo malo que sentía era culpa de Bill y lo mas fácil era castigarlo por algo que Tom realmente no entendía.

—Tom —este se sobresalto asustado— hijo, ¿No has tocado un solo peso de tu cuenta del banco? —Tom trató de calmarse al ver a su padre parado en la puerta, el era un hombre muy guapo de cual había heredado sus rasgos apuestos, sus ojos claros eran obra de su madre pues su padre los tenia de un negro oscuro.

—Claro que si papá… —comentó incómodamente Tom.

—No estoy molesto hijo pero… no me voy a molestar si te los gastas un día de golpe como hacen los chicos normales de tu edad —Tom pensó que normal no era gastar un par de millones de dólares en un día, su cuenta estaba intacta, incluso había crecido por los intereses, quizás se había duplicado y sin que el hiciera absolutamente nada mas que dejarlo ahí en el banco.

Seguro su padre pensaba que Tom era el chico mas aburrido del planeta, odiaba salir en televisión, odiaba las fiestas de los niños riquillos y pagados de si mismos, odiaba gastar dinero y odiaba todo lo que tenia que ver con el mundo de Tom Trümper el hijo del hombre mas poderoso de los estados unidos, claro hablando de dinero su padre era el que mas tenia, todo había estado bien hasta que se había formado ese jodido grupo de B&W fabulosamente se le había ocurrido a su padre unir su enorme empresa con otras empresas enormes que llegarían a ser como sus pequeñas hijas o hermanas menores, fue así como se formo un grupo, los famosos empresarios y los hijos de dichos famosos, había un canal para ambos grupos, donde la gente miraba como esos pijos ricos malcriados y mimados hacían un escándalo de su vida, metían en problemas a sus padres y demás cosas, ¿Cómo la gente podía ver la vida de otra persona en televisión? ¿No se morían del aburrimiento?

— Bueno… Deberías estar contento de que gaste lo que una persona “normal”  debe gastar al día ¿Sabias que hay tipos que tienen que mantener a su familia con cien colares por día? Si papá a toda su familia —mascullo Tom sentándose en su cama.


—Claro que lo se Tom, y no estoy molesto, solo sorprendido, la verdad pensé que serias un chico alocado y rebelde, pero bueno resultaste ser mas tranquilo —Tom sonrió de lado, si claro, tranquilo, si su padre supiera que en varios barrios lo conocían y buscaban, si supiera que el se divertía sin dinero, en las calles, como un vagabundo.

—Bien por ti ¿no? —trato de bromear Tom, no tenia una buena comunicación con su padre simplemente no sabia hacerlo.

—Si bien por mi… —su padre suspiró— a veces siento que fui un pésimo padre para ti, no tenemos la mejor relación del mundo de hecho no se mucho sobre ti ni tu sobre mi… y es muy incomodo decir esto pero estoy avergonzado de mi mismo.

— ¿Por qué?

—Por que… llega el punto en el que… bueno como que me di cuenta que tengo un magnifico hijo y pensé que dándole todo podría ser un buen padre, y seguía pensándolo hasta que conocí a Victor Hans —Tom se envaró inmediatamente, ese sujeto era el padre de Aleia… —Victor me pateó el culo hoy, no hay cosa que él no sepa de su hija, me sorprendió realmente, por que ella es una chica y aun así el sabia cual era su color favorito, cuales eran sus prendas de vestir favoritas, se nota que es mejor padre de lo que yo lo soy, y pensé que quizás era demasiado tarde para…

— ¿Para intentarlo? —completo Tom dejando por un momento de lado su incomodidad, su padre siempre le había tratado bien, claro que lo reñía cuando se portaba mal, pero bueno tampoco habían jugado baseball juntos como buenos amigos, hubo un tiempo en el que fueron unidos, cuando Tom era un niño.

—Me siento tan estúpido Tom, tratando de conocerte ahora que tienes dieciocho años y vas a ir a la universidad, y yo… ni siquiera se que es lo que quieres estudiar una vez dejes el colegio —Tom suspiro, era incomodo hablar con su padre de esa forma, y lo odiaba pero solo era por que no estaba acostumbrado a hacerlo.

—Yo tampoco lo se todavía… cuando lo sepa serás el primero en saberlo —trató de animarlo Tom después de todo era su padre, por mas errores que este tuviera cometiendo.

—Gracias, se que esto es incomodo para ti, y no lo negare, para mi también lo es, por que no se que decir o no decir para no fastidiarte, de hecho me sentía nervioso antes de venir a encararte, y ahora solo… pienso decirte toda la verdad, estoy asustado e inseguro, pero de algo si estoy seguro, eres mi hijo y te amo —su padre dio un par de palmadas en su espalda y salio de su habitación, Tom suspiro y se dejo caer sobre su espalda, ese momento había sido jodidamente raro, pero despertó a su niño interior de alguna forma, pues su padre había pasado mucho tiempo con el Tom niño.

Solo que cuando llegó a la adolescencia y dejo de ser un divertido niño necesito alejarse de sus padres y eso lo alejo mas de su padre que de su madre, pues de algún modo su padre nunca había sabido lidiar con un adolescente, el era magnifico lidiando con niños, pero no con chicos grandes.

Cogió su celular y marco un numero que sabia de memoria.

— ¿Hola?

—Loren, soy yo… necesito hablarte.

— ¿Tom? ¿Paso algo? —este noto la preocupación en su voz, esa mujer era como una mejor amiga mucho mayor que Jessica, y Tom la apreciaba.

—Nada alarmante, bueno ningún accidente o algo parecido, es solo que… bueno creo que volví a enfermarme de “eso” otra vez…




—Tom, me sorprendió que me llamaras —dijo Loren sinceramente, no se habían encontrado en su consultorio, Tom le había pedido que se vieran en una heladería cerca de su casa, estaba seguro de que ahí nadie lo vería y con nadie se refería a Don y los demás chicos, el sabia por donde se movían y mientras mas cerca de su casa mas seguro de evitar que descubrieran su identidad, la heladería tenia un jardín con pasto verde muy bien cuidado, muchas flores y pequeñas mesas con su propia sombrilla que combinaba perfectamente con la mesa de madera, era demasiado para Tom pero de todas formas no había otro lugar para poder conversar con calma.

—Lo sé, lo siento no nos hemos visto en un par de semanas —de hecho Tom no había podido salir a tomar un café con Loren desde que había vuelto a ver a Bill hacia un par de semanas atrás.

— ¿Qué paso?

—Bueno… ya sabes volví a enfermarme…

—Espera, un segundo, ¿enfermarte? Tom tu no estas enfermo —el la miro incrédula, ella perdió la paciencia en ese momento, furiosa se puso de pie y se alejo, Tom abrió la boca totalmente sorprendido y corrió tras la mujer, no podía perderla, iba a irse a la mierda sin hablar nunca mas con ella.

— ¡Loren! ¡Espera! —Tom la sujeto del brazo ella se quedo quieta y lo miró con ternura, provocándole una sensación calida parecida a la que su madre le provocaba cuando lo abrazaba, se sentía bien, ella acaricio su mejilla son sus manos delicadas, Tom pensó si su muy corta barba le estaría picando los dedos.

 —Tom, yo te quiero mucho, es por eso que me enfado contigo —el soltó su brazo y se quedo quiero esperando su reprimenda— volvamos, seguro que pronto nos traerán los helados.

Se sentaron nuevamente, poco después les trajeron los helados, Tom estaba dispuesto a escuchar. Aun que no sabia si lo que le diría iba a gustarle.

— ¿Estas dispuesto a ver esto desde otro ángulo? —pregunto calmadamente ella Tom asintió— de acuerdo, escucha Tom, una persona es lo que de verdad quiere ser para vivir feliz, al contrario no es quien los demás quieren que sea, no deja que moldeen su forma de ser, a eso me refiero a que deberías dejar un poco de lado lo que los demás puedan pensar de ti y hacer lo que te salga en el momento, y lo digo enserio.

—Te refieres al chico…

—Me refiero a tu vida en general, enfréntalo Tom, deja de evitarlo… ¿Lo harías? ¿Aun que sea por mi? —Tom asintió aun que no estaba muy seguro sobre lo que quería que pensara Loren, simplemente lo intentaría y esperaba no decepcionarla.



— ¿Estas limpiando este lugar? —pregunto Jessica mirando la vieja fabrica que lucia mas limpia que antes, Tom se desplomo en uno de los sillones, era agradable hacerlo y que no saliera una cortina de polvo, le había hecho limpiar a Bill todo dos veces por que era claro que ese niño creído no sabia nada de limpiar, joder apenas podía agarrar bien la escoba, Bill era tan inútil, solo servia para gastar dinero en ropa, fiestas y programas de televisión… además de que sabia dar buenas mamadas.

Alejo su mente de esos pensamientos para no obtener un problema entre sus pantalones.

—De hecho de eso quería hablarte…

— ¿Me dirás al fin por que me besaste? —Tom asintió, ella se sentó cerca de el, y espero con paciencia, Tom sabia que ella seria comprensiva.

—Escucha, confío en ti y lo sabes, te quiero mucho ¿Vale? —ella asintió— por que lo que te lo voy a decir solo se lo dije a una persona en el planeta.

— ¿A quien?

—A mi psicóloga, nadie más que ella y yo lo sabemos, creo que debo decírtelo por que necesito tu ayuda.

—Nunca te lastimaría Tomi, eres mi mejor amigo —dijo ella con la voz algo compungida abrazando a Tom y besando su quijada, apoyo su cabeza en su hombro y suspiró— somos mejores amigos, para toda la vida.

—De acuerdo. Solo no interrumpas, odio tener que hablar de ello —Tom le contó todo lo que había pasado con Bill desde la secundaria hasta la deuda de vida y todo lo demás, la expresión de la rubia paso de una incrédula a una de preocupación pero Tom no vio que su amiga comenzara a mirarlo con asco por lo que le había comentado.

— ¿Un chico te hizo dio dos mamadas?

— ¿Solo me vas a preguntar eso? —dijo Tom exasperado, ella soltó una risita casi contagiando a Tom.

—Hay tonto, es que me pareció cachondo… —el le tiro suavemente del pelo— ¡hay! Ten cuidado —chillo fingidamente.

—Quiero saber que piensas, es en serio.

—Tom… no pienso en nada, todo sigue igual que antes, ¿Acaso pensaste que por haberte enrollado con un chico dejaríamos de ser amigos? ¿Tan poco me conoces? —pregunto entristeciéndose.

—Yo no sabia como reaccionarias, es que bueno… Yo en tu lugar me hubiera golpeado fuerte por marica.

—Yo lo hice con dos chicas —declaro ella asombrando a su amigo— mucho antes de conocerte, jamás te lo conté por que no me pareció adecuado pero ahora te lo digo por que así sabrás que se como se siente ese miedo de ser discriminado, pero que importa ya que es tan hot ¿O no? —Tom asintió, no podía negarlo, Bill le ponía mas caliente que ninguna otra chica.

—Tengo que ir a buscarlo, seguro ya esta saliendo de su colegio… ¿Esperaras?

—Que remedio —dijo ella contenta, amaba cuando Tom le demostraba votos de confianza como ese, le hacia sentir especial para el.



Tom estaciono la moto de Don frente al colegio de Bill, y como siempre se dejo el casco puesto, desde esa distancia pudo ver que el rubio ya estaba en la puerta, hablando con otro rubio, Tom sentía que conocía al otro chico de algún lado, pero no recordaba de donde, Bill volteó hacia el y su sonrisa se perdió, se giro hacia el otro chico, le dijo algo y se alejo suavemente, Tom se alisto para encender la moto.

— ¡Bill! —Tom volvió a mirar, el rubio mas bajo se acerco a Bill y se paro de puntitas para hablarle al oído, Bill escucho unos momentos y luego Tom lo vio sonreír, tenia una sonrisa perfecta, la mano del chico desconocido se apoyo en el hombro de Bill este seguía escuchando y asentía de vez en cuando, al final Bill soltó una carcajada y le pego al otro chico en el hombro, ambos se sonrieron antes de despedirse al fin, Tom de repente sentía ganas de vomitar, no le gustaba ver a Bill coqueteando como perra, ¿Por qué? Quizás por que Bill ya le había chupado la verga y eso lo volvía mas posesivo, en síntesis, no tenia ni puta idea de por que ver a Bill con otro chico le enfurecía tanto.

Simplemente jamás se imagino que lo que estaba sintiendo en ese momento eran celos.

—Amo —saludo Bill suavemente antes de subir a la moto en total silencio, habían estado distanciados desde el día en el que Tom lo humillo, la sangre de Tom hervía ¿Cómo se atrevía a venir a ser tan respetuoso después de haberse estado coqueteando frente a sus ojos? Y después de que el le hubiera dicho que mantuviera sus pantalones puestos mientras le debiera su patética y miserable vida.

—Sube de una maldita vez, no tengo tiempo para perderlo en estupideces —Bill bajo la mirada y se subió detrás de Tom, agarrándolo apenas, Tom arranco fuerte a propósito para obligar a que Bill se aferrara a el para no caerse y funciono, Tom sonrió de lado bajo su casco, acelero sintiéndose mejor mientras sentía el temblor en el cuerpo detrás suyo.



— ¿Crees que esta bien hacerle eso? —pregunto Jessica apenada por Bill, el chico había llegado con Tom vistiendo ropa de marca y con la mochila del colegio, el ni la había saludado, ella lo conocía después de todo el era Bill Kaulitz, y lo peor de todo, el se había enrollado con su mejor amigo, verlo limpiar con esa cara de total desolación le hizo sentir mal de algún modo.

— ¿Por qué? Déjalo, se lo merece —a su lado Don asintió sonriendo levemente.

—Se nota lo mucho que lo odia —dijo ella con pena, Bill de lejos estaba hecho para limpiar, no podía escucharlo pero podía ver como sus labios soltaban palabras seguro de rabia por lo que estaba haciendo.
—Ese es el chiste— el celular de Don resonó en ese momento, este contesto con rapidez— ¿Hola? ¿Quién habla? Ah eres tu, no estoy en mi casa, estoy… espera —tapo el auricular con la mano— Tom ¿Puede venir un chico aquí? Quiere comprar hierba.

— ¿Estas seguro de que no abrirá el pico respecto a este lugar?

—Nah, es un niño blando, tiene miedo hasta del polvo que hay aquí —Tom soltó una risa, volteo a mirar a Bill y lo descubrió mirándolo, Tom no retiro la vista y Bill le envió una mirada de hielo, Tom sintió como se tensaba automáticamente, Bill lo estaba mirando como a un inferior, otra vez. No podía permitirlo.

—Esta bien, que venga si quiere —casi ladró Tom poniéndose de pie y acercándose a Bill, este lo miro sin cambiar su expresión pero aun así Tom pudo notar que le intimidaba con su cercanía— ven conmigo, es una orden —le dijo Tom apretando la mandíbula Bill arrojó el trapo que estaba usando al piso y se quito los guantes de protección antes de seguir a Tom en silencio.

Tom ingresó a la abandonada oficina que tenia una pequeña ventanita en lo alto no dejando ver nada desde el exterior y viceversa, Tom se sentó en el piso apoyándose en la pared y le señalo a Bill el piso frente a el, Bill lo miro con total cara de asco.

—Mi ropa se va a ens…

—No me interesa tu ropa, si no te sientas ahora mismo te sentaras desnudo para no ensuciarla —Bill casi se arrojo al piso, se sentó tratando de no ensuciarse demasiado y arrugo su nariz disconforme al ver que su ropa ya se había manchado con polvo— bien, así esta mejor, últimamente estas volviendo a ser el jodido hijo de puta que se cree el centro del universo, mi trabajo es bajarte de esa nube, y créeme que lo haré todas las veces que sea necesario, ¡Tu me debes tu patética existencia! ¡¿Entiendes?! —Bill se sobresalto, Tom estaba realmente muy molesto y le gusto ver al rubio con esa expresión de susto, Tom volvía a tener el control no volvería a perderlo, no volvería a dejar a Bill de lado, tenia que mantenerlo bajo control o todo se le saldría de las manos.

Tom esperó a que Bill dijera algo, pero este no dijo nada, eso era bueno… al menos eso pensó Tom por que Bill parecía mucho mas sumiso ahora. De repente el rubio le miro de otra forma más… Tom casi salta hacia atrás cuando Bill gateó muy felinamente hacia él, la pared en su espalda lo detuvo de hacer tal ridículo.
—Entiendo Amo, fui… muy malo —Bill sonrió girando la bolita metálica entre sus dientes, Tom sintió como toda la puta sangre de su cuerpo iba a volando hacia su erección, Bill tenia ese maldito efecto de ponerlo duro con solo un gesto de su cara, era algo que escapaba de sus manos, no podía controlarlo.

—Ya detente —le gruño Tom cerrando las piernas Bill se acercó mas y se sentó frente a el, Bill suspiro derrotado.

—Tom, me prohibiste que estuviera con otros chicos, y créeme que te hice caso a pesar de que pude no haberlo hecho, necesito hacer algo, joder soy hombre ¿Tu no? —Bill señalo su erección que se marcaba a pesar de los jeans ligeramente holgados, Tom lucho contra las ganas de salir de ahí corriendo, prefirió mirar a Bill como un rotwailer miraría a un gatito bebé.

— ¿No puedes hacerte una paja?

—Ya lo hice, no es suficiente, vamos… déjame hacerlo amo, sabes que va a gustarte… —Bill se inclino hacia abajo, haciéndose espacio entre las piernas de Tom— ya te lo dije una mamada no te vuelve gay.

—Si, lo se, el único marica aquí, eres tu —dijo Tom empujándolo hacia su erección que ya estaba descubierta por las ágiles manos de Bill, este prefirió ocupar su boca con el pene de Tom en lugar de contestar, Tom gruño por lo bajo cuando Bill bajo hasta el fondo, cerro los ojos y hecho la cabeza hacia atrás, Bill lo lamía y ese maldito piercing en su lengua lo estaba enloqueciendo, ya no podía pensar en nada, era demasiado perfecto, ninguna chica le había hecho perder el control así, Tom sujeto la cabeza de Bill y empujo sus caderas hacia arriba, Bill se apoyo sobre sus muslos, dejándose sumisamente follar la boca, Tom lo vio bajar una mano para liberar su propio miembro, prefirió no pensar demasiado en eso, se concentro en el placer que estaba recibiendo su hinchado miembro, se empujo dos veces mas y se corrió dentro de la boca de Bill saliéndose antes de terminar, manchándolo en los labios y el mentón.

Tom se derrumbo respirando agitado, como un pollo recién nacido, se sentía hecho gelatina, no podía explicarlo bien, abrió suavemente los ojos para ver a Bill limpiándose con un pañuelo, vio su verga que a pesar de haberse corrido seguía dura, era muy parecida a la suya… quizás ligeramente mas gruesa, cerro sus ojos de nuevo, era algo difícil de creer que acababa de recibir una perfecta mamada de un chico, un chico que tenia un pene.

Bill lo había dicho, una boca era una boca, así que seguramente por eso no sintió asco al ser chupado por Bill, pero sinceramente Tom no recordaba haber pensado en alguna chica mientras Bill le hacia eso.
Tom se puso de pie y se arreglo la ropa, no se había manchado con ningún fluido, por suerte, vio a Bill imitarlo, las ropas de ambos estaban llenas de polvo pero no le importo, salieron de la oficina, en silencio sintiéndose demasiado cómodos con lo que acababa de suceder, Bill levantó la mirada y se paro en seco, un chico rubio le devolvía la mirada totalmente asombrada de verlo ahí, de hecho todos los miraban de una manera extraña. Por un momento Bill creyó que ellos sabían lo que habían estado haciendo.

— ¡Tom! ¡¿Se pelearon?! —gritó la chica rubia que Tom había besado el día de la fiesta de Dario, entonces Tom comprendió que todos creyeron que había ido a poner en su lugar a Bill con un par de golpes, su peón solo la miro con arrogancia y después cambio su mirada por una de alguien que había visto un feo y asqueroso bicho con muchos pelos y patas. ¿Acaso eso eran celos? Tom sonrió.

— ¿Bill? Wow no pensé que estarías aquí —dijo Andreas, este traía los ojos rojos, seguramente Don ya le había invitado algo para fumar.

— ¿Y donde mas piensas que estaría? Imbécil —pregunto Tom a Andreas, ahora lo reconocía, recordó que ese rubio era el cliente habitual de Don, el mismo chico al que Bill le coqueteaba al salir del colegio, Tom se sentó en su sillón e ignoro al rubio mientras encendía un porro.

—Yo no sabia que pasaban hierba en este lugar, de hecho siempre paso por el sendero de aquí cerca para llegar al pueblo sin que me vean, pero nunca había venido a esta fabrica— se disculpo Andreas aceptando al porro que ya pronto se acabaría de los dedos de Don.

— ¿Pasar hierba? ¿De que mierda estas hablando? Bill no viene a comprar drogas —dijo Tom cruzando sus piernas cómodamente sobre el sillón, Bill empalideció tan rápido que Tom casi se quedo sorprendido, el chico estaba blanco, y no terminaba ahí. Bill lo miraba con una expresión suplicante, sintió un cosquilleo en el cuerpo al ver sus labios y recordar lo que habían estado haciendo, oh si, hacer lo que estaba pensando seria lo mejor si Bill seguía manteniendo esa carita de cachorro apaleado, le envió una sádica sonrisa de maldad, Bill no se merecía su misericordia.

—No… —masculló Bill, nadie pudo oírlo pero Tom solo tenía que verlo mover sus labios para entenderlo, era el momento perfecto, iba a joderla tremendamente justo ahora.

—Bill me pertenece ahora, de pies a cabeza, el para mí vale mucho menos que un subordinado ordinario ¿Comprendido? Yo puedo hacer lo que sea con Bill, el es una mas de mis cosas ahora —el rubio lo miraba confundido, totalmente en las nubes, Tom bufó molesto.

— Mira Andi, para que tu loco cerebro lo entienda bien, Bill le debe el culo a Tom y ahora esta pagando su deuda convirtiéndose en su esclavo, o su subordinado o lo que sea, el gilipollas que sigue todas sus ordenes sin chistar, ¿Lograste entender tonto?

—Eso creo… —dijo Andreas mirando con extrañeza a Bill mientras aceptaba el porro que Don le estaba pasando.

—Jodido estúpido —dijo Tom sin mirarlo pero era mas que obvio que las palabras iban dirigidas a Andreas.
Tom no entendía por que recalcaba eso, quizás por que quería dejarle en claro al rubiecito ese que no podía ser tan cercano a una de sus pertenencias, le jodía y punto, Tom no necesitaba ninguna excusa para hacer lo que se le diera la gana, y en ese momento lo que quería era advertir a ese chico que no debía meterse con sus cosas…

Y de paso joderle la existencia a Bill, por su puesto.


martes, 29 de enero de 2013

Cross Roads - 05.2

Capítulo 5: Pagando la deuda de vida Pt.2.

Bill caminó como si una gruesa cuerda invisible estuviera anudada a su cintura, y Tom estuviera jalando de ella, en menos de lo que espero estaba al lado de la vieja motocicleta de Don, Tom no se saco el casco pero a esa distancia Bill ya pudo ver sus ojos a través del cristal oscuro, un par de sus rastas se escapaban debajo del casco sobre sus hombros, tambaleándose ligeramente cuando una brisa llegaba a soplar. Bill jamás imagino que Tom lo iría buscar a su escuela, pero sabia que lo había hecho simplemente para demostrarle lo mucho que podía controlarlo, Bill ni siquiera sabia en que colegio estaba Tom. Es mas ni siquiera estaba seguro de que asistiera al colegio.

 —Sube —fue la seca orden.

 —No… tenias que venir hasta aquí —murmuro Bill nervioso, no sabia como comportarse con Tom después de lo de la deuda, ¿Qué haría ahora?

 —No me hagas repetirlo. Sube. Ahora. —Bill sintió como la rabia comenzaba a bullir en su pecho, no estaba acostumbrado a que nadie lo mandoneara ni siquiera si este alguien era Tom, su mueca cambio a una de fastidio y cruzo los brazos.

—No tenias por que venir aquí, bastaba con que me llamases y ya… ¿Qué tal si alguien me descubre?

—Ese no es mi jodido problema, y por si lo has olvidado las reglas aquí las pongo yo, así que ¿vas a subir o voy a tener que subirte a la fuerza? —pregunto Tom con arrogancia, torciendo sus sexys labios en un gesto perfectamente arrogante, Bill sintió que se derretía por dentro pero de ningún modo iba a demostrarlo. Sin embargo sabía que si no obedecía sería mucho peor. Se acerco al escultural cuerpo de Tom y subió detrás de el en la motocicleta, después le enviaría un mensaje a Aleia por no esperarla… se sujeto de la cintura de Tom solo agarrándolo lo necesario, no quería que lo vieran siendo demasiado cercano con un hombre el era supuestamente el perfecto heterosexual exitoso y además joven al que un 99.9% de la población femenina deseaba.

Pero estar tan cerca de Tom y no tocarlo… automáticamente su mente regreso hasta aquella noche donde Tom lo había condenado, donde casi había muerto dos veces y donde se había corrido escandalosamente en su ropa interior gracias a un heterosexual frustrado que había sido abusado por un homosexual loco.
Si claro, después de pensar en ello días enteros Bill llego a la conclusión de que Tom nunca hubiera hecho algo así si fuera en realidad un macho heterosexual como pretendía ser, ¿Qué tipo de sujeto se restregaría la polla con la otro tipo siendo homofobico? mientras se alejaban del colegio rápidamente Bill se tambaleo peligrosamente un  par de veces, Tom conducía como un maldito lunático, metiéndose entre los autos y haciendo maniobras peligrosas, era una buena oportunidad para confirmar sus sospechas, llevo sus manos hasta el firme abdomen y se sujeto pegándose totalmente a la espalda del otro chico, como si fuera un intimo abrazo, lo sintió tensarse feo durante unos segundos en los que creyó que Tom lo botaría de la moto, pero después de unos instantes nada paso y Tom siguió conduciendo como si nada, Bill suspiro aliviado y apoyo su frente en el hombro de Tom, ¿Por qué le permitía acercarse tanto si le causaba repulsión? Bill realmente no lo entendía.

Salieron a calles mas lejanas y solitarias, mientras mas lejos del centro de la ciudad había menos gente, pues habían menos restaurantes y centros comerciales y demás cosas, estaba oscureciendo y las luces del alumbrado publico comenzaron a prenderse a pesar de que aun no oscurecía por completo, Bill soltó un gritito asustado cuando Tom se salio abruptamente de la carretera y se metió por un estrecho camino de tierra, rodeado de árboles, la moto alzaba una tremenda polvadera a su paso, y las piedras sueltas del camino la desestabilizaban peligrosamente pero aun así Tom no aminoró la marcha.

De pronto Tom paro, Bill seguía aferrado a el y algo asustado por que nunca en su vida había ido a esa velocidad, ni mucho menos en una moto, el polvo seguía ensuciando el aire aun después de que hubiesen frenado.

— ¿Dónde estamos? —pregunto Bill soltando a Tom al darse cuenta que se había aferrado a el como una niña asustada.

—El círculo de la muerte —contesto Tom— quería estar en un lugar… solitario.

— ¿Y eso por que? —pregunto Bill algo indeciso, Tom se bajo de la moto indicándole que lo imitara.

—Tengo un par de cosas que aclararte —Tom empujo la motocicleta detrás de unos arbustos y la dejo apoyada contra un árbol, acto seguido lo cogió de la muñeca fuertemente y tiró de el, entraron entre los arboles, Bill iba tropezando con las  ramas y maldiciendo que comenzaba a oscurecer, era difícil ver entre la escasa luz que apenas se filtraba entre las ramas.

— ¿Este es? —pregunto asombrado cuando llegaron a un claro descubierto de arboles, la luz del atardecer aun se veía en el cielo, el pasto era mas verde en ese lugar donde el sol le llevaba todo el día, habían muchas grandes piedras acomodadas estratégicamente, a Bill no le costo imaginarse a muchos chicos igual a Tom sentados sobre las piedras alentando a dos que peleaban en el centro del claro, por que habían manchas secas de sangre sobre el pasto y pedazos de botellas rotas de cerveza dispersos por algunos sitios.

—Si, es este… —contesto Tom apoyándose contra una enorme roca que tenia al menos dos metros de altura— acércate aquí.

— ¿Vas a golpearme? —pregunto Bill sin miedo y casi desafiantemente acercándose tal y como Tom le había indicado.

— ¿Es que acaso quieres que lo haga? ¿Eres una especie de masoquista que se excita con el dolor? —Tom lo jalo sujetándolo del cuello de su camisa pegándolo pecho a pecho, Bill se sujeto inestablemente de los hombros de Tom, este sonrió de lado— marica.

—Oh ya cállate —bufo Bill casi rodando los ojos, Tom no le hizo caso.

— ¿Qué sucedió con el respeto hacia tus superiores Bill? —Le dijo Tom suavemente, al estar tan cerca Bill pudo escuchar y sentir cada palabra contra su piel estremeciéndolo— ¿acaso ya no recuerdas como me hablaste aquella noche que salve tu patética vida? —Tom lo soltó de golpe empujándolo hacia atrás, Bill se tambaleo y lo miro con los ojos desorbitados.

—Tu…

—No me gusta como suena ese “tu”, que tal si lo cambias por “mi señor” —Tom lamió con su lengua la bolita metálica que adornaba su labio, casi inconscientemente Bill hizo lo mismo con la de su lengua.

— ¿Estas loco? Yo no pienso decirte mi señor… es una estupidez.

—Estoy de acuerdo, mejor llámame “amo” —Tom arqueo una ceja— por que eso es lo que soy ahora que tu culo me pertenece, eres como el perro sarnoso que recogí de la calle por pena, yo soy tu jodido amo ahora ¿entiendes maldito hijo de perra? —Tom le cogió fuertemente del pelo lastimándolo ligeramente.

—Esta bien… entiendo —jadeo Bill rindiéndose— eres mi… amo —un pedazo de su alma se desmorono cuando pronuncio esas palabras. En ese momento dejo de ser un poquito Bill Kaulitz.

—No luzcas tan patético, no hay nada que puedas hacer, tu no conoces nada de mi, sin embargo yo se todo sobre ti, se donde vives y con quienes, se a que hora estas solo y como escapas los fines de semana de tu casa para ir a revolcarte con otros chicos como la perra que eres —Bill abrió los ojos sorprendido, esas semanas había estado escapándose, si, pero no había podido estar con chicos seriamente, siempre que intentaba algo la imagen de Tom lo jodía todo, así que a lo máximo que había llegado, habían sido a unos restregones superficiales que no eran suficientes para llegar al orgasmo.

— ¿Has estado siguiéndome? —pregunto totalmente indignado.

—Por supuesto, tenía que saberlo todo sobre ti para tener una ventaja.

—Eres… oh mierda… —Bill se llevo las manos a la cabeza y peino con sus dedos su pelo rubio hacia atrás, en un gesto de desesperación, esto iba a ser mas difícil de lo que creía.

—No hagas un drama de esto, me fastidias jodidamente, mierda tengo ganas de abrirte la garganta ahora mismo, debería matarte, desde ahora me trataras como un perro a su amo, lamerás el piso por donde camino y menearas la cola como un buen chico, ¿Comprendes? —Bill asintió de mala gana, Tom apreso su brazo y lo apretó hasta lastimar ligeramente a Bill, pero este comprendió que el agarre iría aumentando si no se apresuraba a hablar.

—Comprendo… —Tom lo miro advirtiéndole con la mirada, Bill bajo los ojos al piso y se resigno—…amo.
—Así esta mejor, baja de tu pedestal de oro Bill, aquí no vales nada —Tom lo miro con burla, Bill no pudo evitar enfurecerse y se irguió con toda su altura, era satisfactorio ver que Tom tenia que alzar ligeramente la mirada para verlo, ese día tenia unas botas que tenían un taco de tres centímetros, aunado a que el debía medir dos centímetros mas que Tom en ese momento le llevaba con cinco o seis centímetros, Tom también pareció darse cuenta de la desventaja de estatura pero eso no lo amilano, de hecho Bill comprobó que lo había enojado con semejante desfachatez— arrodíllate —le ordeno secamente, Bill sintió como todo su cuerpo se ponía rígido negándose a moverse— ¡Arrodíllate ahora! ¡O te arrancare los ojos con esto! —Tom le mostró la navaja de mariposa que manejaba de manera experta, Bill se arrodillo sobre el césped y espero.

— ¿Qué quieres que haga ahora… amo? —pregunto suavemente pero con cierto matiz desafiante en su voz.

—Quédate ahí, abajo es donde pertenecen las alimañas como tu —dijo Tom con tranquilidad, Bill sintió como su sangre hervía de furia, si no hacia algo pronto iba a estallar, tenia que hacer algo para joder a Tom o se iría a la mierda justo en ese momento.

— ¿Quieres que vuelva a chupártela? —pregunto Bill de golpe acercándose un poco a la ingle de Tom que quedaba justo a la altura de su cara.

— ¡No! —grito Tom alejándose hasta que su espalda choco contra la enorme roca— ¡De ninguna manera digas mierda como esa! ¿Entendiste? No soy una mariposa gay como tu.

— ¿Entonces te gustan las chicas? —pregunto Bill como un tonto acercándose disimuladamente hacia Tom quien no lo noto, este solo lo miraba como si le hubiera salido un tentáculo rosa de la cara.

—Es obvio, imbécil —contesto hastiado.

—Entonces no veo el problema —Bill se acerco a la cremallera de Tom pero antes de poder siquiera tocarlo tenia dos manos sujetando con tremenda fuerza sus muñecas, Tom era sorprendentemente fuerte, Bill soltó un gemido de dolor mientras sus ojos se cerraban, sorpresivamente Tom lo soltó en ese momento y se hecho para atrás sobre la piedra.

—Mierda, no hagas cosas como esas, ¿eres imbécil o que? No me gustan los jodidos hombres, maldito marica… —Bill frunció su nariz molesto, casi haciendo un puchero por no haberse salido con la suya, pero no iba a reclamar, prefería utilizar lo que mejor se le daba en el mundo: psicología.

—Tom… Amo —susurro coquetamente— no necesitas mirarme, solo cierra los ojos e imagínate que soy una chica… se siente igual, después de todo una boca es una boca sea de quien sea.

—Estas jodidamente loco —negó Tom con la cabeza, Bill volvió a posar sus manos sobre el vaquero de Tom y desabrocho el botón del mismo, se sorprendió de que Tom no lo detuviera, quizás… sus sospechas eran ciertas, no se atrevió a hablar ni a mirar hacia arriba, cualquier cosa podía joderlo todo, cualquier error podía arruinarlo todo— espera… mierda ¡detente! —dijo Tom firmemente cuando Bill ya había bajado su cremallera, no entendía que había hecho hasta ese momento, todo parecía ir bien… ¿entonces?

— ¿Hice algo mal amo? —pidió Bill lamiéndose los labios, Tom puso su mano sobre sus pantalones para que no se cayeran pero no volvió a asegurárselos como Bill creyó que haría.

—No utilices esa palabra dándole una connotación sexual.

—Pero tú me dijiste que te llamara así, amo —continuo Bill ronroneando con su voz aterciopelada.
—Si lo hice gilipollas, pero desde del punto de vista de un esclavo y de su amo, tu eres un simple subordinado, a eso me refería… no involucres tus fantasías de maricas en esto… —Bill negó suavemente con la cabeza.

—Amo… cierra los ojos y déjame darte placer —murmuro Bill pegándose a el, Tom no pudo reaccionar, el aliento de Bill golpeaba justo sobre su entrepierna, Tom volvió a querer empujarlo pero Bill permaneció firme en su lugar— esto no te hace gay, es solo una mamada, todos los hombres disfrutan de una mamada, sea quien sea que se las este dando, eso es normal —Bill metió sus manos dentro de los pantalones de Tom y se quedo sorprendido al encontrarlo tan duro… si Tom ya estaba duro a esas alturas es por que realmente tenia que haber “algo”, si no, no hubiera esa reacción, mas Bill no dijo nada, por que si decía algo al respecto ya podía ir dándose por muerto, ni miro a la cara de Tom, mantuvo su cabeza hacia abajo, utilizo sus dedos largos para bajar la ropa interior de Tom justo lo necesario para deslizar su polla fuera, no pudo evitar jadear asombrado, era mucho mas grande de lo que la recordaba la ultima vez, era perfecta, Bill la acaricio casi con reverencia, Tom aun no decía nada.

Bill saco la lengua y lamió fuertemente la punta de la verga de Tom, no solía dar muchas mamadas, era muy rarísima la ocasión en la que se tomaba esas molestias, pero como era un hombre al igual que Tom sabia muy bien que hacer para volverlo loco, y en efecto lo sintió retorcerse y ahogar un gemido, casi sonríe pero eso era algo difícil de hacer considerando lo que traía en la boca, se la metió un poco mas adentro sin dejar de acariciarla con su lengua, Tom soltó un gruñido muy bajo y gutural que casi ni se escucho, era como si le diera vergüenza hacer bulla, o quizás era por la persona que le hacia la mamada.

Había estado conteniéndose pero no podía mas, su propia verga pulsaba dentro de sus pantalones, realmente no pudo mas y dejo de luchar contra esa necesidad de tener toda esa carne hasta adentro, engullo a Tom de un solo golpe, sintiendo como la punta golpeaba suavemente su garganta, era fácil para Bill resistir las arcadas, así que volvió a repetirlo, y esta vez si escucho un ronco gemido provenir de arriba, unas manos se aferraron a su cabeza manteniéndolo fusionado con esa deliciosa polla, Bill sujeto con una mano la cadera de Tom y con la otra la base se su polla, comenzó a chupar realmente con ganas, su mano voló rápidamente a sus pantalones y los abrió con urgencia haciendo a un lado la ropa interior.

—Joder, voy a venirme —mascullo Tom sorprendiéndolo, Bill libero su polla y la de Tom para decir:
—Por favor, hazlo en mi boca amo.

Tom gruñó salvajemente mientras Bill volvía a chuparlo como si la vida se le fuera en ello, Tom empujaba contra el sin soltar su cabeza, podría decirse que empezó a follar su boca, Bill sintió como Tom empujaba hasta su garganta y comenzaba a correrse, y el casi sin haberse tocado también comenzó a hacerlo manchando el césped con su semen, trago todo sin dejar escapar nada, nunca tragaba simplemente le daba asco pero el semen de Tom fue diferente, era mas dulce que los otros y de alguna inexplicable manera menos desagradable.

Tom retiro su polla aun algo dura de su boca y rápidamente se abrocho los pantalones, Bill lo imito con rapidez y se puso de pie como si nada, sacudiendo el pasto y la tierra de sus ropas, se giro hacia Tom inocentemente.

— ¿Qué cosas querías conversar conmigo amo? —de repente se sentía cooperativo, Tom lo miro con furia unos segundos, se acercó a el y lo sujeto del mentón con fuerza, marcando la piel de su quijada con su mano.

—Bien, estas son las reglas, siempre te dirigirás a mi con respeto, cuando yo lo quiera dejaras lo que sea que estés haciendo y traerás tu culo hasta donde yo quiera, harás todo lo que yo diga que hagas, si digo que te vistas como la mujer maravilla lo harás ¿entendido? —Bill asintió suavemente aun con el agarre de Tom sobre su rostro— ah… y no volverás a revolcarte con nadie.

— ¿Qué? —Bill estaba atónito.

—Me escuchaste, si te sales de casa en la noche no te atrevas a revolcarte con ningún jodido chico, por que yo me enterare y te cortare las pelotas para hacer dos lindos pendientes con ellas, para que los uses el día de tu funeral —Bill abrió la boca sorprendido, no había notado que un poco de saliva y semen se habían colado por las esquinas de sus labios se limpio con el dorso de su mano.

— ¿Puedo preguntar por que… amo?  — murmuro Bill a la defensiva.

—Por que se me da la regalada gana de privarte del sexo, soy tu dueño ahora, ¿comprendes? Y mas te vale respetar eso si quieres seguir vivo.

—Escucha se que debo la vida y se que… bueno que odiaste lo que te hice hace dos años, pero ¿Realmente es motivo suficiente para que me hagas esto? —pregunto Bill algo triste mirando a su acompañante quien mantuvo su expresión seria y neutra para disgusto del rubio.

— ¿Te parece poco que un marica te la chupara sin tu permiso? Sinceramente tu eres el único que me ha hecho perder los estribos, nunca nadie mas lo había logrado, lo que significa que jodidamente estas en problemas conmigo, y aun no siento que hayas pagado ni un poco tu deuda, creo que lo mas conveniente seria que te mantuvieras obediente.

—Lo mas conveniente para ti, ¿entonces eso es todo? ¿Tengo que esperar a que se te de la gana de dejarme ir? —Tom sonrió con malicia.

—Exacto, y te aconsejo que tengas paciencia pues eso no sucederá en mucho tiempo…



Bill nunca había estado en un lugar como ese, era una especie de fabrica abandonada, era enorme, estaba llena de polvo y telarañas, en medio del enorme y abandonado lugar habían varios sofás viejos, mesas, colchones en el piso y al centro un enorme contenedor de metal del cual salían unas flamas del fuego que calentaban el lugar, Tom se derrumbó en uno de los sillones del cual salio algo de polvo debido al acto, Bill vio con fijeza los colchones y de pronto se sintió mal ¿Tom vivía ahí?

— ¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunto Bill.

—Solo esperar… —Tom cruzo las piernas sobre una de las mesas que estaban al lado de un sillón, coloco sus manos como almohada bajo su cabeza y señalo hacia la izquierda con la cabeza— pásame una lata de la nevera.

Bill observo una pequeña nevera portátil, se acercó para abrirla y descubrió que lo único que habían dentro eran latas de cerveza así que cogió una se la lanzó a Tom quien la atrapo ágilmente, Bill se sorprendió de su rapidez.

— ¿Piensas que golpeándome con una lata de cerveza te dejare irte? —pregunto Tom arqueando una ceja mientras abría la lata y le daba un sorbo, Bill se acercó un par de pasos y se sentó en un sillón individual.
—Tienes buenos reflejos ¿Alguna vez jugaste beisball? —pregunto Bill ignorando la pregunta de Tom.

—siéntate aquí —indico Tom a los pies del sillón que el ocupaba, una alfombra verde algo raída cubría el piso, el chico de rastas arrojo un viejo almohadón y lo señalo, Bill suspiro resignado y rodó los ojos antes de ir a sentarse a los pies del sillón, Tom estaba recostado justo encima de el a lo largo del mismo— en primaria jugué en las ligas infantiles, me gustaba mucho el beisball, luego fui perdiéndole el interés —Bill se sorprendió al oírlo contestar, pensó que no lo haría.

—Tú… ¿Vives aquí? —preguntó Bill algo dubitativo, quizás Tom se enojaría por su pregunta.

—Si —escucho decir a Tom.

— ¿Qué paso con tu familia? —Tom se removió un poco, Bill se giró para verlo acomodarse de espaldas mirando al techo.

—Todos tienen una historia que contar, de por que están donde están, yo no la tengo… —dijo Tom entonces, Bill se rindió, no iba a intentar preguntar de nuevo, después de todo Tom y el no eran amigos, solo eran… dos extraños que estaban ligados por una estúpida deuda, Tom era un extraño del cual se había enamorado.

—Lo siento mucho —dijo de pronto Bill después de unos minutos en silencio donde solo se escucho al viento golpear las viejas ventanas y algunos grillos cantando.

— ¿De que hablas?

—No suelo disculparme, jodidamente odio hacerlo, pero… bueno no me había dado cuenta de que había “destruido tu vida” cuando te hice lo que te hice aquel día, yo… estaba cabreado por que tu no eras como los demás, simplemente no te rendiste a mi y bueno eso me saco de mis cabales —Bill sonrió tristemente— tu rechazó fue como una obsesión para mi y bueno, llego al punto en el que te obligue a hacerlo, pensé que lograría olvidarme de que habías pisoteado mi orgullo una vez hubiera tomado venganza, bueno… para dejar de pensar en ti a cada momento, eso era realmente fastidioso —Bill agacho la cabeza, un golpecito en su hombro le hizo voltear, Tom lo miraba fijamente.

— ¿Y funcionó? —Bill se sonrojo rápidamente, no pudo evitarlo, sus ojos y los de Tom estaban tan conectados en ese momento que parecían atraídos como imanes, un golpe sordo corto la escena de raíz, Bill volvió a agachar la cabeza y Tom se sentó seriamente sobre el sofá indicándole a Bill que lo hiciera a su lado, este se levanto del pido y se sentó al lado de Tom.

—Hey Tom dejaste mi moto hecha mierda ¿tenias que ir por donde había mas tierra para ensuciarla? —Don apareció con una botella de ron y otras dos de soda— ah trajiste a tu mascota, que bueno, podrías hacer que lave mi moto mientras lo observamos seria divertido verlo quejándose por romperse las uñas.

—Tom, adivina que traje para ti —dijo otra voz un chico bajito y con una cara aniñada entro a la sala, Bill pensó automáticamente que tenia entre catorce y quince años, tenia unos impresionantes ojos verdes— ¿tu quien eres mano? Preguntó el chico al ver a Bill por primera vez, Bill pudo notar como el chico lo inspeccionaba, el solía destacar sobre todas las demás personas así que estaba acostumbrado a ese tipo de atención.

—Es el nuevo perro de Tom —contesto Don desplomándose en un puf, una capa de polvo se alzo con violencia, pero se fue disipando poco a poco— por culpa de este pinche marica es que vino la policía la anterior vez…

— ¿Enserio? ¿Tú los llamaste? —el chico lo miro con rabia, Bill pensó que se veía como un conejito enojado, no daba mucho miedo.

—No fui yo quien los llamo, el comenzó a lanzarme toda clase de mierda y la gente se asusto y llamo a la policía, yo no hice nada… —explicó Bill señalando suavemente a Don con su cabeza.

— ¿Eres uno de esos niños que gasta mil dólares en una cámara fotográfica y la bota a la basura el día siguiente por que salio otra mejor que cuesta mas caro? —Bill arqueo una ceja— niño pijo me refiero a que tienes dinero hasta para limpiarte el culo, mira tu ropa de marca ¿Cómo es que alguien como tu acabo siendo la perra de Tom?

—hey no lo hagas sonar como algo enfermo —advirtió Tom a su amigo antes de tomar otro sorbo de su cerveza.

—Tom sinceramente se nota a leguas que es un amante de las pijas, no es mi culpa —se encogió de hombros Bill se cruzo de brazos, el bajito era algo insolente.

— ¿Tienes algún problema con que yo sea gay? —pregunto Bill con las pelotas bien puestas, Tom se atraganto con su cerveza a su lado, Bill sonrió.

—Traes las bragas bien puestas Bill, tienes cojones a pesar de que te gustan los penes, compartiré esto contigo —el chico le paso una pipa de vidrio que tenia algo verde que le óleo a marihuana, Bill la había probado un par de veces, pero nunca a ese nivel— puedes llamarme little pig, es mi apodo.

—genial, diría que es un buen apodo para ti —Bill dijo cogiendo la pipa y el encendedor que le ofrecían.
— ¿Tú también lo crees? Entonces no tienes tan mal gusto… solo deberías vestirte un poco mas normal ¿Cómo soportas tener tus huevos dentro de esos pantalones tan jodidamente ajustados?

—No tiene huevos —dijo Don, Tom soltó una carcajada, Bill frunció sus cejas.

—Puedo mostrártelos si quieres, son mas grandes que los tuyos —declaro Bill hacia Don, esta vez fue little pig quien soltó la carcajada.

—Esa estuvo buena, bueno dale mano préndete, que nosotros estamos esperando —Bill acerco la pipa a su boca, prendió el encendedor y aspiro, inmediatamente le ardió la garganta pero era bueno aguantando la respiración, sus ojos se humedecieron un poco, soltó el humo lentamente pasándole la pipa a Tom que fumo antes de que esta se apagase.

—Esta es buena —mascullo Tom con su voz distorsionada debido a que aguantaba la respiración para retener el humo dentro de sus pulmones, le paso la pipa a Don.

—Tu sabes hermano, yo consigo de lo mejor —en diez segundos puntuales el efecto ya estaba en el cuerpo de Bill, sintió sus músculos relajarse y se quedaba estático escuchando lo que los demás decían sin hablar, solo escuchando.

— ¿Hey? ¿Rubio estas bien? —little pig trono sus dedos frente a su cara, Bill se espabilo de inmediato, el chico soltó una risita— estas colgado, y eso que solo te fumaste una.

—hace tiempo que no lo hacia —se excuso Bill encogiéndose de hombros.

—De verdad Tom, no entiendo ¿Por qué no estas sacándole la mierda? Tu dijiste que lo odiabas —Don estaba tranquilo bebiendo una cerveza la autentica curiosidad reflejándose en su cara.

—Tengo mis jodidos motivos —contesto Tom, Bill se recostó contra el respaldar del sillón, el letargo lo invadía suavemente.

—Hey muchachos, ya llegué —se escuchó la voz de un sujeto, Bill vio a un hombre negro alto y con pequeñas rastas sobre su cabeza acercarse, tenia la pinta mas “criminal” que hubiera visto hasta ahora, llevaba anchas ropas, lentes y gorra a pesar de que era de noche, y un par de cadenas colgaban de sus anchos pantalones.

—Lees amigo, justo a tiempo —saludo little pig su voz sonó chistosa pues estaba reteniendo el aire, le paso la pipa a Lees que aspiro sin problemas una cantidad impresionante de humo, Bill lo vio aguantar la respiración mientras estrechaba la mano de Tom y la de Don antes de sentarse en uno de los colchones y soltar una nube de humo, el chico de color tosió violentamente un par de veces y se aclaro la garganta.
—Esa mierda esta buena —declaro recostándose con tranquilidad— ¿Quién es el tío boy? —pregunto señalando con un gesto a Bill.

—exactamente aun no entiendo a que se refería Don con que el era tu perro, creí que eran amigos —dijo little pig vaciando la pipa y guardándosela en un bolsillo, al instante Bill lo vio sacar un paquete de blonds*, y los cargo con marihuana, envolvió el blond y lo selló ágilmente, luego comenzó a hacer otro.

— ¿Crees que el tiene la pinta de ser mi amigo? —Dijo Tom recostándose y poniendo sus pies sobre las piernas de Bill, este no dijo nada, estaba colgado como había dicho little pig— solo esta pagando una deuda conmigo…

—Ah genial… tienes una mucama, pídele que ordene mi habitación, mi madre esta jodiendo con eso otra vez.

—Done esta tu señora, es raro verte sin ella —le dijo Don con suavidad, Lees se encogió de hombros.

—dijo que no tenia ganas de venir, creo que esta embarazada o algo así…

— ¿enserio? —pregunto little pig asombrado acabando el cuarto blond y dejándolo con los otros tres.
—yo que se, dame uno, lo necesito —el chico le paso un blond y Lees comenzó a fumarlo, sus ojos se achinaron rápidamente, este saco su celular y un pequeño parlante cuadrado del bolsillo, los enchufó dejando que sonase el rap— ¿acaso tu no apareciste ayer en televisión? —menciono de repente Lees, Bill sintió como Tom se tensaba, pero este no dio ninguna otra seña de incomodidad solo se mantuvo callado.

—No lo creo —dijo Bill suavemente, ¿Qué tal si lo secuestraban para pedir una fortuna?

—No tienes por que ponerte a la defensiva, el rollo que tengas con Tom no es mi problema, es solo que no creí jamás ver a un niño rico por estos lugares, y nada menos que a los pies de Tom —Bill suspiro y miró a Tom que solo estaba recostado moviendo su cabeza al ritmo del rap.

—Soy Bill Kaulitz —dijo entonces para todos los presentes— salgo en un par de programas de televisión —Lees asintió.

—Soy Lees Nuters, tu debes ser el rubio al que Don quería matar el otro día —el chico soltó una risita— nunca tientes el carácter de Don… es algo violento.

—Hombre gracias —sonrió don pagado de si mismo.

Se pusieron a fumar y hablar de cualquier cosa, pronto Don comenzó a servir el trago mezclado con soda, mas el efecto de la marihuana los chicos estaban pronto sonrientes y hablando tonterías, pero relajados al fin y al cabo.



— ¿Qué tal si limpias este desastre? —preguntó Tom horas mas tarde cuando solo quedaban ellos dos, Bill observo el lugar, seguía igual que antes, solo que con algunas latas vacías y vasos dispersos, además de mucha ceniza de cigarrillos y otras cosas.

—vale, pero tendrás que dejarme llamar a un par de personas, empezando por mi madre, debe estar histérica…

— ¿No entendiste cierto? Dije limpia todo el lugar —Bill dejo de prestarle atención a su teléfono y se giro para ver a Tom, y luego inspecciono todo el lugar con detalle, era una enorme fabrica el techo debía estar a unos 15 metros del suelo, a los costados bordeando las cuatro paredes había un extenso balcón industrial que utilizaban para mantener en perfecto estado las maquinas, que en ese momento no tenia ninguna función pues las enormes maquinas ya no estaban en el lugar, solo algunas pequeñas que se alcanzaban perfectamente con una escalera, y por ultimo al lado de la enorme puerta, había una oficina cuadrada, ¿Tom le estaba pidiendo que limpie TODO eso? Tenia que ser una maldita hija de perra broma.

— ¿Por qué? —Bill gruñó.

—Eres más terco que un maldito perro, te dije que no puedes dirigirte a mí de esa manera, yo no soy tu amiguito, yo soy tu puto amo, ¿pensabas que pagar una deuda de vida es chupar una polla y pasarla bien en la fiesta? Bienvenido a la realidad, la cruel realidad significa que yo digo algo y tú lo haces o te mato ¿Entendido? —Tom le miro con una mirada… Bill sintió que se congelaba por esa mirada cargada de odio, ¿en que había estado pensando cuando creyó que Tom ahora estaba pensando en la posibilidad de que le gustasen los hombres? O siendo sincero consigo mismo, sopesando la posibilidad de que el pudiera gustarle a Tom, era ridículo.

—De acuerdo amo —dijo con los dientes rechinando de la rabia— apagaré mi celular para que no me llamen mis padres…

—Oh ya cállate, el papel de la victima no te queda en absoluto, ahora puedes irte después de limpiar la mierda que dejaron mis amigos, mañana iré a traer tu culo del colegio y continuaras limpiando, limpiaras día tras día si es necesario hasta que este lugar brille de limpio, ahora ponte a trabajar.

—Si a…

— ¡En silencio! —Tom se puso los audífonos en los oídos y le subió todo el volumen, Bill podía escuchar el rap desde donde estaba parado a unos metros de Tom, cogió la bolsa que Don había traído con las botellas de trago y refresco y junto ahí toda la basura, joder se sentía tan humillado, sintió que sus ojos le picaban pero no iba a llorar, no le daría ese gusto a Tom, nunca había limpiado nada, en su casa siempre estaba todo limpio, Bill se quitaba la ropa y la arrojaba por cualquier sitio, al día siguiente la prenda aparecía reluciente en su armario como por arte de magia, ¿Cómo podía el saber algo de limpiar? ¡Nada!

La bolsa contuvo todas las latas y las botellas que los amigos de Tom habían conseguido, Bill la amarró y salio del lugar sin mirar al chico recostado en el sillón, dejo la bolsa de basura a un costado de la puerta y se metió entre los árboles, la naturaleza había invadido esa vieja fabrica, los árboles llegaban casi hasta la entrada principal, pronto salio al camino de tierra por el que habían llegado, camino hacia la derecha donde sabia que estaría la carretera de ahí cogería un taxi y maldeciría a Tom con todas sus fuerzas, ese lugar era tenebroso, no entendía como las personas como Tom caminaba en un lugar tan oscuro y raro como ese… bueno ellos debían estar acostumbrados.

—Hola —Bill gritó, sorprendido repentinamente su  grito sonó casi como un ladrido, se giro de golpe para toparse de cara con un chico… wow, no parecía alguien que pudiera caminar usualmente por un lugar como ese, Bill se fijo en las marcas de sus ropa, eran de marca al igual que su propia ropa.

—Joder, me asustaste —dijo Bill rascándose la nuca algo molesto, no había escuchado pasos ni nada ¿Cómo no haberse asustado? —la próxima ten mas cuidado, ¿Quién eres? —el chico rubio no se inmuto por su actitud desagradable, le sonrió y alargo su mano.

—Me llamo Andreas, ¿Y tú eres…? —Bill estrechó su mano y se dispuso a mentirle.

—Soy Darío Ryan —Bill se detuvo a observar al chico un segundo, era apuesto, no tanto como Tom pero estaba mucho mejor que sus amigos.

—Un placer conocerte, Bill —Bill soltó la suave mano como si quemara y se asusto— voy al mismo colegio que tu, es natural que no me conozcas, es mas normal que todos te conozcan a ti.

—Escucha… esto, ¿Te preguntaras que hago aquí? —el chico rubio se encogió de hombros.

—Te preguntaras lo mismo de mi, mira Bill no diré nada a nadie del colegio, por que si lo hiciera también descubrirían que vengo aquí a comprar drogas, esto nos conviene a ambos— Bill abrió grandes los ojos, sorprendido de la revelación.

— ¿Vienes aqui a comprar droga?

—Pastillas, hierba y algo de pollo, ¿No quieres inhalar algo? Don me vendió lo mejor de lo mejor —Bill arrugo su nariz.

—No le hago a eso, además Don es un hijo de perra —Andreas se tensó a su lado— ¿Qué?

 — ¿Estas loco? ¿Quieres que te asesine? No digas cosas así hermano —Bill torció la boca.

—Yo ya se lo dije en la cara.

— ¡Joder! ¿Y como mierda sigues vivo? Don asesina a sangre fría a los que no lo respetan— Bill se encogió de hombros.

—No es la gran cosa, Tom lo puso en su lugar —Andreas a su lado se atoro y Bill se asusto de que el chico se estuviera ahogando— ¿hey que mierda te pasa eres asmático o algo así? —Bill palpo en sus bolsillos para ver si había algún inhalado pero no había nada, de paso pudo sentir que el cuerpo del chico era una obra de arte, muy bien formado, el pelo corto le quedaba genial, militar pero a la vez incontrolable.

— ¿Conoces a Tom? ¿De verdad? —pregunto el chico cuando se hubo recuperado, sus ojos también eran hermosos.

—Lastimosamente —masculló Bill.

—Joder yo no me meto con los pesados, Don le tiene miedo a Tom, ¿sabias que Tom le gano en una pelea a Konan?

— ¿A quien?

—Konan, un narcotraficante que traía kilos y kilos de marihuana cocaína y otras delicias de México —por mas lindo que fuera el chico no pronunciaba nada bien el español— ese sujeto manejaba una mafia entera de personas, además de armamento sofisticado, no me refiero a las pistolitas que manejan Don y los otros, esos son juguetes al lado de las ametralladoras que manejaban los hombres de Konan, y el se metió en este territorio, todos los chicos estaban cagados de miedo, Konan era un pez grande entre peces pequeños, el les daba la hierba para que ellos la vendieran, era como su papi. Tom no le tuvo miedo y le saco la mierda a puño limpio, después de eso Konan se olvido de este barrio y Tom se convirtió en una superestrella o algo así, hasta la gente le agradece por haberlos librado de ese narco, fue épico.

Bill jamás había imaginado que Tom tuviera ese estatus en su grupo de perdedores, Tom vivía en una maldita fabrica abandonada mientras el dormía en una cama de diez mil dólares y jugaba en sus costosos aparatos eléctricos, se podría decir que el era mas que todos esos cabrones pero justo en ese momento Bill se sentía en la base de la pirámide del estatus, se sentía como la mierda del ultimo peldaño mientras Tom se sentaba en su trono y lo miraba desde arriba, justo lo que Bill había hecho con Tom y con muchas otras personas, si se sentía así no le gustaba estar del otro lado de la moneda, lo odiaba.

— ¿Nos movemos juntos hasta la ciudad? Te invitare un fume —ofreció Andreas quien comenzó a sacar hierba para ponerla en una pipa muy delgada, que parecía un lapicero, muy ingenioso así nadie sospechaba que era una pipa, Bill ya había fumado mas marihuana que en toda su vida entera esa noche, pero aun así acepto la pipa, le dolía demasiado la actitud de Tom después de que el había creído que este podría ser amable con el, era totalmente decepcionante.

Esa noche Bill recibió un castigo de parte de su madre por haber llegado a las once de la noche del colegio.

*Blond: Es una hoja que se utiliza para envolver tabaco y fumar un puro, solo que aquí lo rellenan con marihuana en lugar de tabaco.

 

Cross Roads - 05.1

Capítulo 5: Pagando la deuda I.

—Joder… aún estoy temblando, eso fue lo más estúpido que hicimos en nuestra vida entera, incluso más estúpido que tener sexo más de dos veces con la misma persona —Aleia se acarició los brazos tratando de calentarse del frío.

— ¡Ouch! —Bill salió de su ensimismamiento cuando la enfermera que limpiaba la herida de su cuello presionó de más.

—Lo siento muchachito, pero la herida está llena de tierra. ¿Dónde demonios te ensuciaste así? —le recriminó la mujer observando su ropa polvorienta y rasgada en algunos lugares, las mejillas de Bill tenían barro por donde sus lágrimas habían caído hace algún tiempo atrás, dejando un rastro negro sobre la blanquecina piel. Eso recordaba a Bill aquella época en la que solía maquillarse, siempre que lloraba el maquillaje se le corría y dejaba marcas sobre sus mejillas.

   De hecho, estaba sintiéndose como si hubiera retrocedido el tiempo hacia dos años, cuando había conocido a Tom, un encuentro de dos personalidades muy distintas pero iguales a la vez. Bill creía poder dominar a las personas con las que se relacionaba, y así era, nunca nadie había ido contra su voluntad, siempre hacían lo que él quería; quizás por su dinero y su apellido o porque salía en televisión y en revistas, no lo sabía, pero él tenía el control absoluto de todas las situaciones… Lamentablemente, aparecía Tom y lo ponía todo de cabeza.

   Bill jamás se hubiera rebajado a perseguir a nadie que besase a una chica delante de él… Simplemente le hubiera valido mierda, hubiera borrado su contacto del celular y se hubiera conseguido otro, pero no era cualquiera, era Tom Trümper, ese chico de las rastas rubias y ropa ancha, del cual se había enamorado. Y aunque ahora su cabello estaba más largo y sus rastas eran negras era como si esos dos años nunca hubieran pasado, como si Bill aún fuera ese chico de dieciséis años que se había enamorado de un joven criminal. Su corazón latía rebelándose a su conciencia, pues cada vez que la imagen de Tom aparecía en su cabeza era suficiente para que su ansiedad aumentara, al igual que su ritmo cardíaco, y otras reacciones físicas que Bill prefería ignorar.

   La enfermera puso un vendaje blanco bastante notorio sobre su herida y dio por finalizado su trabajo, las heridas de sus rodillas y brazos ya estaban desinfectadas. Bill agradecía que el maldito infeliz de Don no le hubiera hecho otra herida en el cuello con su cuchillo, ¿cómo se supone que iba a salir en televisión con una herida horrible en el cuello? Joder…

—listo, eso es todo, deberían tomar un taxi si han bebido…

—no se preocupe estaremos bien —le dijo Bill altaneramente saliendo del lugar. El Audi estaba estacionado afuera, en el parking del hospital, se apresuraron a entrar y el joven  subió la calefacción del auto para entrar en calor. Aleia arrancó hábilmente sin hacer mucho ruido y se alejaron en dirección a la carretera, Bill abrió la cajuela del auto donde tenía tres cajas de chicles de menta para eliminar el tufo, sacó dos y le pasó uno a su amiga; Bill tenía miedo, había visto al padre de su mejor amiga perder los estribos una vez y aunque era un hombre ingenuo y muy calmado realmente daba miedo cuando se enojaba, Bill solo podía rogar no estar metido en demasiados problemas.

—Ale —dijo Bill entonces mirándola seriamente— ¿Por qué aún nadie nos llamó? Ya sobrepasamos mucho el toque de queda —dijo rebuscando entre los bolsillos, estaba seguro de que el padre de Aleia era capaz de llamarles apenas pasara un minuto del toque de queda. Alarmado, Bill descubrió que su celular no estaba con él en ese momento.

—rayos mi celular está muerto —dijo Aleia presionando la tecla para encender el aparato, la pantalla brillo unos segundos y luego volvió a oscurecerse— es inútil, no hay batería.

—Mierda… ¿Dónde deje mi celular? —masculló Bill molesto buscando en el auto como un loco, entonces lo recordó, su celular había estado con él hasta el momento en que Tom había aparecido. Bill recordaba que el aparato se le había caído del bolsillo justo cuando Tom le había golpeado en el estomago, y después con la furia bullendo en su pecho sencillamente se había olvidado de recogerlo, seguramente seguiría en esa habitación oscura en la casa de Darío— ¡mierda! —gritó Bill furioso estampando su puño contra la tapicería del auto.

— ¿Qué ocurre?

—Mi celular está en lo de Dario —Bill notó como la chica palidecía muy ligeramente, seguro que su padre los había estado buscando y como ellos no contestaron el teléfono, de seguro en ese momento estaría histérico.

—joder… ¿Qué hacemos? —preguntó ella confundida.

—nada. Vamos a tu casa, ya es tarde…

—pero…

—todo es mi culpa, no debí obligarte a perseguir a Tom, yo estaré castigado, tu no…

— ¿No tengo que pasar por eso? —Completó ella, Bill asintió— pásame mi ropa, no me voy a rendir tan fácilmente — ordenó completamente convencida.

   Bill jaló la mochila con la ropa de Aleia y fue sacando las prendas mientras ella hábilmente se las ponía sin dejar de conducir, pronto ella estaba vestida tal y como había salido de su casa hace muchas horas atrás. Aún quedaba un buen camino por recorrer hasta su casa, pero el silencio les invadía, los nervios les mantenían callados. Bill no pudo evitar que su mente divagara, perdiéndose en el paisaje urbano que observaba a través del vidrio del auto, todos esos sentimientos que por años había tenido dentro, ocultos, bien contenidos, ahora salían como el agua filtrándose por un orificio, demasiado tarde para tratar de detenerlos.

   Los ojos de Tom estaban anclados en los suyos, a pesar de mantener aún a su amigo sujeto por la muñeca, era como si sólo existieran ellos dos. Bill sintió la fría brisa nocturna mover su pelo de un lado a otro y el sudor de su espalda, y cuello, comenzó a enfriarse causándole una incómoda sensación; pero no podía prestar atención a todos esos detalles porque simplemente, en ese preciso momento, todo su universo se reducía a ese hombre que lo miraba de una manera tan posesiva pero a la vez con tanto… odio.

— ¿Qué… mierda… acabas… de decir? —preguntó Don atónito, liberando su mano del agarre de Tom, Don se veía tan impresionado que incluso Bill llegó a creer que se había olvidado de su presencia.

—Don…

—Tom, justo ahora estoy dudando de que seas tú mismo, ¿acaso algún extraterrestre dominó tu cuerpo? ¡Acabas de decir que le salvaste la vida! ¿Por qué lo hiciste?

— ¿Por qué no habría de hacerlo? —preguntó Tom con tranquilidad.

—pues porque… tu me dijiste que odiabas al bastardo que había arruinado tu vida. Perdóname Tom pero yo jamás le salvaría la vida a alguien que me jodió la vida…

—eso es sencillo, simplemente le salve la vida porque dejarlo morir era demasiado bueno para él —declaró Tom mirándolo con una sonrisa que realmente no significaba nada bueno, al menos Bill lo vio así.

—Francamente estás loco, ahora entiendo porque odias al hijo de puta —Don se volteó a mirarlo— es toda una “princesa” —Bill frunció el ceño y apretó los puños en posición desafiante. — ¿Lo ves? Es por esas tonterías es que casi te mato hace un rato, realmente los niños ricos no saben respetar a sus superiores… —, un cuchillo brilló, afilado entre los dedos de Don, en la mano que Tom no le había sujetado. Joder, Bill no podía creer que el tipo hubiera sacado su cuchillo sin que él siquiera lo hubiese notado.

— ¿Casi lo matas? —Preguntó Tom divertido— eso hubiera sido interesante, sólo que armaste un gran alboroto Don… metiste en graves problemas a Little pig.

—lo siento hermano, sabes que yo siempre trato de controlarme en público, pero este maldito gilipollas logró pasar la barrera… Mi paciencia tiene un límite —Don guardó ágilmente la navaja en su bolsillo y le enseñó el dedo del medio a Bill— hey, tu vida será un infierno… incluso me alegro de no haberte matado… marica.

— ¡Cállate! —gruñó Bill hirviendo de rabia, Don no le hizo el menor caso.

—tendrás que enseñarle modales a tu perro nuevo Tom, disfrútalo… ah y tráelo de vez en cuando a la villa, quiero divertirme viéndolo lamer el piso por donde caminas con esa lengua aristocrática que tiene en el hocico —. Don se dio media vuelta en dirección a su moto, arrancó y el viejo aparato giró con rapidez en dirección a la villa, alejándose.

   La viscosidad en sus pantalones estaba empezando a molestarle de verdad, Bill sentía como toda la tela se embarraba con su leche a cada movimiento que hacía, pero no iba a poder evitarlo, al menos no hasta que Tom lo dejara en paz…

—Te ves horrible —escuchó frente a él. Cuando alzó la vista, Tom estaba mucho más cerca, Bill frunció el ceño.

—Al menos me veo mejor que tú  —declaró Bill cruzándose de brazos, el frio estaba comenzando a ser un problema, pero al parecer a Tom no le afectaba dicha temperatura.

—realmente nunca vas a aprender a controlar tu carácter de mierda, quizás me habría acercado a ti en el colegio si no hubieras sido tan pomposo, engreído y estirado como lo eras, simplemente tenía ganas de partirte la cara y bajarte de tu nube de presunción…claro, además si te gustaran las vaginas en lugar de las pollas.

— ¡Cállate! ¡Tú no sabes nada de mí!

—Ni me interesa saberlo —Tom se pegó totalmente a Bill  y más rápido que un rayo su mano derecha voló hacia su cabeza, los largos dedos se enredaron dolorosamente en el trozo de cabello rubio y más largo que  tenía al centro de ella, se lo jaló hacia atrás provocando que Bill soltara un grito de dolor y sorpresa. El níveo cuello quedó al descubierto cuando Tom tiró hacia atrás, el agarre en su pelo era firme y doloroso, Bill realmente quiso morirse o que la tierra se tragara al pelinegro porque, justo en ese momento, estaba sintiendo como su polla saltaba ante la atención… debido a  que Tom estaba respirando sobre su cuello, dejándole sentir su tibio aliento en distintos lapsos— ¿Acaso te das cuenta de lo que eres? Tú, justo aquí y ahora, no eres nadie.

   Bill tuvo que morderse la lengua con fuerza para no gemir como una puta cuando Tom pasó ásperamente su lengua por la adolorida mordida que le había dejado hacía unos instantes. El dolor no fue suficiente incentivo para hacerle olvidar que quien estaba lamiendo su cuello era Tom Trümper, era como si el dolor no existiera, sólo el placer y la expectativa. Tom subió lamiéndolo por su barbilla, los ojos de Bill se entrecerraron ligeramente cuando el agarre en su pelo se volvió más cuidadoso y Tom se acercó a sus labios, su aliento caliente  golpeándole la piel. Tom nunca había estado tan cerca de besarlo, Bill nunca había probado el sabor de sus labios; en realidad quizás nunca le había interesado, al menos no al principio cuando creyó que podría olvidarse del de rastas, cuando pensó que la idea de Ale era la solución a su problema, porque Bill quería dejar de pensar en Tom, quería dejar de depender de su recuerdo para poder disfrutar de sus encuentros en paz, Bill aún recordaba ese sentimiento desesperante de querer quitarse a ese maldito idiota de la cabeza y no poder lograrlo… hasta ese momento, Bill nunca se había emocionado tanto con un chico como con Tom, pero creía que le pasaría igual que con los otros, que con un par de revolcones se le quitaría el capricho…

   Pero desgraciadamente en esa ocasión había ocurrido todo lo contrario, Bill no se sintió satisfecho, en realidad lo único que había sentido es que necesitaba más de lo que había obtenido sin permiso.

   Su necesidad por Tom le hizo tener esos horribles cambios de actitud, acababa totalmente enfurecido cuando una cita sexual era frustrante debido a que el maldito chico con el que estaba cogiendo no era Tom. Así se había ganado esa reputación con los chicos, todos sabían que si llegaban a coger con él sería un logro de una sola vez en la vida…

—justo ahora… —el aliento de Tom lo trajo de nuevo a la realidad, Tom estaba tan cerca que era imposible verse firmemente, sólo podían sentirse— pensaste que iba a besarte ¿cierto? —Tom se alejó de golpe y cuando soltó a Bill este perdió brevemente el equilibrio, sus piernas estaban algo débiles por algún motivo…

—Eso… eso no fue gracioso —murmuró suavemente Bill, había sido una cruel broma, hizo todo lo posible para que Tom no se diera cuenta de lo dolorosa que había sido su broma para él… resistió al ardor tras sus ojos, ¡no iba a llorar!, y mucho menos frente a Tom, agradeció que éste no le escuchara murmurando, o si es que le escuchó no llegó a entender ni una sola palabra.

—Si supieras en el hoyo lleno de mierda en el que acabas de meterte no estarías tan tranquilo teñidito, ahora me debes tu patética y miserable vida, que para mí no vale nada pero supongo que tú le tendrás mas aprecio.

— ¿De qué demonios hablas? Tú nunca me salvaste la vida… ¡Tú quisiste cortarme el cuello! —dijo Bill exasperado, no supo si fue coincidencia pero en ese instante la herida de su cuello comenzó a dolerle irregularmente.

— ¿Qué no te das cuenta? Esto no es Hollywood, aquí no te mueres con efectos especiales y sangre de mentira, aquí te arrancaran los ojos de la cara y te llenaran el estómago de plomo antes de que te des cuenta, ¿Crees que Don se hubiera contenido si no lo hubiera detenido? ¿Qué crees que lo hubiera frenado de abrirte el estomago y llegar a tus entrañas?

   Bill abrió los ojos sorprendido, en realidad no había pensado mucho en ello pero… ese día casi le abren la garganta ¡Y dos veces! Quizás la conmoción le había hecho olvidar del asunto, pero cuando creyó que Don iba a matarlo en esa plaza le entró un terror doloroso en el cuerpo. Bill, ahora que pensaba seriamente en eso, ese sujeto llamado Don, que no lo conocía de nada, hubiera sido capaz de matarlo, incluso antes de que Bill reaccionara, joder…

¿Entonces si le debía su vida a Tom?

—si me odias… ¿entonces por qué lo detuviste? —preguntó Bill abrazándose a si mismo ligeramente.

—oh, no te preocupes por eso, pronto estarás deseando que no hubiera detenido a Don, tienes una deuda de vida conmigo… si realmente valoras tu vida tienes que cumplirla.

— ¿y qué mierda es eso de la deuda de vida?

—Significa que harás todo lo que yo diga como un perro…

— ¿Qué? ¿Acaso estás loco? —Bill lo miró totalmente descolocado… Él jamás, JAMÁS, en su vida hacía lo que los otros querían, no era esclavo de nadie.

—Realmente… una deuda de vida hecha en las calles es así, a menos que no valores tu apestosa vida deberás cumplirla…

— ¿y si no lo hago qué?

—Don ya sabe lo de la deuda de vida, es cuestión de tiempo para que los demás se enteren. Si no la cumples tu única opción es salir del país, si se enteran que tu padre tiene toda la pasta que tiene te utilizarán para sacarle hasta el último centavo y asumo que acabarás viviendo en un sitio peor que este…


—Creo… que has estado viendo mucha televisión… —declaró Bill abrazándose fuertemente, quizás para protegerse del frío o de la mirada de Tom.

—Yo creo que tú no entiendes cómo funcionan las cosas por aquí. No es igual que en la televisión, aquí hay leyes que se cumplen, leyes de la calle, y lamentablemente tu apestoso trasero ahora me pertenece, no puedes escapar de tu destino. ¿Qué harás para impedir que vayan tras tu cabeza? Don nunca olvida un rostro y está muy enojado por lo que sea que le hayas hecho, si no cumples conmigo entonces no hay nada que le impida abrirte el estomago con alguno de sus cuchillos —Bill tragó en seco, todo eso era verdad, bueno… Estaba más que claro que ninguno de los amigos de Tom podría burlar a la seguridad de su “casa”; su padre había hecho poner el sistema anti robo más caro y ridículo de toda la ciudad, había trampas por todos lados que comenzaban a funcionar a partir de las once de la noche, ni siquiera ellos mismos podían salir al jardín después de esa hora por temor a ser víctimas de su propia seguridad… Había una manera de llegar a la casa sin activar las trampas, de todas formas ese no era el problema, el maldito problema era que Bill no se iba a quedar en su casa encerrado para evitar que vinieran a matarlo, ni en un millón de años…

—No puedes confiarte con Don, te atrapará en el momento menos esperado —dijo Tom como si leyera su mente. Definitivamente era cierto, Bill iba a muchos lugares, a muchas discotecas, ya sean comunes o de ambiente, también iba a muchos eventos, fiestas, cumpleaños de gente famosa, de hecho casi nunca estaba en su casa, ¿cómo demonios iba a evitar que le destrozaran la cabeza? Quizás si contrataba un guardaespaldas… Desechó rápidamente la idea, Bill difícilmente podía estar tranquilo con gente extraña a su alrededor; además, ¿Qué haría en sus escapadas nocturnas? ¿Decirle al guardia que se despertara a la una de la mañana para salir a escondidas de la casa? Definitivamente no.

— ¿tengo opción? —preguntó irónicamente. Quería destrozar cosas, gritar, golpear a Tom, no soportaba no salirse con la suya, era un sentimiento abrasador como tragarse un montón de carbón prendido al rojo vivo… Tom sonrió de lado, disfrutando de la sumisión de Bill y este se daba cuenta de ello, Tom era un maldito que amaba estar por sobre los demás, seguramente estaría regodeándose por haberlo dominado y echarle en cara todo su dinero, que en esa ocasión no le servía de nada, ¿estaría disfrutando de ver al pobre dominando al rico? ¿De ver al poderoso caer ante el débil? A estas alturas ya no distinguía uno del otro.

—definitivamente no la tienes… ¿Qué vas a hacer? ¿Huirás?— Bill negó con la cabeza, y con todo el dolor del mundo pronunció su sentencia:

—tengo una deuda contigo… permíteme cumplirla —la voz le temblaba, Bill no le hablaba de usted ni a sus padres y hacerlo con Tom fue como tragarse un vaso lleno de ácido, pero si no hacia las cosas bien realmente le iría peor, tenía que ser serio, esto no era un capricho, era su vida la que estaba en peligro, y siendo sinceros Bill prefería vivir a los pies de Tom que morir a mano de otro…

—Buena elección Bill… —dijo Tom sujetándolo repentinamente por la barbilla— se un buen perro y quizás algún día me canse de tu asquerosa cara, entonces te dejaré ir —cuando Tom lo soltó Bill sintió como si una tonelada de cemento estuviera sobre él, su cuerpo trastabilló levemente hacia delante. Tom  se alejaba con las manos en los bolsillos en dirección al bosque, Bill lo vio sacar su celular y marcar un número de memoria, mientras más se alejaba mas difícil era escucharlo, pero aún así Bill alcanzó a oír algunas palabras.

—Si linda, ya voy por ti, espérame justo donde estas Jess…

   Justo cuando Tom desapareció entre los árboles se dejaron ver las luces de una patrulla, Bill rápidamente se escondió detrás de un enorme tractor que estaba desechado en medio del pasto espeso, la patrulla pasó sin notarlo. El rubio pudo ver que sólo un policía iba en ella y no se parecía a los sujetos que habían estado persiguiendo a Tom… ahora que Bill se ponía a pensar en ello ¿Por qué diablos Tom lo arrastró con él? Jamás lo comprendería…

   Asustado se escondió cuando escuchó el motor de otro auto, pero no era patrulla, de hecho reconoció inmediatamente el ronroneo de su Audi… Salió de su escondite para ver a Aleia acercándose, le hizo una seña con la mano y ella se estacionó rápidamente a su lado, en su rostro se notaba la preocupación, el enojo y el miedo al mismo tiempo.

   Después de eso Bill le había explicado con todo lo que había pasado, él jamás le ocultaba cosas a su amiga y ella una vez mas no dijo nada, simplemente le ofreció su apoyo incondicional.

   Sea lo que sea que fuera a pasar a partir de ahora, después de haberse perdido a sí mismo a manos de otra persona, Bill sólo podía arrepentirse de haber ido tras Tom.



— ¿Y bien? ¿Qué demonios pasó chicos? ¡Son las tres de la madrugada! —Bill se sentía peor que cuando su propio padre le regañaba, bueno… es porque no le tenía tanto respeto a su padre como al de Aleia, su padre era más bien buena onda, el respeto estaba ahí pero no era una relación tan formal, por así decirlo.

—Lo siento… Señor Hans —pronunció Bill torpemente, pero no sabía que más decir. Fue un momento incómodo en el que se quedó sin palabra y el padre de Aleia comenzó a mover sus labios para decir algo pero entonces un sollozo les interrumpió, Bill se volteó alarmado y sorprendido hacia Aleia y mirándola con reproche aprovechando que el señor Hans no lo veía.

—papi… pasó algo horrible, querían… querían  —ella se deshizo en un histérico llanto pero a la vez sin dejar de parecer un pequeño conejito herido, inmediatamente su padre se acercó a ella para acariciar su pelo.

— ¿Qué pasó mi vida? —preguntó él con la voz aguada. ¡Joder! Bill quería vomitar, Valen Hans quería tanto a su hija que también se ponía a llorar si la veía mal, lo que él  no sabía es que Aleia lo estaba actuando todo… Bill bien que la conocía.

—unos chicos comenzaron a golpear a un amigo… fue tan espantoso papá, eran como diez chicos contra uno solo, Bill se metió a defenderlo —Valen se giro hacia Bill asombrado, notando por vez primera sus heridas y vendajes.

—oh Dios mío, ¿estás bien Bill? —preguntó preocupado.

—S… Sí señor, estoy bien —dijo Bill entrando en su papel, con un poco de suerte zafaban.

—algunos mas se metieron a la pelea para ayudar a Bill, pronto todo se volvió una confusión de golpes y gritos, todos se golpeaban, Bill me protegió y nos fuimos al auto, llame a la policía para indicarles la dirección para que vinieran a parar el disturbio, justo en ese momento se acabó mi batería…

—por eso tu teléfono estaba apagado… Dios, hija mía que susto me diste, menos mal que fue un malentendido…pero ¿Por qué Bill no contestaba su teléfono? —Bill pensó rápidamente.

—Después de la pelea fuimos a un hospital para que me atendieran —comenzó— después de curarme fue cuando busqué mi celular para llamar a mi padre, pero no pude encontrarlo, supongo que se me ha caído en medio de la disputa.

—De acuerdo, es entendible, pero ustedes deben comprender que algo así es muy serio, Bill pudo haber salido muy malherido, no volverán a ir a una de las fiestas de ese tal Dario, es peligroso ¿comprendido? —ambos asintieron como cachorros regañados, al parecer Valen se conmovió por ello y decidió perdonarlos totalmente— es muy tarde, suban a dormir, yo hablare con Erick, le explicaré lo ocurrido, muchas gracias por proteger a mi niña Bill, eres un buen chico —Bill le dio una sonrisa actuada y subió junto Aleia a la segunda planta, Bill se quedaba muy a menudo a dormir así que ocupaba la habitación justo al frente de la de Aleia, incluso tenía algo de ropa en ese lugar. Al principio, Bill se pregunto por qué Valen no desconfiaba de él, ¿no pensaba que él era capaz de pasarse al cuarto de Aleia y hacer cosas? Luego descubrió que la casa estaba plagada de cámaras y que no era bueno confiarse, pues estaban bien escondidas; seguro que Valen los vigilaba de ese modo, pero como Bill jamás haría nada malo con Aleia no tenía motivos para temer.

—uf!! Menos mal, y hasta te ahorraste tener que explicarle a tu padre —dijo ella sonriendo, Bill también lo hizo, de la que se habían librado… pero él todavía permanecía metido en una muy grande…

—Buenas noches linda —le dijo el besando su sien derecha, ella le devolvió el beso cerca del mentón y se metió a su habitación. Bill la imito, se quitó la ropa sucia y se entró a bañar, el agua mojó el vendaje que recientente le habían colocado, después de ceder ante el agua el trapo cayó de su cuello, Bill maldijo, había olvidado esa cosa, seguro que ahora no podría pegarla de nuevo, pero bueno la herida no le molestaba ni le picaba.

   Salió de la ducha y se miró a un espejo, su cara estaba intacta, su estómago tenía un color rojizo anaranjado que se pondría más oscuro con el tiempo, en su brazo habían marcas de dedos que fuertemente lo habían presionado, sus rodillas estaban rasmilladas, al igual que sus codos, tenía un montón de heriditas en la parte posterior de sus brazos donde las piedras le habían raspado cuando Tom… También estaban las heridas de su cuello, el corte que era una herida que parecía una pequeña boquita justo en el lado izquierdo de su cuello, rojita, no era muy larga, solamente algo profunda y al lado derecho estaba esa mancha roja, incluso podía ver algunas líneas que los dientes de Tom le habían dejado, un pequeño rasponcito de donde Tom obtuvo unas gotas de su sangre.

   Por alguna razón eso le ponía cachondo, pero estaba demasiado cansado incluso para masturbarse y mucho menos después de que Tom le hubiera hecho correrse en sus pantalones; maldición, ¡que humillación! Pero si Tom le había hecho eso… ¿era porque ya no tenía asco? Realmente no sabía que pensar de eso, se quedó dormido deprisa entre las limpias sábanas, no quería pensar en nada en ese momento.



— ¡Hey Bill! Hay un chico preguntando por ti en la entrada —le dijo Lance alcanzándolo, Bill lo miro confundido.

— ¿un chico? ¿Quién mierda es? —Lance se encogió de hombros suavemente.

—parece un maldito pandillero ¿Ahora coges con la escoria Bill? —le preguntó Lance molesto, Bill le mandó una peligrosa mirada que puso en su lugar al chico. Bill se lo había cogido un par de meses atrás y, como a todos, le había advertido que él no se involucraba sentimentalmente, el chico aseguró entender y estar de acuerdo pero el el blondo sabia que en realidad Lance quería algo con él… Usualmente se ponía lame botas a su alrededor, y trataba de llamar su atención.

—Escucha, tú y yo follamos hace algún tiempo y ahí quedó ¿comprendido? No somos novios, no somos amigos sexuales, es más ni siquiera somos amigos, conocidos y no más y si sigues jodiendo alrededor mío perderás también eso, ¿se comprende?

—No entiendo nada de la mierda que me dices —declaró fieramente el chico alejándose enojado, Bill alcanzó a notar como sus ojos se aguaban ligeramente, era una pena, Lance era un chico agradable; de hecho, de todos sus ligues (los que lograba recordar, claro) Lance era el que más le había gustado, tanto en la cama como con su personalidad especial, de verdad a le habría gustado ser amigo de Lance pero toda esperanza murió cuando el chico se había atrevido a pedirle una cita… después de eso Bill dejo de ayudarle con sus tareas y ya no hablaba con él, sólo lo saludaba cortésmente.

Era su regla de oro, nunca involucrarse.

—mira sus brazos, está tan… es un sueño…

—Mejor mira su moto, que se está cayendo a pedazos —dijo otra chica haciendo una mueca de desagrado.

— ¿será un ex convicto? —preguntó la primera totalmente emocionada con la idea, Bill la vio desabrocharse tres botones de la blusa del uniforme y arreglarse el pelo de manera coqueta— Amanda… que importa su ropa o su moto, mientras tenga ese cuerpazo.

¿De quién mierda estaban hablando?

—no le has visto la cara, podría ser un maldito deforme o un nerd… quizás tiene problemas de acné

— ¡Ay, no seas aguafiestas! Si no se saca el casco es porque es un tipo muy misterioso.

— ¿Cómo sabes si no lo conoces?

—solo lo sé y ya…

   Bill se alejó de ellas rápidamente, su conversación le provocaba jaqueca ¿Quién mierda era el tío caliente que tenia a todas las chicas del instinto mojando sus bragas? Un bocinazo horrible le hizo cubrirse los oídos, era espantoso y agudo, giró molesto para mandar a la mierda al hijo de puta de la motito, entonces se congeló.

   Su camiseta negra sin mangas dejaba al descubierto dos fuertes brazos, eran perfectos a pesar de algunas cicatrices visibles; un torso magnifico, como tallado a mano por un artista, Bill agradeció que la camiseta no ocultara las curvas que delineaban los músculos del pecho y abdomen; un pantalón azul oscuro ligeramente ancho cubría las piernas no dejando apreciar con detalle su forma; el casco verde oscuro ocultaba la cara del tipo pero el rubio podía saber quién era sin verlo, nada más con sentirlo u oler su aroma; un par de sus rastas negras escapaban por debajo del casco; Tom le hizo una seña simple con los dedos indicando que se acercara, pensó en correr pero… no tenía sentido.

   Se había olvidado, al menos conscientemente, de que cualquier día aparecía Tom Trümper buscándolo para reclamar su deuda, pero sabía que su subconsciente había estado esperando por ese momento y ahí, tres semanas después de que Tom le hubiera salvado la vida, estaba ahí, sentenciándolo a su condena.