martes, 29 de enero de 2013

Cross Roads - 05.2

Capítulo 5: Pagando la deuda de vida Pt.2.

Bill caminó como si una gruesa cuerda invisible estuviera anudada a su cintura, y Tom estuviera jalando de ella, en menos de lo que espero estaba al lado de la vieja motocicleta de Don, Tom no se saco el casco pero a esa distancia Bill ya pudo ver sus ojos a través del cristal oscuro, un par de sus rastas se escapaban debajo del casco sobre sus hombros, tambaleándose ligeramente cuando una brisa llegaba a soplar. Bill jamás imagino que Tom lo iría buscar a su escuela, pero sabia que lo había hecho simplemente para demostrarle lo mucho que podía controlarlo, Bill ni siquiera sabia en que colegio estaba Tom. Es mas ni siquiera estaba seguro de que asistiera al colegio.

 —Sube —fue la seca orden.

 —No… tenias que venir hasta aquí —murmuro Bill nervioso, no sabia como comportarse con Tom después de lo de la deuda, ¿Qué haría ahora?

 —No me hagas repetirlo. Sube. Ahora. —Bill sintió como la rabia comenzaba a bullir en su pecho, no estaba acostumbrado a que nadie lo mandoneara ni siquiera si este alguien era Tom, su mueca cambio a una de fastidio y cruzo los brazos.

—No tenias por que venir aquí, bastaba con que me llamases y ya… ¿Qué tal si alguien me descubre?

—Ese no es mi jodido problema, y por si lo has olvidado las reglas aquí las pongo yo, así que ¿vas a subir o voy a tener que subirte a la fuerza? —pregunto Tom con arrogancia, torciendo sus sexys labios en un gesto perfectamente arrogante, Bill sintió que se derretía por dentro pero de ningún modo iba a demostrarlo. Sin embargo sabía que si no obedecía sería mucho peor. Se acerco al escultural cuerpo de Tom y subió detrás de el en la motocicleta, después le enviaría un mensaje a Aleia por no esperarla… se sujeto de la cintura de Tom solo agarrándolo lo necesario, no quería que lo vieran siendo demasiado cercano con un hombre el era supuestamente el perfecto heterosexual exitoso y además joven al que un 99.9% de la población femenina deseaba.

Pero estar tan cerca de Tom y no tocarlo… automáticamente su mente regreso hasta aquella noche donde Tom lo había condenado, donde casi había muerto dos veces y donde se había corrido escandalosamente en su ropa interior gracias a un heterosexual frustrado que había sido abusado por un homosexual loco.
Si claro, después de pensar en ello días enteros Bill llego a la conclusión de que Tom nunca hubiera hecho algo así si fuera en realidad un macho heterosexual como pretendía ser, ¿Qué tipo de sujeto se restregaría la polla con la otro tipo siendo homofobico? mientras se alejaban del colegio rápidamente Bill se tambaleo peligrosamente un  par de veces, Tom conducía como un maldito lunático, metiéndose entre los autos y haciendo maniobras peligrosas, era una buena oportunidad para confirmar sus sospechas, llevo sus manos hasta el firme abdomen y se sujeto pegándose totalmente a la espalda del otro chico, como si fuera un intimo abrazo, lo sintió tensarse feo durante unos segundos en los que creyó que Tom lo botaría de la moto, pero después de unos instantes nada paso y Tom siguió conduciendo como si nada, Bill suspiro aliviado y apoyo su frente en el hombro de Tom, ¿Por qué le permitía acercarse tanto si le causaba repulsión? Bill realmente no lo entendía.

Salieron a calles mas lejanas y solitarias, mientras mas lejos del centro de la ciudad había menos gente, pues habían menos restaurantes y centros comerciales y demás cosas, estaba oscureciendo y las luces del alumbrado publico comenzaron a prenderse a pesar de que aun no oscurecía por completo, Bill soltó un gritito asustado cuando Tom se salio abruptamente de la carretera y se metió por un estrecho camino de tierra, rodeado de árboles, la moto alzaba una tremenda polvadera a su paso, y las piedras sueltas del camino la desestabilizaban peligrosamente pero aun así Tom no aminoró la marcha.

De pronto Tom paro, Bill seguía aferrado a el y algo asustado por que nunca en su vida había ido a esa velocidad, ni mucho menos en una moto, el polvo seguía ensuciando el aire aun después de que hubiesen frenado.

— ¿Dónde estamos? —pregunto Bill soltando a Tom al darse cuenta que se había aferrado a el como una niña asustada.

—El círculo de la muerte —contesto Tom— quería estar en un lugar… solitario.

— ¿Y eso por que? —pregunto Bill algo indeciso, Tom se bajo de la moto indicándole que lo imitara.

—Tengo un par de cosas que aclararte —Tom empujo la motocicleta detrás de unos arbustos y la dejo apoyada contra un árbol, acto seguido lo cogió de la muñeca fuertemente y tiró de el, entraron entre los arboles, Bill iba tropezando con las  ramas y maldiciendo que comenzaba a oscurecer, era difícil ver entre la escasa luz que apenas se filtraba entre las ramas.

— ¿Este es? —pregunto asombrado cuando llegaron a un claro descubierto de arboles, la luz del atardecer aun se veía en el cielo, el pasto era mas verde en ese lugar donde el sol le llevaba todo el día, habían muchas grandes piedras acomodadas estratégicamente, a Bill no le costo imaginarse a muchos chicos igual a Tom sentados sobre las piedras alentando a dos que peleaban en el centro del claro, por que habían manchas secas de sangre sobre el pasto y pedazos de botellas rotas de cerveza dispersos por algunos sitios.

—Si, es este… —contesto Tom apoyándose contra una enorme roca que tenia al menos dos metros de altura— acércate aquí.

— ¿Vas a golpearme? —pregunto Bill sin miedo y casi desafiantemente acercándose tal y como Tom le había indicado.

— ¿Es que acaso quieres que lo haga? ¿Eres una especie de masoquista que se excita con el dolor? —Tom lo jalo sujetándolo del cuello de su camisa pegándolo pecho a pecho, Bill se sujeto inestablemente de los hombros de Tom, este sonrió de lado— marica.

—Oh ya cállate —bufo Bill casi rodando los ojos, Tom no le hizo caso.

— ¿Qué sucedió con el respeto hacia tus superiores Bill? —Le dijo Tom suavemente, al estar tan cerca Bill pudo escuchar y sentir cada palabra contra su piel estremeciéndolo— ¿acaso ya no recuerdas como me hablaste aquella noche que salve tu patética vida? —Tom lo soltó de golpe empujándolo hacia atrás, Bill se tambaleo y lo miro con los ojos desorbitados.

—Tu…

—No me gusta como suena ese “tu”, que tal si lo cambias por “mi señor” —Tom lamió con su lengua la bolita metálica que adornaba su labio, casi inconscientemente Bill hizo lo mismo con la de su lengua.

— ¿Estas loco? Yo no pienso decirte mi señor… es una estupidez.

—Estoy de acuerdo, mejor llámame “amo” —Tom arqueo una ceja— por que eso es lo que soy ahora que tu culo me pertenece, eres como el perro sarnoso que recogí de la calle por pena, yo soy tu jodido amo ahora ¿entiendes maldito hijo de perra? —Tom le cogió fuertemente del pelo lastimándolo ligeramente.

—Esta bien… entiendo —jadeo Bill rindiéndose— eres mi… amo —un pedazo de su alma se desmorono cuando pronuncio esas palabras. En ese momento dejo de ser un poquito Bill Kaulitz.

—No luzcas tan patético, no hay nada que puedas hacer, tu no conoces nada de mi, sin embargo yo se todo sobre ti, se donde vives y con quienes, se a que hora estas solo y como escapas los fines de semana de tu casa para ir a revolcarte con otros chicos como la perra que eres —Bill abrió los ojos sorprendido, esas semanas había estado escapándose, si, pero no había podido estar con chicos seriamente, siempre que intentaba algo la imagen de Tom lo jodía todo, así que a lo máximo que había llegado, habían sido a unos restregones superficiales que no eran suficientes para llegar al orgasmo.

— ¿Has estado siguiéndome? —pregunto totalmente indignado.

—Por supuesto, tenía que saberlo todo sobre ti para tener una ventaja.

—Eres… oh mierda… —Bill se llevo las manos a la cabeza y peino con sus dedos su pelo rubio hacia atrás, en un gesto de desesperación, esto iba a ser mas difícil de lo que creía.

—No hagas un drama de esto, me fastidias jodidamente, mierda tengo ganas de abrirte la garganta ahora mismo, debería matarte, desde ahora me trataras como un perro a su amo, lamerás el piso por donde camino y menearas la cola como un buen chico, ¿Comprendes? —Bill asintió de mala gana, Tom apreso su brazo y lo apretó hasta lastimar ligeramente a Bill, pero este comprendió que el agarre iría aumentando si no se apresuraba a hablar.

—Comprendo… —Tom lo miro advirtiéndole con la mirada, Bill bajo los ojos al piso y se resigno—…amo.
—Así esta mejor, baja de tu pedestal de oro Bill, aquí no vales nada —Tom lo miro con burla, Bill no pudo evitar enfurecerse y se irguió con toda su altura, era satisfactorio ver que Tom tenia que alzar ligeramente la mirada para verlo, ese día tenia unas botas que tenían un taco de tres centímetros, aunado a que el debía medir dos centímetros mas que Tom en ese momento le llevaba con cinco o seis centímetros, Tom también pareció darse cuenta de la desventaja de estatura pero eso no lo amilano, de hecho Bill comprobó que lo había enojado con semejante desfachatez— arrodíllate —le ordeno secamente, Bill sintió como todo su cuerpo se ponía rígido negándose a moverse— ¡Arrodíllate ahora! ¡O te arrancare los ojos con esto! —Tom le mostró la navaja de mariposa que manejaba de manera experta, Bill se arrodillo sobre el césped y espero.

— ¿Qué quieres que haga ahora… amo? —pregunto suavemente pero con cierto matiz desafiante en su voz.

—Quédate ahí, abajo es donde pertenecen las alimañas como tu —dijo Tom con tranquilidad, Bill sintió como su sangre hervía de furia, si no hacia algo pronto iba a estallar, tenia que hacer algo para joder a Tom o se iría a la mierda justo en ese momento.

— ¿Quieres que vuelva a chupártela? —pregunto Bill de golpe acercándose un poco a la ingle de Tom que quedaba justo a la altura de su cara.

— ¡No! —grito Tom alejándose hasta que su espalda choco contra la enorme roca— ¡De ninguna manera digas mierda como esa! ¿Entendiste? No soy una mariposa gay como tu.

— ¿Entonces te gustan las chicas? —pregunto Bill como un tonto acercándose disimuladamente hacia Tom quien no lo noto, este solo lo miraba como si le hubiera salido un tentáculo rosa de la cara.

—Es obvio, imbécil —contesto hastiado.

—Entonces no veo el problema —Bill se acerco a la cremallera de Tom pero antes de poder siquiera tocarlo tenia dos manos sujetando con tremenda fuerza sus muñecas, Tom era sorprendentemente fuerte, Bill soltó un gemido de dolor mientras sus ojos se cerraban, sorpresivamente Tom lo soltó en ese momento y se hecho para atrás sobre la piedra.

—Mierda, no hagas cosas como esas, ¿eres imbécil o que? No me gustan los jodidos hombres, maldito marica… —Bill frunció su nariz molesto, casi haciendo un puchero por no haberse salido con la suya, pero no iba a reclamar, prefería utilizar lo que mejor se le daba en el mundo: psicología.

—Tom… Amo —susurro coquetamente— no necesitas mirarme, solo cierra los ojos e imagínate que soy una chica… se siente igual, después de todo una boca es una boca sea de quien sea.

—Estas jodidamente loco —negó Tom con la cabeza, Bill volvió a posar sus manos sobre el vaquero de Tom y desabrocho el botón del mismo, se sorprendió de que Tom no lo detuviera, quizás… sus sospechas eran ciertas, no se atrevió a hablar ni a mirar hacia arriba, cualquier cosa podía joderlo todo, cualquier error podía arruinarlo todo— espera… mierda ¡detente! —dijo Tom firmemente cuando Bill ya había bajado su cremallera, no entendía que había hecho hasta ese momento, todo parecía ir bien… ¿entonces?

— ¿Hice algo mal amo? —pidió Bill lamiéndose los labios, Tom puso su mano sobre sus pantalones para que no se cayeran pero no volvió a asegurárselos como Bill creyó que haría.

—No utilices esa palabra dándole una connotación sexual.

—Pero tú me dijiste que te llamara así, amo —continuo Bill ronroneando con su voz aterciopelada.
—Si lo hice gilipollas, pero desde del punto de vista de un esclavo y de su amo, tu eres un simple subordinado, a eso me refería… no involucres tus fantasías de maricas en esto… —Bill negó suavemente con la cabeza.

—Amo… cierra los ojos y déjame darte placer —murmuro Bill pegándose a el, Tom no pudo reaccionar, el aliento de Bill golpeaba justo sobre su entrepierna, Tom volvió a querer empujarlo pero Bill permaneció firme en su lugar— esto no te hace gay, es solo una mamada, todos los hombres disfrutan de una mamada, sea quien sea que se las este dando, eso es normal —Bill metió sus manos dentro de los pantalones de Tom y se quedo sorprendido al encontrarlo tan duro… si Tom ya estaba duro a esas alturas es por que realmente tenia que haber “algo”, si no, no hubiera esa reacción, mas Bill no dijo nada, por que si decía algo al respecto ya podía ir dándose por muerto, ni miro a la cara de Tom, mantuvo su cabeza hacia abajo, utilizo sus dedos largos para bajar la ropa interior de Tom justo lo necesario para deslizar su polla fuera, no pudo evitar jadear asombrado, era mucho mas grande de lo que la recordaba la ultima vez, era perfecta, Bill la acaricio casi con reverencia, Tom aun no decía nada.

Bill saco la lengua y lamió fuertemente la punta de la verga de Tom, no solía dar muchas mamadas, era muy rarísima la ocasión en la que se tomaba esas molestias, pero como era un hombre al igual que Tom sabia muy bien que hacer para volverlo loco, y en efecto lo sintió retorcerse y ahogar un gemido, casi sonríe pero eso era algo difícil de hacer considerando lo que traía en la boca, se la metió un poco mas adentro sin dejar de acariciarla con su lengua, Tom soltó un gruñido muy bajo y gutural que casi ni se escucho, era como si le diera vergüenza hacer bulla, o quizás era por la persona que le hacia la mamada.

Había estado conteniéndose pero no podía mas, su propia verga pulsaba dentro de sus pantalones, realmente no pudo mas y dejo de luchar contra esa necesidad de tener toda esa carne hasta adentro, engullo a Tom de un solo golpe, sintiendo como la punta golpeaba suavemente su garganta, era fácil para Bill resistir las arcadas, así que volvió a repetirlo, y esta vez si escucho un ronco gemido provenir de arriba, unas manos se aferraron a su cabeza manteniéndolo fusionado con esa deliciosa polla, Bill sujeto con una mano la cadera de Tom y con la otra la base se su polla, comenzó a chupar realmente con ganas, su mano voló rápidamente a sus pantalones y los abrió con urgencia haciendo a un lado la ropa interior.

—Joder, voy a venirme —mascullo Tom sorprendiéndolo, Bill libero su polla y la de Tom para decir:
—Por favor, hazlo en mi boca amo.

Tom gruñó salvajemente mientras Bill volvía a chuparlo como si la vida se le fuera en ello, Tom empujaba contra el sin soltar su cabeza, podría decirse que empezó a follar su boca, Bill sintió como Tom empujaba hasta su garganta y comenzaba a correrse, y el casi sin haberse tocado también comenzó a hacerlo manchando el césped con su semen, trago todo sin dejar escapar nada, nunca tragaba simplemente le daba asco pero el semen de Tom fue diferente, era mas dulce que los otros y de alguna inexplicable manera menos desagradable.

Tom retiro su polla aun algo dura de su boca y rápidamente se abrocho los pantalones, Bill lo imito con rapidez y se puso de pie como si nada, sacudiendo el pasto y la tierra de sus ropas, se giro hacia Tom inocentemente.

— ¿Qué cosas querías conversar conmigo amo? —de repente se sentía cooperativo, Tom lo miro con furia unos segundos, se acercó a el y lo sujeto del mentón con fuerza, marcando la piel de su quijada con su mano.

—Bien, estas son las reglas, siempre te dirigirás a mi con respeto, cuando yo lo quiera dejaras lo que sea que estés haciendo y traerás tu culo hasta donde yo quiera, harás todo lo que yo diga que hagas, si digo que te vistas como la mujer maravilla lo harás ¿entendido? —Bill asintió suavemente aun con el agarre de Tom sobre su rostro— ah… y no volverás a revolcarte con nadie.

— ¿Qué? —Bill estaba atónito.

—Me escuchaste, si te sales de casa en la noche no te atrevas a revolcarte con ningún jodido chico, por que yo me enterare y te cortare las pelotas para hacer dos lindos pendientes con ellas, para que los uses el día de tu funeral —Bill abrió la boca sorprendido, no había notado que un poco de saliva y semen se habían colado por las esquinas de sus labios se limpio con el dorso de su mano.

— ¿Puedo preguntar por que… amo?  — murmuro Bill a la defensiva.

—Por que se me da la regalada gana de privarte del sexo, soy tu dueño ahora, ¿comprendes? Y mas te vale respetar eso si quieres seguir vivo.

—Escucha se que debo la vida y se que… bueno que odiaste lo que te hice hace dos años, pero ¿Realmente es motivo suficiente para que me hagas esto? —pregunto Bill algo triste mirando a su acompañante quien mantuvo su expresión seria y neutra para disgusto del rubio.

— ¿Te parece poco que un marica te la chupara sin tu permiso? Sinceramente tu eres el único que me ha hecho perder los estribos, nunca nadie mas lo había logrado, lo que significa que jodidamente estas en problemas conmigo, y aun no siento que hayas pagado ni un poco tu deuda, creo que lo mas conveniente seria que te mantuvieras obediente.

—Lo mas conveniente para ti, ¿entonces eso es todo? ¿Tengo que esperar a que se te de la gana de dejarme ir? —Tom sonrió con malicia.

—Exacto, y te aconsejo que tengas paciencia pues eso no sucederá en mucho tiempo…



Bill nunca había estado en un lugar como ese, era una especie de fabrica abandonada, era enorme, estaba llena de polvo y telarañas, en medio del enorme y abandonado lugar habían varios sofás viejos, mesas, colchones en el piso y al centro un enorme contenedor de metal del cual salían unas flamas del fuego que calentaban el lugar, Tom se derrumbó en uno de los sillones del cual salio algo de polvo debido al acto, Bill vio con fijeza los colchones y de pronto se sintió mal ¿Tom vivía ahí?

— ¿Qué estamos haciendo aquí? —pregunto Bill.

—Solo esperar… —Tom cruzo las piernas sobre una de las mesas que estaban al lado de un sillón, coloco sus manos como almohada bajo su cabeza y señalo hacia la izquierda con la cabeza— pásame una lata de la nevera.

Bill observo una pequeña nevera portátil, se acercó para abrirla y descubrió que lo único que habían dentro eran latas de cerveza así que cogió una se la lanzó a Tom quien la atrapo ágilmente, Bill se sorprendió de su rapidez.

— ¿Piensas que golpeándome con una lata de cerveza te dejare irte? —pregunto Tom arqueando una ceja mientras abría la lata y le daba un sorbo, Bill se acercó un par de pasos y se sentó en un sillón individual.
—Tienes buenos reflejos ¿Alguna vez jugaste beisball? —pregunto Bill ignorando la pregunta de Tom.

—siéntate aquí —indico Tom a los pies del sillón que el ocupaba, una alfombra verde algo raída cubría el piso, el chico de rastas arrojo un viejo almohadón y lo señalo, Bill suspiro resignado y rodó los ojos antes de ir a sentarse a los pies del sillón, Tom estaba recostado justo encima de el a lo largo del mismo— en primaria jugué en las ligas infantiles, me gustaba mucho el beisball, luego fui perdiéndole el interés —Bill se sorprendió al oírlo contestar, pensó que no lo haría.

—Tú… ¿Vives aquí? —preguntó Bill algo dubitativo, quizás Tom se enojaría por su pregunta.

—Si —escucho decir a Tom.

— ¿Qué paso con tu familia? —Tom se removió un poco, Bill se giró para verlo acomodarse de espaldas mirando al techo.

—Todos tienen una historia que contar, de por que están donde están, yo no la tengo… —dijo Tom entonces, Bill se rindió, no iba a intentar preguntar de nuevo, después de todo Tom y el no eran amigos, solo eran… dos extraños que estaban ligados por una estúpida deuda, Tom era un extraño del cual se había enamorado.

—Lo siento mucho —dijo de pronto Bill después de unos minutos en silencio donde solo se escucho al viento golpear las viejas ventanas y algunos grillos cantando.

— ¿De que hablas?

—No suelo disculparme, jodidamente odio hacerlo, pero… bueno no me había dado cuenta de que había “destruido tu vida” cuando te hice lo que te hice aquel día, yo… estaba cabreado por que tu no eras como los demás, simplemente no te rendiste a mi y bueno eso me saco de mis cabales —Bill sonrió tristemente— tu rechazó fue como una obsesión para mi y bueno, llego al punto en el que te obligue a hacerlo, pensé que lograría olvidarme de que habías pisoteado mi orgullo una vez hubiera tomado venganza, bueno… para dejar de pensar en ti a cada momento, eso era realmente fastidioso —Bill agacho la cabeza, un golpecito en su hombro le hizo voltear, Tom lo miraba fijamente.

— ¿Y funcionó? —Bill se sonrojo rápidamente, no pudo evitarlo, sus ojos y los de Tom estaban tan conectados en ese momento que parecían atraídos como imanes, un golpe sordo corto la escena de raíz, Bill volvió a agachar la cabeza y Tom se sentó seriamente sobre el sofá indicándole a Bill que lo hiciera a su lado, este se levanto del pido y se sentó al lado de Tom.

—Hey Tom dejaste mi moto hecha mierda ¿tenias que ir por donde había mas tierra para ensuciarla? —Don apareció con una botella de ron y otras dos de soda— ah trajiste a tu mascota, que bueno, podrías hacer que lave mi moto mientras lo observamos seria divertido verlo quejándose por romperse las uñas.

—Tom, adivina que traje para ti —dijo otra voz un chico bajito y con una cara aniñada entro a la sala, Bill pensó automáticamente que tenia entre catorce y quince años, tenia unos impresionantes ojos verdes— ¿tu quien eres mano? Preguntó el chico al ver a Bill por primera vez, Bill pudo notar como el chico lo inspeccionaba, el solía destacar sobre todas las demás personas así que estaba acostumbrado a ese tipo de atención.

—Es el nuevo perro de Tom —contesto Don desplomándose en un puf, una capa de polvo se alzo con violencia, pero se fue disipando poco a poco— por culpa de este pinche marica es que vino la policía la anterior vez…

— ¿Enserio? ¿Tú los llamaste? —el chico lo miro con rabia, Bill pensó que se veía como un conejito enojado, no daba mucho miedo.

—No fui yo quien los llamo, el comenzó a lanzarme toda clase de mierda y la gente se asusto y llamo a la policía, yo no hice nada… —explicó Bill señalando suavemente a Don con su cabeza.

— ¿Eres uno de esos niños que gasta mil dólares en una cámara fotográfica y la bota a la basura el día siguiente por que salio otra mejor que cuesta mas caro? —Bill arqueo una ceja— niño pijo me refiero a que tienes dinero hasta para limpiarte el culo, mira tu ropa de marca ¿Cómo es que alguien como tu acabo siendo la perra de Tom?

—hey no lo hagas sonar como algo enfermo —advirtió Tom a su amigo antes de tomar otro sorbo de su cerveza.

—Tom sinceramente se nota a leguas que es un amante de las pijas, no es mi culpa —se encogió de hombros Bill se cruzo de brazos, el bajito era algo insolente.

— ¿Tienes algún problema con que yo sea gay? —pregunto Bill con las pelotas bien puestas, Tom se atraganto con su cerveza a su lado, Bill sonrió.

—Traes las bragas bien puestas Bill, tienes cojones a pesar de que te gustan los penes, compartiré esto contigo —el chico le paso una pipa de vidrio que tenia algo verde que le óleo a marihuana, Bill la había probado un par de veces, pero nunca a ese nivel— puedes llamarme little pig, es mi apodo.

—genial, diría que es un buen apodo para ti —Bill dijo cogiendo la pipa y el encendedor que le ofrecían.
— ¿Tú también lo crees? Entonces no tienes tan mal gusto… solo deberías vestirte un poco mas normal ¿Cómo soportas tener tus huevos dentro de esos pantalones tan jodidamente ajustados?

—No tiene huevos —dijo Don, Tom soltó una carcajada, Bill frunció sus cejas.

—Puedo mostrártelos si quieres, son mas grandes que los tuyos —declaro Bill hacia Don, esta vez fue little pig quien soltó la carcajada.

—Esa estuvo buena, bueno dale mano préndete, que nosotros estamos esperando —Bill acerco la pipa a su boca, prendió el encendedor y aspiro, inmediatamente le ardió la garganta pero era bueno aguantando la respiración, sus ojos se humedecieron un poco, soltó el humo lentamente pasándole la pipa a Tom que fumo antes de que esta se apagase.

—Esta es buena —mascullo Tom con su voz distorsionada debido a que aguantaba la respiración para retener el humo dentro de sus pulmones, le paso la pipa a Don.

—Tu sabes hermano, yo consigo de lo mejor —en diez segundos puntuales el efecto ya estaba en el cuerpo de Bill, sintió sus músculos relajarse y se quedaba estático escuchando lo que los demás decían sin hablar, solo escuchando.

— ¿Hey? ¿Rubio estas bien? —little pig trono sus dedos frente a su cara, Bill se espabilo de inmediato, el chico soltó una risita— estas colgado, y eso que solo te fumaste una.

—hace tiempo que no lo hacia —se excuso Bill encogiéndose de hombros.

—De verdad Tom, no entiendo ¿Por qué no estas sacándole la mierda? Tu dijiste que lo odiabas —Don estaba tranquilo bebiendo una cerveza la autentica curiosidad reflejándose en su cara.

—Tengo mis jodidos motivos —contesto Tom, Bill se recostó contra el respaldar del sillón, el letargo lo invadía suavemente.

—Hey muchachos, ya llegué —se escuchó la voz de un sujeto, Bill vio a un hombre negro alto y con pequeñas rastas sobre su cabeza acercarse, tenia la pinta mas “criminal” que hubiera visto hasta ahora, llevaba anchas ropas, lentes y gorra a pesar de que era de noche, y un par de cadenas colgaban de sus anchos pantalones.

—Lees amigo, justo a tiempo —saludo little pig su voz sonó chistosa pues estaba reteniendo el aire, le paso la pipa a Lees que aspiro sin problemas una cantidad impresionante de humo, Bill lo vio aguantar la respiración mientras estrechaba la mano de Tom y la de Don antes de sentarse en uno de los colchones y soltar una nube de humo, el chico de color tosió violentamente un par de veces y se aclaro la garganta.
—Esa mierda esta buena —declaro recostándose con tranquilidad— ¿Quién es el tío boy? —pregunto señalando con un gesto a Bill.

—exactamente aun no entiendo a que se refería Don con que el era tu perro, creí que eran amigos —dijo little pig vaciando la pipa y guardándosela en un bolsillo, al instante Bill lo vio sacar un paquete de blonds*, y los cargo con marihuana, envolvió el blond y lo selló ágilmente, luego comenzó a hacer otro.

— ¿Crees que el tiene la pinta de ser mi amigo? —Dijo Tom recostándose y poniendo sus pies sobre las piernas de Bill, este no dijo nada, estaba colgado como había dicho little pig— solo esta pagando una deuda conmigo…

—Ah genial… tienes una mucama, pídele que ordene mi habitación, mi madre esta jodiendo con eso otra vez.

—Done esta tu señora, es raro verte sin ella —le dijo Don con suavidad, Lees se encogió de hombros.

—dijo que no tenia ganas de venir, creo que esta embarazada o algo así…

— ¿enserio? —pregunto little pig asombrado acabando el cuarto blond y dejándolo con los otros tres.
—yo que se, dame uno, lo necesito —el chico le paso un blond y Lees comenzó a fumarlo, sus ojos se achinaron rápidamente, este saco su celular y un pequeño parlante cuadrado del bolsillo, los enchufó dejando que sonase el rap— ¿acaso tu no apareciste ayer en televisión? —menciono de repente Lees, Bill sintió como Tom se tensaba, pero este no dio ninguna otra seña de incomodidad solo se mantuvo callado.

—No lo creo —dijo Bill suavemente, ¿Qué tal si lo secuestraban para pedir una fortuna?

—No tienes por que ponerte a la defensiva, el rollo que tengas con Tom no es mi problema, es solo que no creí jamás ver a un niño rico por estos lugares, y nada menos que a los pies de Tom —Bill suspiro y miró a Tom que solo estaba recostado moviendo su cabeza al ritmo del rap.

—Soy Bill Kaulitz —dijo entonces para todos los presentes— salgo en un par de programas de televisión —Lees asintió.

—Soy Lees Nuters, tu debes ser el rubio al que Don quería matar el otro día —el chico soltó una risita— nunca tientes el carácter de Don… es algo violento.

—Hombre gracias —sonrió don pagado de si mismo.

Se pusieron a fumar y hablar de cualquier cosa, pronto Don comenzó a servir el trago mezclado con soda, mas el efecto de la marihuana los chicos estaban pronto sonrientes y hablando tonterías, pero relajados al fin y al cabo.



— ¿Qué tal si limpias este desastre? —preguntó Tom horas mas tarde cuando solo quedaban ellos dos, Bill observo el lugar, seguía igual que antes, solo que con algunas latas vacías y vasos dispersos, además de mucha ceniza de cigarrillos y otras cosas.

—vale, pero tendrás que dejarme llamar a un par de personas, empezando por mi madre, debe estar histérica…

— ¿No entendiste cierto? Dije limpia todo el lugar —Bill dejo de prestarle atención a su teléfono y se giro para ver a Tom, y luego inspecciono todo el lugar con detalle, era una enorme fabrica el techo debía estar a unos 15 metros del suelo, a los costados bordeando las cuatro paredes había un extenso balcón industrial que utilizaban para mantener en perfecto estado las maquinas, que en ese momento no tenia ninguna función pues las enormes maquinas ya no estaban en el lugar, solo algunas pequeñas que se alcanzaban perfectamente con una escalera, y por ultimo al lado de la enorme puerta, había una oficina cuadrada, ¿Tom le estaba pidiendo que limpie TODO eso? Tenia que ser una maldita hija de perra broma.

— ¿Por qué? —Bill gruñó.

—Eres más terco que un maldito perro, te dije que no puedes dirigirte a mí de esa manera, yo no soy tu amiguito, yo soy tu puto amo, ¿pensabas que pagar una deuda de vida es chupar una polla y pasarla bien en la fiesta? Bienvenido a la realidad, la cruel realidad significa que yo digo algo y tú lo haces o te mato ¿Entendido? —Tom le miro con una mirada… Bill sintió que se congelaba por esa mirada cargada de odio, ¿en que había estado pensando cuando creyó que Tom ahora estaba pensando en la posibilidad de que le gustasen los hombres? O siendo sincero consigo mismo, sopesando la posibilidad de que el pudiera gustarle a Tom, era ridículo.

—De acuerdo amo —dijo con los dientes rechinando de la rabia— apagaré mi celular para que no me llamen mis padres…

—Oh ya cállate, el papel de la victima no te queda en absoluto, ahora puedes irte después de limpiar la mierda que dejaron mis amigos, mañana iré a traer tu culo del colegio y continuaras limpiando, limpiaras día tras día si es necesario hasta que este lugar brille de limpio, ahora ponte a trabajar.

—Si a…

— ¡En silencio! —Tom se puso los audífonos en los oídos y le subió todo el volumen, Bill podía escuchar el rap desde donde estaba parado a unos metros de Tom, cogió la bolsa que Don había traído con las botellas de trago y refresco y junto ahí toda la basura, joder se sentía tan humillado, sintió que sus ojos le picaban pero no iba a llorar, no le daría ese gusto a Tom, nunca había limpiado nada, en su casa siempre estaba todo limpio, Bill se quitaba la ropa y la arrojaba por cualquier sitio, al día siguiente la prenda aparecía reluciente en su armario como por arte de magia, ¿Cómo podía el saber algo de limpiar? ¡Nada!

La bolsa contuvo todas las latas y las botellas que los amigos de Tom habían conseguido, Bill la amarró y salio del lugar sin mirar al chico recostado en el sillón, dejo la bolsa de basura a un costado de la puerta y se metió entre los árboles, la naturaleza había invadido esa vieja fabrica, los árboles llegaban casi hasta la entrada principal, pronto salio al camino de tierra por el que habían llegado, camino hacia la derecha donde sabia que estaría la carretera de ahí cogería un taxi y maldeciría a Tom con todas sus fuerzas, ese lugar era tenebroso, no entendía como las personas como Tom caminaba en un lugar tan oscuro y raro como ese… bueno ellos debían estar acostumbrados.

—Hola —Bill gritó, sorprendido repentinamente su  grito sonó casi como un ladrido, se giro de golpe para toparse de cara con un chico… wow, no parecía alguien que pudiera caminar usualmente por un lugar como ese, Bill se fijo en las marcas de sus ropa, eran de marca al igual que su propia ropa.

—Joder, me asustaste —dijo Bill rascándose la nuca algo molesto, no había escuchado pasos ni nada ¿Cómo no haberse asustado? —la próxima ten mas cuidado, ¿Quién eres? —el chico rubio no se inmuto por su actitud desagradable, le sonrió y alargo su mano.

—Me llamo Andreas, ¿Y tú eres…? —Bill estrechó su mano y se dispuso a mentirle.

—Soy Darío Ryan —Bill se detuvo a observar al chico un segundo, era apuesto, no tanto como Tom pero estaba mucho mejor que sus amigos.

—Un placer conocerte, Bill —Bill soltó la suave mano como si quemara y se asusto— voy al mismo colegio que tu, es natural que no me conozcas, es mas normal que todos te conozcan a ti.

—Escucha… esto, ¿Te preguntaras que hago aquí? —el chico rubio se encogió de hombros.

—Te preguntaras lo mismo de mi, mira Bill no diré nada a nadie del colegio, por que si lo hiciera también descubrirían que vengo aquí a comprar drogas, esto nos conviene a ambos— Bill abrió grandes los ojos, sorprendido de la revelación.

— ¿Vienes aqui a comprar droga?

—Pastillas, hierba y algo de pollo, ¿No quieres inhalar algo? Don me vendió lo mejor de lo mejor —Bill arrugo su nariz.

—No le hago a eso, además Don es un hijo de perra —Andreas se tensó a su lado— ¿Qué?

 — ¿Estas loco? ¿Quieres que te asesine? No digas cosas así hermano —Bill torció la boca.

—Yo ya se lo dije en la cara.

— ¡Joder! ¿Y como mierda sigues vivo? Don asesina a sangre fría a los que no lo respetan— Bill se encogió de hombros.

—No es la gran cosa, Tom lo puso en su lugar —Andreas a su lado se atoro y Bill se asusto de que el chico se estuviera ahogando— ¿hey que mierda te pasa eres asmático o algo así? —Bill palpo en sus bolsillos para ver si había algún inhalado pero no había nada, de paso pudo sentir que el cuerpo del chico era una obra de arte, muy bien formado, el pelo corto le quedaba genial, militar pero a la vez incontrolable.

— ¿Conoces a Tom? ¿De verdad? —pregunto el chico cuando se hubo recuperado, sus ojos también eran hermosos.

—Lastimosamente —masculló Bill.

—Joder yo no me meto con los pesados, Don le tiene miedo a Tom, ¿sabias que Tom le gano en una pelea a Konan?

— ¿A quien?

—Konan, un narcotraficante que traía kilos y kilos de marihuana cocaína y otras delicias de México —por mas lindo que fuera el chico no pronunciaba nada bien el español— ese sujeto manejaba una mafia entera de personas, además de armamento sofisticado, no me refiero a las pistolitas que manejan Don y los otros, esos son juguetes al lado de las ametralladoras que manejaban los hombres de Konan, y el se metió en este territorio, todos los chicos estaban cagados de miedo, Konan era un pez grande entre peces pequeños, el les daba la hierba para que ellos la vendieran, era como su papi. Tom no le tuvo miedo y le saco la mierda a puño limpio, después de eso Konan se olvido de este barrio y Tom se convirtió en una superestrella o algo así, hasta la gente le agradece por haberlos librado de ese narco, fue épico.

Bill jamás había imaginado que Tom tuviera ese estatus en su grupo de perdedores, Tom vivía en una maldita fabrica abandonada mientras el dormía en una cama de diez mil dólares y jugaba en sus costosos aparatos eléctricos, se podría decir que el era mas que todos esos cabrones pero justo en ese momento Bill se sentía en la base de la pirámide del estatus, se sentía como la mierda del ultimo peldaño mientras Tom se sentaba en su trono y lo miraba desde arriba, justo lo que Bill había hecho con Tom y con muchas otras personas, si se sentía así no le gustaba estar del otro lado de la moneda, lo odiaba.

— ¿Nos movemos juntos hasta la ciudad? Te invitare un fume —ofreció Andreas quien comenzó a sacar hierba para ponerla en una pipa muy delgada, que parecía un lapicero, muy ingenioso así nadie sospechaba que era una pipa, Bill ya había fumado mas marihuana que en toda su vida entera esa noche, pero aun así acepto la pipa, le dolía demasiado la actitud de Tom después de que el había creído que este podría ser amable con el, era totalmente decepcionante.

Esa noche Bill recibió un castigo de parte de su madre por haber llegado a las once de la noche del colegio.

*Blond: Es una hoja que se utiliza para envolver tabaco y fumar un puro, solo que aquí lo rellenan con marihuana en lugar de tabaco.

 

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