Resumen:
Bill es un chico ególatra y narcisista que un día conoce a
Tom, un chico nuevo en su colegio que asombrosamente logra volcar su mundo de
cabeza, Bill estaba acostumbrado a salirse con la suya, así que recibe un duro golpe
en su ego cuando Tom le rechaza abiertamente, desde ese día Bill se obsesiona
con él.
Tom era un chico algo tímido, normal, pero cuando se topa
con la diva Kaulitz toda su vida cambia, Bill le hace algo imperdonable a Tom,
logrando que este comenzara a odiarlo con gran pasión, pero su opinión se ve
debilitada cuando llega a conocer mas a fondo a Bill y se da cuenta de que el
chico tiene otro lado mas humano, que no solo se trata de ese lado egoísta que
Tom conocia, sus sentimientos y emociones se verán afectados por una vorágine
de confusión, la pregunta es.
¿Qué camino escogerán ambos al final?
Autora: Amudiel Potentias Aghast
Categoría: M +18
Advertencias: Slash, bondage, violencia, violencia verbal, no cosentido, lenguaje explícito, drogas, tortura, muerte de un personaje.
Género: Tragedia, drama, acción, suspenso, romance.
Pareja Principal: Bill - Tom.
Disclaimer: No me pertenecen los personajes, solamente la trama.
Capítulo 1: Bill Kaulitz se obsesiona con Tom Trümper.
Bill Kaulitz, era un muchacho de dieciséis años, común y
corriente…
No, en realidad estoy bromeando, Bill Kaulitz no parecía un
chico normal, ni mucho menos actuaba como uno, Bill Kaulitz era… el puto amo,
sencillamente cuando el pasa por cualquier lugar todas las miradas giran a
verlo, no es de esas personas que pasan desapercibidas, Bill Kaulitz es alto y
tiene una piel blanca que parece hecha de porcelana, tiene las manos mas lindas
del universo, con dedos largos y elegantes, a veces se pinta las uñas y amo
cuando lo hace ya que lo hace ver mas cool si es posible.
Bill Kaulitz siempre se ve bien vista lo que vista, incluso
vestido con harapos seguiría siendo igual de sexy y apetecible, Bill Kaulitz
tenia ese “no se que” que simplemente…
— ¡Ya basta de tanto “Bill Kaulitz” ¿Quieres?! —le cortó
Bill fingiendo molestia, pero Aleia podía ver la sonrisa escondida de su mejor
amigo detrás de esa mueca sexy de fastidio.
—Tu me pediste que hiciera tu tarea de literatura Billy
querido —ronroneó la hermosa chica pelirroja, Bill rodó los ojos.
—Si pero yo no soy tan narcisista, ni hablo de mi mismo en
tercera persona —dijo Bill arrugando el papel que Aleia había estado
escribiendo.
—Claro que lo eres, si tu solo puedes correrte pensando en
ti mismo —dijo ella acomodando su hermoso pelo detrás de su oreja.
—también puedo correrme pensando en…
—Tom Trümper, si, lo se cariño, me lo has dicho exactamente doscientas
trece veces, me has dicho que tu polla se pone dura cuando lo ves caminar por
todo el colegio con esa pose de gansta, que amas sus pectorales y estomago
marcado etc. … —ella bostezó aburrida.
—Te olvidaste mencionar su monumental verga —comento Bill
como si nada, ella asintió notando su error y luego ambos soltaron risitas
divertidas. Bill era tan narcisista que estaba seguro de que cada persona
existente y por existir estaría mas que agradecía a los cielos por tener
siquiera un poco de su atención, pero Tom Trümper le había bajado de esa nube
de egocentrismo:
Era un día normal y
fabuloso para Bill, oh si que lo era, como siempre media escuela estaba
viéndolo, algunos mojando el suelo con su saliva, al parecer la única inmune a
su belleza seguía siendo Aleia, Bill se apresuró a ver entre la gente que lo
rodeaba a sus nuevas victimas, no era de fierro el también tenia necesidades,
por eso escogía a sus victimas que iban a ser los afortunados de ayudarle con
ese problema, habían chicos muy lindos en su colegio, claro que no tan
perfectos como él, pero eran lindos y Bill no iba a desaprovecharlos, sus
victimas tenían que aceptar sin chistar todas sus reglas o no merecerían tener
el honor de chupársela.
Bill reconoció a dos
de sus antiguas victimas, que lo miraban con algo de anhelo pero Bill no era de
repetir plato, así que los ignoró, ese año tenia expectativas mas altas,
escaneó a los de siempre, al grupito de chicos que lo odiaba por ser tan
perfecto, era imposible no hacerse de malas migas cuando se era tan bello y las
chicas solo hablaban de uno, además ni que fueran la gran cosa, pero algo le llamó
la atención de ese grupito: un chico que tenia que ser nuevo en el colegio, ya
que Bill no lo había visto nunca antes, no era muy alto pero eso lo compensaba
con esa cara… tenia una nariz fina y perfecta, un sexy piercing en el labio, y
a pesar de la ropa ancha y horrible, el chico se veía… bien.
Si Bill lo estaba
mirando mas de tres segundos era por que se veía JODIDAMENTE bien, Bill sintió
su cuerpo estremecerse con afirmación, aquella oda a lo masculino tenia que ser
su siguiente victima, ¿Cómo podría dejarlo pasar? Era el chico mas apuesto que
hubiera visto en toda su vida, aparte de si mismo, claro, y eso era mucho decir
si venia de la mente de Bill Kaulitz.
Ese mismo día Bill
acorraló al chico nuevo cuando este iba de salida, el chico tenia unas
impresionantes rastas que no había podido ver antes ya que recién se había
quitado la gorra, eran unas rastas negras y delgadas que lo hacían ver mas
“criminal” acompañado del resto de su pinta.
—Hola, soy Bill
Kaulitz, pero seguro eso ya lo sabias —comenzó Bill estirando su estilizada
mano, Tom lo miró confundido y arqueó una ceja.
—Soy Tom Trümper —dijo
extrañado el chico ganster estrechando la mano de Bill con desconfianza.
—Bien Tom… —dijo Bill
sonriendo con esa sonrisa que derretía hasta el mismísimo hielo del glaciar más
grande del océano— ¿te gustaría acompañarme a tomar algo? —Bill se acercó al
chico con movimientos felinos, y con una mirada que claramente indicaba lo que
buscaba detrás de sus acciones, era en ese punto cuando sus victimas se derretían
ante él y todas su ordenes, aun que esos chicos fueran heteros caían redonditos
y Bill esperaba que este cayera igual que los otros, se acercó al otro chico
apoyando sus manos en su pecho, y lanzándole una mirada de deseo que hizo
estremecer a Tom, solo que Bill no sabia que del mal modo, así que siguió acercándose
cuando de repente unas fuertes manos sujetaron sus antebrazos y lo alejaron
bruscamente de ese maldito cuerpo de dios del sexo, Bill abrió los ojos
sorprendido.
— ¿Qué crees que
haces? —dijo Tom soltándolo sin nada de delicadeza, haciendo que Bill perdiera
brevemente el equilibrio.
— ¿Cómo que…? ¡¿Qué
demonios te sucede?! —preguntó Bill molesto arreglándose las arrugas
inexistentes de su camiseta.
—Escucha amigo… no me
gusta que te acerques… por dios —masculló Tom moviendo su cabeza de manera
negativa y Bill descubrió que hasta eso le parecía sexy de él.
— ¿Perdón? ¿Podrías
hablar con algo más de coherencia? —preguntó arrogantemente Bill, el otro chico
lo miró y Bill vio fuego en sus ojos, un fuego peligroso, que lo atrajo mas
hacia esa persona, avivando su interés a pesar del peligro que era esa amenaza.
—De acuerdo iré al
grano —dijo Tom parándose firme y sin dejar de mirarlo con rudeza— no me
agradan los sujetos como tu, que se creen el centro del universo, así que olvídalo
¿de acuerdo? No quiero ser… tu amigo, ni nada tuyo —dijo Tom dejando a Bill
total y completamente boquiabierto, ¿Ese tipo estaba diciendo que no quería ser
nada del grandioso Bill Kaulitz? ¿Es que acaso estaba loco?
— ¿Y quien dice que yo
quiero tener algo contigo? Por favor ni que tuvieras tanta suerte —dijo Bill a
la defensiva, puede que el chico estuviera ilegalmente sexy y apetecible pero
eso no le daba derecho a querer burlarse de Bill, nadie se burlaba de Bill.
Para su sorpresa el chico soltó una risa irónica.
—Te recuerdo que hace
unos momentos estabas tratando de meterte en mis pantalones, y te aclaro esto
de una vez por todas, a mi no van los tíos, me gustan las vaginas, ¿de acuerdo?
—y tras decir eso Tom pasó de largo dejándole a su paso su aroma: un poco de
desodorante y el embriagante olor a canela de su piel bronceada, y Bill no pudo
evitar suspirar para captar más del aroma, y desde esa vez estaba obsesionado
con Tom Trümper.
Bill había dejado de tener victimas desde ese entonces, y habían
pasado seis meses desde ello, Tom siempre pasaba de él y Bill lo miraba como si
fuera una cucaracha, herido en su orgullo, herido por saber que en realidad no
era deseado por todos como había pensado, el recibir una negativa por primera
vez en su vida dolía y mas a Bill que tenia un ego bastante grande al cual
golpear.
— ¿Bill? ¿Estas bien cariño? —preguntó Aleia entrecerrando
sus hermosos ojos, Bill noto la preocupación en las orbes verdes de su mejor
amiga.
—No es nada… solo estaba recordando en la primera vez que
hablé con Tom —dijo Bill, se habían hablado otras veces pero solo para decirse
un par de insultos, Bill suspiro abatido, realmente cada maldito día de esos
seis meses había pensado en Tom, cada maldita paja que se había echo en esos
seis meses era en nombre de Tom, y cuando su corazón comenzaba a latir
frenéticamente, también era cosa de Tom.
—Billy mi amor —dijo Aleia tomando su hermoso rostro en sus
delicadas y perfectas manos Bill la miro a los ojos— ¿hasta cuando vas a negar
que te enamoraste de ese criminal? —Bill sintió un ligero cosquilleo en las
mejillas y no pudo seguir soportando la mirada de su amiga, tuvo que desviar
sus pupilas hacia el empapelado de flores de la pared que adornaba la
habitación de Aleia, ni el mismo estaba seguro de si estaba enamorado de Tom o
solo era un capricho por que el chico le hubiera rechazado.
—Yo no estoy enamorado de ese imbécil —declaró con fingida
furia— Bill Kaulitz no se enamora —terminó firmemente— es al revés, la gente se
enamora de mi —Aleia rodó los ojos ahogando una sonrisa, su amigo era
imposiblemente narcisista.
—Bien, bien, lo que sea, pero entonces ¿Qué harás para
quitarte a Tom Trümper de la cabeza ah? —preguntó ella cruzando sus largas y
delgadas piernas a la pose india.
—No lo se aún, pero no puedo seguir desperdiciando mis
pensamientos en alguien tan inferior a mi, ¡no se que le vi! Es un maleducado,
asqueroso, criminal, ladrón, imbécil y se podría armar una lona que contendría
un circo entero con su ridícula ropa —dijo Bill enojado cruzándose se brazos,
Aleia soltó una cristalina carcajada.
— ¿Entonces no te gusta Tom? ¿Ni siquiera sus magníficos
labios y su sexy piercing? —preguntó ella arqueando una ceja, Bill negó con la
cabeza.
— ¡No me gustan sus labios ni su asqueroso piercing! ¡Ni su
nariz perfecta o sus ojos cafés! Ni sus músculos, ni su sonrisa perfecta, ni la
manera que tiene de jugar con su piercing utilizando su lengua… Hey no te rías
—pero Bill enrojeció al darse cuenta de que estaba babeando por Tom en ese
momento, ocultó su cara entre sus manos y suspiro dramáticamente— ¡me quiero
morir! ¡¿Qué pasa conmigo?! —chilló entre sus brazos lo que hizo que el sonido
de su voz fuera ahogado por la ropa.
—Estas enamorado —dijo otra vez su amiga— estas hasta los
huesos por Tom Trümper aun que lo niegues y me mientas con que solo quieres
volverlo una de tus ridículas victimas con las que ni siquiera te acuestas
—chilló ella exasperada, Bill se descubrió un ojo para mirarla con furia
asesina, maldito el día en que le había contado a Aleia que el no follaba con
sus numerosas victimas, opinaba que era demasiado bueno para ellos y no se
merecían quitarle su virginidad, por que solo las utilizaba para fajarse con
ellas hasta llegar al orgasmo para luego dejarlas.
— ¿Por qué habría de querer algo mas con Tom? ¿Por qué Tom tendría
que ser diferente a los otros muchos chicos que tuvieron el honor de darme
placer? ¡En absoluto! —declaró Bill con firmeza cruzándose de brazos.
—Yo creo que no… y creo que ya se como puedes quitarte a Tom
de la cabeza —dijo ella victoriosa.
— ¿Cómo? —preguntó Bill totalmente escéptico.
—Tienes que enrollarte con el.
— ¿Qué? ¿Acaso estas loca? ¿No recuerdas que el muy imbécil pasó
de mí? ¡Puede irse a la mierda! —dijo Bill odiando recordar ese momento.
—Hay Bill, escúchame antes de rezongar —imploró Aleia
pidiendo un poco mas paciencia— mira, los otros chicos con los que te has
enrollado solo han durado un par de citas, y después los desechaste por que te aburrías
con ellos, probablemente con Tom te pase lo mismo, enróllate con él, no te
golpeara después por que amenazaras con decírselo a sus amigotes, ¿Crees que el
arriesgaría su fama de ganster por una paja o un par de mamadas? ¡Claro que no! —recitó ella con convicción— ¿No
crees que es un buen plan?
—Creo que estas loca Aleia, ¿Cómo voy a enrollarme con Tom
si el “ama las vaginas”? —recito Bill imitando la voz de Tom, Aleia se acercó
mas a el como si fuera a confesarle un secreto.
—Es justamente esa la razón por la cual podrás “enrollarte”
con el, Tom quiere hacerse al “macho mas malo” de su manada, para el es
importante lucirse como invencible frente a los orangutanes de sus amigos, ¿Qué
mejor que una vagina para atraerlo a la trampa? —dijo ella golpeándose una de
sus firmes nalgas, Bill abrió los ojos con comprensión.
— ¿Lo vas a seducir? —preguntó emocionado.
— ¡Pues claro! Voy a hacerlo creer que tendrá el mejor sexo
de su vida conmigo pero en realidad lo obtendrá de ti —dijo ella muy ufana
aplaudiendo de la emoción Bill asintió de acuerdo, esa podría ser una buena
forma de vengarse del imbécil de Tom que había pisoteado su orgullo, tendría
que vivir una experiencia homosexual de esas que tanto decía odiar y Bill
juraba por lo que mas amaba (ósea el mismo) que Tom iba a disfrutar de todo lo
que iba a hacerle, como que se llama… Bill Kaulitz.
—Hola Bill ¿Cómo me veo? —preguntó Aleia mostrando su
indumentaria con una graciosa pirueta, Bill abrió los ojos asombrado, Aleia era
realmente hermosa usara lo que usara, y ella solía vestir de una manera mas
bien… punk, con mechones de su pelo rojo, teñidos de azul o verde, con ropa
negra y pegada al esbelto cuerpo, lo que hacia resaltar su hermosa piel blanca,
además de las manillas con clavos, pero ahora ella estaba totalmente diferente.
Traía una diminuta falta que apenas ocultaba sus apetecibles
nalgas del publico, unas medias de red muy sexys, unas botas negras que le
llegaban hasta donde comenzaba su rodilla, la blusa era un corsé negro que se
ajustaba a su cintura con un cordel de seda, dándole una figura demasiado sexy
para ser verdad, Bill la veía y aun que estaba vestida como una reverenda puta
se veía bien, aun que estaba vestida como una puta no tenia ni una sola pizca
de vulgar simplemente por que Aleia era muy hermosa y no era posible que se
viera vulgar.
—Pareces una zorra —dijo Bill acercándola por la cintura
para girarla un par de veces, si no fuera totalmente gay ya se la habría
follado, definitivamente— una zorra de increíble belleza —agregó sacándole una sonrisa
a la chica, ella se alejo coqueta atrayendo tantas miradas a su paso que Bill
tuvo que caminar con cuidado para no resbalar con la saliva.
—Mi padre me la quitó y la escondió, realmente —se quejo uno
de los chicos que estaban detrás del baño fumando cigarrillos, otro de ellos
jugaba con un cuchillo girándolo entre sus dedos, de pronto un ruido los
alerto, escondieron los cigarrillos detrás de su espalda y sacaron sus
celulares para disimular, Aleia se abstuvo de girar los ojos, los chicos eran
tan obvios que cualquiera se daría cuenta de que habían estado fumando, y no
solo por el olor, si no por la espiral de humo que subía desde detrás de ellos,
eran realmente unos estúpidos, ellos cuando la vieron se olvidaron de que
estaban fumando o rompiendo las reglas del colegio, los tarados se quedaron
babeando como perros en un día caluroso del verano, incluso algunos comenzaron
a silbarle, pero ella los ignoro olímpicamente.
—Hola chicos —saludo coqueta quitándole con agilidad el
cigarrillo a uno de los imbéciles para fumarlo, se sentó sobre una de las
cornisas de las ventanas que daban a la calle, dejando sus apetitosas piernas
al nivel de la cara de los tarados, las cruzo con lentitud, regocijándose en el
hecho de que todos los ojos estaban sobre sus piernas, devorándoselas, ella
soltó suavemente el humo del cigarrillo y hablo:
— Habrá una fiesta en mi departamento —no era un secreto
para nadie que Aleia tenia unos progenitores que rebosaban en dinero, así que
no sorprendieron de que ella tuviera su propio departamento— les llegara la dirección
por sms, ¿se apuntan?
— ¿Habrá tragos? —preguntó alguien, se escucharon
afirmaciones de los demás alentando la pregunta.
—Pues claro —dijo ella mirando a Tom que la miraba de una
manera francamente apetecible, el seguía jugueteando con el cuchillo, raspando
la pared del baño donde estaba apoyado, escribiendo “fuck” en la pared, Tom
sonrió de lado y su lengua salió de esa forma que tanto le gustaba a Bill, para
girar la bolita que adornaba su labio, Aleia no cayó en la trampa pero fingió
hacerlo, ella nunca sería capaz de traicionar así a su mejor amigo todo era
actuado, para que Tom se lo creyese— Y traeré unas amigas mías —agregó, los
chicos soltaron afirmaciones emocionadas, ella se bajo de un salto de la cornisa
y se acercó a Tom— ¿Vendras cierto? —le preguntó parándose con las piernas
abiertas y el trasero firme, Tom asintió en menos de un nanosegundo.
—Si, claro ¿iras con alguien? —Aleia celebro en su interior
que Tom fuera tan tonto, había caído y tan fácil, realmente ¿Qué le había visto
Bill a ese rapero de poca? Si era lindo, apuesto, sexy y totalmente violable,
pero su actitud era horrible.
—Oh no, yo seré la anfitriona —le dijo guiñándole el ojo,
Tom volvió a juguetear con el piercing de su boca y ella se alejó dejándole el
olor de su perfume para que pudiera sentirlo— bueno chicos, solo quería
decirles eso, los espero entonces —ella se alejo y apenas se perdido e vista
los orangutanes se pusieron a gritar y soltar palabrotas emocionados, Aleia rodó
los ojos y siguió su camino.
Bill observó su amiga
en ropa interior, ella agarro una cosa diminuta echa de tela de jean y se la
puso encima de su tanga, Bill vio que el “corto” de jean era tan pequeño como
una prenda de ropa interior, prácticamente no le tapaba nada, luego se puso una
blusa negra que le cubría únicamente hasta debajo de los pechos, dejando todo
su estomago al descubierto, para terminar se puso una chaqueta de jean que combinaba
con sus diminutos cortos, Bill admitió que le quedaba bien, el corto formaba
bien la curva de su culo, su amiga tenia estilo para verse bien con cualquier
prenda, luego la vio maquillarse a la velocidad de la luz pues era tarde, Aleia
se maquillaba en la mitad del tiempo que necesitaba el para hacerlo, así que
para Bill no fue una sorpresa verla maquillándose en un abrir y cerrar de ojos,
se tardo mas en cepillar su pelo mientras Bill le apuntaba con la secadora de
pelo, su pelo pelirrojo junto a sus mechones teñidos de otros colores,
adquirieron un volumen perfecto en su cabeza.
—Te estas tomando esto muy enserio Aleia — dijo Bill
arqueando una ceja.
—Estoy harta de oírte maldecir a Tom Trümper por no
podértelo sacar de la cabeza, cariño, esto que estoy haciendo me favorece mas a
mi que a ti, dejaras de pensar en el y yo dejare de oírte mencionarlo cada
segundo —dijo ella encogiéndose de hombros, Bill le dio un golpe suave en el
hombro, golpe que ella devolvió ligeramente mas fuerte en el hombro de Bill. El
timbre sonó en ese momento, los invitados habían llegado, ella se puso de pie y
sonrió, sus amigas estaban en la sala esperando a esos idiotas pero ella era la
anfitriona así que tenia que abrir la puerta.
—Bueno Bill, ahora tu solo tienes que esperar…
Aleia restregó todo su trasero por la mas que visible
erección de Tom Trümper, estaban bailando la tercera canción de la noche y Tom
ya estaba algo bebido, Aleia aprovechó que la canción hubiera terminado para pedirle
a Tom otro trago, mientras este fue a buscarlo Aleia saco pastillas del
bolsillo de su chaqueta, una era azul y la otra violeta, la azul era viagra y
la violeta solo era una vitamina, corto ambas pastillas por la mitad y luego se
las guardo, si tenia suerte Tom estaría demasiado borracho como para
diferenciar el color violeta bastante parecido a la otra pastilla azul.
Tom volvió con dos cervezas, Aleia había averiguado bien que
ninguna de las pastillas que iba a utilizar hacia algún efecto adverso con la
cerveza así que prosiguió, Tom era tan rudo que seguro aceptaría.
— ¿Tom? ¿Tú le das a las pastillas? —preguntó ella sacando
dos mitades y fingiendo que eran la misma pastilla hizo la pantomima de
romperla por la mitad, Tom ni se dio cuenta de que la mitad de Aleia era
violeta.
—Yo le doy a todo nena —le susurró Tom en el oído, acercándose
a ella deseoso de poder pasar de una vez a la habitación, ella parecía mas que
dispuesta a lo mismo, joder los chicos iban a envidiarlo, Aleia tenia uno de
los cuerpo mas perfectos que hubiera visto, además de que según sus amigos ella
se juntaba con el rarito que había tratado de seducirlo el primer día de
clases, Tom aun se estremecía cuando lo recordaba.
—Salud —dijo Aleia sacando su lengua perforada con un gesto erótico,
dejo la pastilla violeta al lado de la bolita de metal y luego metió su lengua
para mostrarle a Tom que se había tragado la pastilla, que en realidad solo era
una vitamina.
—Salud —dijo Tom tomando la pastilla azul y tragándola sin
necesidad de un sorbo de cerveza, Aleia sonrió y espero unos minutos mientras
Tom le contaba algunas de sus hazañas “tratando” de impresionarla, y a cada
segundo que pasaba ella se preguntaba que demonios le había visto Bill a ese
troglodita. Ella era una gran actriz y Tom estaba totalmente ido por ella sin
darse cuenta de la trampa, entonces, cuando un rubor cubrió las mejillas de
Tom, ella supo que la pastilla comenzaba a surtir efecto, se acercó a Tom y
besó su oreja haciéndolo derretirse encima de su silla, Tom la cogió de la
cintura y la besó sin reparos, Aleia se dejó hacer por un momento antes de empujarlo,
no quería tener mucho contacto con Tom por que sentía que estaba engañando a
Bill con la persona de la que probablemente este estaba enamorado.
—E…espera —le detuvo, acomodándose la ropa—mejor vamos a la
habitación —pidió coqueta casi arrimándose a Tom, este asintió rápidamente y se
dejó guiar por Aleia hasta la elegante habitación donde una velas ardían
tenuemente dándole un aspecto romántico al lugar, pero Tom ni lo notó, solo volvió
a abalanzarse sobre ella, Aleia tuvo muchísimo mas cuidado de actuar ahí, por
que Bill los estaba mirando oculto en el armario y no debía ser fácil para el
mirar como el chico que le gustaba se la fajaba con su mejor amiga, así que
Aleia apartó nuevamente a un fogoso Tom lejos de su cuerpo y sonrió.
—Espera tigre —le dijo rascando sus firmes pectorales con
sus garras, sacándole un gemido ronco a Tom—déjame poner algo de música ¿si?
—Tom asintió con rapidez sintiendo como el hierro que tenia entre las piernas
estaba tan duro que podría romper cocos con el.
Aleia se acerco a la radio con sonido envolvente y la encendió,
un rock suave comenzó a sonar, un rock mezclado con violines, Aleia aprovecho
para sacar las cuerdas de seda desde detrás de la radio, cuerdas que había
comprado específicamente para esa situación, se giro con una pirueta sensual y
se quito la chaqueta quedando mas visible ante Tom, que miró las cuerdas con un
brillo potencialmente hambriento en sus pupilas.
— ¿Te gusta estas amarrada? —preguntó Tom como si le hubiera
tocado la lotería, ella sonrió acercándose, puso una de sus piernas entre las
de Tom aplastando su erección y sacándole un gemido largo y necesitado.
—No tontito —dijo ella meneando las sogas— son para ti
—sonrió ella— has sido un niño muy malo y mereces un castigo —murmuro Aleia con
voz felina golpeándose una nalga con las sogas, provocando un ruido de golpe
bastante excitante, Tom se relamió los labios con deseo.
— ¿Vas a amarrarme? —preguntó sin embargo dubitativo, ella
se apresuró a quitarle la duda o su plan se iría por el caño.
—Créeme que amarrarte a esta cama va a ser lo mejor que
podría haberte pasado —dijo ella cerca de sus labios antes de lamerlos con
lascivia, Tom metió su lengua dentro de la boca de la chica y ella fue empujándolo
hasta la cama, logrando que cayese, ella le cayó encima, a cuatro patas excitando
mas a Tom— ahora escúchame, quédate quietito hasta que mamá te amarre —dijo
ella dejando sus apetitosos pechos a un centímetro de la cara de Tom este asintió
y se quedo quieto, ella le amarró las manos a la cama, y quitándole los zapatos
y pantalones, le amarró los pies también, dejándole puesto solo la ropa
interior que mostraba una erección inmensa, la tela donde quedaba la punta de
su verga estaba humedecida, Aleia sonrió, el viagra estaba haciendo efecto, una
vez Tom estuvo vendado, ella saco un antifaz para dormir de su cajón y se lo
puso a Tom dejándolo totalmente a ciegas.
— ¿Qué haces? —pregunto él.
—Shh solo cierra los ojos y disfruta cariño —ronroneó ella
cerca de su oído mientras hacia frenéticas señas hacia el ropero, Bill salio
sigilosamente notando que Tom estaba amordazado y con los ojos cubiertos, no
pudo evitar babear al verlo únicamente con los calzoncillos que parecían a
punto de reventar por su erección. Aleia le hizo una seña desesperada y Bill
tuvo que apartar la vista a duras penas, ella se alejo de Tom y Bill ocupo su
lugar, ella salio de la habitación haciéndole pulgares hacia arriba, Bill
asintió y entonces tuvo a Tom, amarrado, semidesnudo, frente a el, por un
momento le entró el pánico ¿Qué estaba haciendo? Pero entonces mando todo a la
mierda y poso sus manos en la piel caliente y sudorosa del pecho de Tom, una
corriente eléctrica recorrió todo su cuerpo con el simple contacto, Bill sentía
que estaba quemándose y nunca había sentido nada parecido solo por un toque,
acarició con veneración el pecho de Tom sacándole gemidos ahogados, Bill no podía
resistirlo inclinó su cara y lamió la salada piel de Tom, recorriendo con su
lengua la ardiente piel que rodeaba un pezón, Bill acarició con su mano el bien
formado vientre de Tom sintiendo como los músculos se tensaban bajo su delicado
tacto.
— ¿Qué esperas linda? —gruño Tom por lo bajo, su verga
estaba tan dura que alzaba el elástico de la ropa interior y asomaba la cabeza
por el vientre, Bill vio como un charquito de pre-semen se había formado en la
parte del vientre de Tom donde chorreaban las gotitas, con calma agarró la ropa
interior y tragando grueso la jaló hacia abajo, la polla de Tom fue levándose
mientras el sacaba la prenda, hasta quedar sumamente erguida, tenia la punta de
un color rosado, y brillaba a la luz de las velas, Bill no podía creer lo
hermosa y grande que era, casi con adoración la cogió entre su mano y la
acaricio un poco, Tom dio un respingo, Bill se perdió en sus labios y se acerco,
depositando un corto beso que dejó a Tom con ganas de mas, pero Tom sentía que
algo iba mal, hace rato que la chica estaba callada acariciándolo, ¿Por qué no
le hablaba? Le resultaba incomodo no poder ver nada, pero estaba excitado.
Bill miró con hambre contenida la manchita liquida que había
quedado un poco mas abajo del ombligo de Tom, se inclinó y sin dudarlo lamió
todo el liquido que había quedado ahí, sintiendo los bellos púbicos de Tom haciéndole
coquillas, amó el sabor salado que le inundo la boca, Tom gimió arqueándose al
sentir esa lengua recorrer su piel, se tranquilizó al sentir el piercing de la
lengua de la chica en su piel, por un momento había sentido que era otra
persona, por su parte Bill estaba poniéndose duro a una velocidad increíble,
sentía un cosquilleo en su entrepierna y en su vientre, que se extendía por
todo su cuerpo volviéndolo loco de deseo, comenzó a masturbar la polla de Tom
disfrutando como salía mas pre semen, deleitándose con los gemidos que soltaba,
Bill sintió como su respiración se hacia mas entrecortada, la verga de Tom
estaba dura resbalosa y caliente entre su mano, Bill se perdió mirando su forma
mientras su mano se empapa del liquido de Tom, este giraba la cabeza de un lado
a otro, presa del placer.
Bill soltó un suspiro al sentir como Tom comenzaba a empujar
contra su mano, su boca estaba llena de saliva y sabia por que, Bill nunca le
había chupado el pene a otro chico, pensaba que no era de su nivel hacer algo
así, por eso siempre dejaba que fueran los otros quienes le hicieran llegar al
orgasmo, pero ahora era diferente, tenia a Tom a su disposición y estaba
muriéndose de ganas de chupársela, realmente Bill no se reconocía en ese
momento, Tom por su parte se sentía cada vez mas incomodo, le gustaba la idea
de tener una chica deseosa “abusando” de el, pero ella no había vuelto a abrir
la boca y eso lo ponía nervioso.
— ¿Por qué estas tan callada? —preguntó entonces, Bill dio
un respingo y miro con terror a Tom que trataba de ver algo sin poder
conseguirlo— ¿No crees que podríamos seguir mejor si me quitas esto de los
ojos? —Bill negó con la cabeza pero Tom no podía verlo y Bill mucho menos
hablar, y tampoco podía ir a llamar a Aleia para que hablase, así que se relajo
y trato de ignorar a Tom, siguió acariciándolo, sacándole gemidos
estrangulados, era la situación mas erótica de toda su vida, y no iba a perdérsela
por nada del mundo, Tom seguía nervioso pero su cuerpo lo traicionaba, Tom
ignoraba que había tomado media pastilla de viagra, y que eso mantenía su cuerpo
excitado, así que le era fácil olvidarse de la situación cuando sentía esas
manos acariciándolo de esa manera para brindarle alivio a su erección.
Pero Tom no se dejó vencer, volvió a removerse tratando de
quitarse esa cosa de los ojos, y pudo hacerlo, el antifaz se deslizo un poco dejándole
ver brevemente lo que tenia en frente, como su ojos se habían acostumbrado a la
oscuridad vio todo borroso pero lo que vio claramente, fue una melena de pelo
negra cerca de él haciéndole cosquillas en la nariz, Tom sintió como le volvían
a acomodar el antifaz y entonces se dio cuenta de que no estaba con Aleia.
— ¿Quién eres tu? —preguntó Tom creyendo que quizás Aleia
habría traído una amiga suya para hacer algún trío, pero no obtuvo respuesta— ¡Vamos
quítame esto! ¿Quién carajos eres? —Tom comenzó a removerse y logró que la cosa
resbalara hacia arriba por su frente, y entonces lo vio, era Bill Kaulitz—
¡¿TU?!
—Shh no grites —dijo Bill algo alarmado, pero Tom no se iba
a quedar callado.
— ¡¿Qué DEMONIOS HACES AQUÍ?! ¡DESATAME! —Bill se apresuró
hasta el cajón de ropa de aleia y revolvió todo con freneticismo, arrojo todas
las bragas al piso y encontró el objeto que buscaba, era un bozal de cuero que
se usaba en sesiones de BDSM, que Aleia había comprado por puro capricho, no le
gustaba la idea de ponérselo a Tom pero era la única manera, se acerco a el y
gracias a que estaba bien sujeto bill pudo ponerle el bozal el cual traía una
pepita roja para incrustarlo en la boca, Bill se alejó y vio la mirada de odio
que Tom le estaba mandando en ese momento.
—Escucha, lo lamento pero estabas gritando mucho —Tom gruño
removiéndose en sus ataduras sin poder soltarse, Bill se obligo a no entrar en pánico,
la erección de Tom seguía erguida en toda su magnificencia, y estaba ahí a su
disposición tenia que ser sincero con el chico, Bill suspiro preparado para
hablar— todos estos seis meses tenia algo para decirte y voy a aprovechar de
hacerlo ahora, desde aquel día en que me rechazaste no pude dejar de pensar en
eso, ¡Es tu culpa! ¡Por tu culpa yo estoy sufriendo todo esto! —Bill suspiro
tratando de calmarse— escucha, necesito hacer esto para poder olvidarme de ti
¿de acuerdo? Yo me conozco se que si pruebo algo me aburriré de eso, es la
única forma en que puedo deshacerme de ti, ¡tu me rechazaste! ¡Mi orgullo exige
una venganza! ¿Qué voy a hacer si tengo que pensar en la mierda que me dijiste
todos los días por el resto de mi vida? ¡No pienso hacerlo! ¡Solo quiero que tu
maldito recuerdo me deje en paz! ¡¿Okay?! —Bill se acercó a Tom que seguía
mirándolo con un odio extremo, Bill notó entonces que la saliva de Tom que
chorreaba por su mentón, estaba manchada de algo rojo, Tom se estaba haciendo
daño con el bozal, Bill escucho la fuerte música que había en la sala, el
departamento era antisonido, así que el ruido se mantenía dentro del edificio,
si los demás estaban tan entretenidos con la fiesta no podrían oír a Tom, Bill
le hecho cerrojo a la puerta y entonces le quito a Tom su bozal.
— ¡Suéltame! —gritó Tom inmediatamente, Bill vio con
preocupación que sus muñecas estaban rojas por tanta fricción a pesar del
delicado material con el que estaban echas.
—Si te calmas será mas sencillo —Bill se acercó a Tom y
acaricio su pecho, Tom estaba tan caliente que una oleada de placer le recorrió
el cuerpo.
— ¡No me toques! ¡Eres un enfermo! ¡Suéltame marica! —gritó
Tom removiéndose, Bill no le hizo caso y bajo su cabeza hasta tocar con sus
labios el estomago de Tom, este se retorció pero no pudo evitar el contacto, Tom
estaba aterrorizado, por que no podía creer que algo así le estuviera gustando,
Bill descendió hasta abajo besando la base velluda de la verga de Tom, y sin
mas preámbulos comenzó a besarla, se sentía muy bien hacerlo, Bill dejó de
pensar en si era correcto que estuviera rebajándose a chupársela a otro tío,
pero haría lo que fuera necesario para poder sacarse a Tom Trümper de la
cabeza, lo que fuera necesario por que el estaba acostumbrado a su vida
libertina y el hecho de que pensara en Tom, mañana, tarde y noche no le dejaba
usar a otra victimas, simplemente cuando veía sus caras y no eran la de Tom
toda la excitación se le iba.
—Si no me hubieras rechazado no tendría que haberte hecho
esto —susurró Bill sobre la sensible piel del pene de Tom, este arqueó la
espalda sin poder evitarlo, la lengua de Bill se sentía bien en ese lugar, y
estaba tan duro que dolía, Bill llegó a la punta y la lamió totalmente
llevándose en su lengua el liquido transparente que la adornaba, haciendo un
sonido de succión, Tom jadeó y jalo sus manos pero esta vez no para zafarse, si
no por el placer, no era la primera vez que le hacían una mamada pero Tom
sentía como si lo fuera, cada caricia era un huracán de placer en su cuerpo
entero, fue cuando Tom notó que la cuerda de su mano izquierda estaba aflojándose.
Bill abrió su boca y metió toda la cabeza dentro, Tom podría
haber jurado que vio estrellas bajo sus parpados, la soga en su mano cedía con
cada movimiento, Bill acariciaba con sus labios y lengua toda la punta haciendo
gemir a Tom roncamente, este se mordió los labios tratando de no darle el gusto
al cabrón de Bill, y Bill lo notó pero el también había recibido muchas mamadas
y sabia como hacer para sacarle a Tom una sinfonía de gemidos, Bill fue
descendiendo por toda extensión de Tom, chupándolo entero, las arcadas le
agarraron por sorpresa así que tuvo que alejarse, pero se recupero pronto y
volvió a succionarlo, Tom empujo sus caderas hacia arriba y Bill al fin pudo
contenerlo totalmente en su boca sin sentir arcadas.
—Maldición… aahh —gimió Tom al sentir como la cabeza de su
polla golpeaba la garganta de Bill, este aceleró el movimiento sintiendo como
su propia polla se hinchaba hasta el punto de ser doloroso, Bill sin dejar de
chupar a Tom se desabrochó los pantalones y saco su verga adolorida, luego
volvió a acomodarse mientras Tom deliraba de placer, Bill chupó y chupó fuerte,
entonces Tom jalo sus manos y la izquierda se libero, al instante su mano voló
a la cabeza de Bill, pero no para alejarlo…
Bill casi obtiene un paro cardiaco al sentir los dedos de
Tom en la cabeza, pensó que Tom lo alejaría… pero entonces la mano lo empujo
hacia abajo y Bill gimió, Tom se arqueó de placer soltando un fuerte “ohhh” al
sentir la vibración que provocaban los gemidos de Bill, se descontrolo
totalmente, su polla estaba chorreando, llenando la boca del otro chico con sus
fluidos, Tom no noto la mano de Bill acariciándose, solo empujo su cabeza hacia
abajo y embistió esa milagrosa boca, Tom estaba a punto, podía sentir como iba
a llegar, Bill también lo sintió, y trato de alejarse por que nunca había
tragado la corrida de alguien, sin embargo Tom lo tenia bien sujeto, entonces
Tom grito roncamente erizando todo el vello del cuerpo de Bill con el erótico
sonido, y se vino en su boca, Bill sintió el sabor salado y viscoso de la
corrida de Tom en la boca, y tragó entonces su propia polla expulso su semilla
casi desmayándolo, Bill nunca se hubiera imaginado correrse con solo eso, pero
sentir a Tom llegando al clímax en su boca simplemente fue demasiado excitante…
Tom cayó sobre la cama, escucho unas toses roncas de Bill,
las velas bailaban ante sus ojos pero la luz que provenía de ellas estaba
apagándose, poco a poco, hasta que todo quedo en oscuras.
—Oh… mierda —Aleia evito un charco de vomito en el piso de
su cocina y pasó hasta la maquina de café, preparo tres y salio llevándolos en
una bandeja, evitando la mierda del piso, había llamado a una empresa de
limpieza para que se encargara del terrible desorden, en su sala quedaban solo
dos personas una de sus amigas que estaba borracha con los pechos al aire y el
otro era un tipo seguro amigo de Tom, que estaba tan borracho que parecía estar
en coma etílico, después se ocuparía de ellos, subió al segundo piso y toco la
puerta, se escucharon unos gruñidos y Bill abrió la puerta, todo despeinado y
recién levantado, Bill cogió el café con agradecimiento y le dio un sorbo.
— ¿Qué tal la noche? —pregunto Aleia divertida, cuando entró
Tom estaba vestido y desamarrado pero seguía durmiendo, Bill sonrió bobamente.
—Nada mal —dijo no arrepintiéndose en lo absoluto de haber
estado con Tom, simplemente había sido algo… algo que nunca había sentido, y
eso que el había acabado haciéndoselo al otro chico, pero si era sincero
consigo mismo, le había excitado mas chupar la polla de Tom que ser chupado por
alguna victima, era la verdad.
— ¿Ya no eres virgen?
— ¡Claro que lo soy! ¡Yo te dije que Tom no iba a ser
diferente de los demás! —escucharon un ruido proveniente de la cama y se
paralizaron, Tom estaba despertando, el chico se dio la vuelta y abrió los ojos
confundido, luego los cerro y se tapo los parpados con el antebrazo.
—Oh mierda, joder, no fue un maldito sueño —dijo claro y
fuerte, Bill dio un respingo.
—Buenos días Tom ¿quieres café? —preguntó Aleia como si nada
acercándose con la taza de café, Tom ni la miró, se sentó lentamente como
sopesando cuantas vueltas daba el piso y si era seguro levantarse, lo vieron
quedarse en la misma posición varios minutos donde nadie dijo nada, entonces
Bill se animo a hablar.
—Eh… ¿Te sientes bien? —Tom alzó la mirada y Bill se quedo
en shock, Tom tenia una lagrima resbalando por su mejilla, y lo miraba con
furia, con odio, se un salto se puso de pie y dando dos zancadas agarro a Bill
de las solapas de su camiseta y lo sujeto fuertemente acercándolo a su rostro.
— ¡Eres un maldito infeliz! —le dijo, Bill trató del
soltarse— ¡Date por muerto imbécil! —Tom alzó el puño y se lo estrello a Bill
en la mandíbula, Aleia chillo asustada y trato de evitar que Tom volviese a
golpear a Bill que estaba en el piso acariciándose la mandíbula.
— ¡Basta! ¡La violencia no soluciona nada! —chilló ella
separando a Tom de su mejor amigo.
— ¿Qué ya te vengaste de mi? ¡¿El marica no podía soportar
que alguien lo rechace?! ¡¿Es eso?! —Bill alzó la mirada con un gesto de
desafío hacia Tom.
— ¡Te gustó! ¡No te hagas a la victima! ¡Deja de llamarme
marica que podrías convertirte tú en uno! ¿No crees? —Tom gruño y se abalanzó
con furia sobre el, Aleia fue empujada pero volvió a sostener a Tom del brazo,
mientras soltaba un potente chillido.
— ¡BASTA! ¡TOM LARGATE DE MI APARTAMENTO! —gritó firmemente
poniéndose en frente de Tom y mirándolo con firmeza, directo a los ojos, Bill
se puso de pie tambaleándose un poco, Tom encontró sus ojos y entonces, pareciera
que el tiempo hubiera perdido principio o final, simplemente se miraron, con
sus ojos diciendo tantas cosas y a la vez siendo tan silenciosos, Bill nunca
había vivido algo así.
—Nunca en tu vida vuelvas a acercarte a mi —dijo Tom
escupiendo cada palabra con asco— o voy a matarte maldito —amenazó antes de
girarse y largarse. Bill suspiró resintiendo el dolor de su mandíbula, pero
quizás había ido demasiado lejos con Tom, y todo para olvidarse de él, para
dejar de pensar en el todo el tiempo como quinceañera enamorada, pero al
parecer no había funcionado si no empeorado, Bill sentía que tenia que hablar
con Tom para disculparse pero no lo haría, sabia que había herido su orgullo, y
la lagrima que Tom había derramado se lo confirmaba, no había nada peor que
lastimar el orgullo de un “macho”.
— ¿Bill? ¡¿Qué tienes?! —preguntó Aleia asustada cuando vio
las lagrimas que resbalaban por las mejillas de Bill, este negó con la cabeza,
y ella se acerco a consolarlo. Entonces Bill rompió en amargos sollozos aferrándose
a su mejor amiga, ¿Qué había echo?
Realmente Bill Kaulitz, el magnifico y popular Bill Kaulitz
estaba enamorado de Tom Trümper.
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