lunes, 28 de enero de 2013

Cross Roads - 02

Capítulo 2: La negación de Tom Trümper.

— ¿Tom? ¿Te pasa algo? —preguntó Jessica al verlo mirar durante varios minutos a un chico alto, bastante atractivo que tenía una melena de pelo rubio, con un corte de pelo bastante punk, corto a los lados y más abundante al medio, Tom negó con la cabeza.

—No tengo nada —dijo llevándose el cigarrillo a los labios, Tom por un momento se confundió al ver al tipo rubio, ya que su cara le resultaba familiar solo que no sabía de dónde.

—Ah… bueno ¿Vendrás hoy a lo de Darío? —Tom hizo un sonido de fastidio con los dientes.

—No lo creo… ese tipo de fiestas no son lo mío Jess —sonrió de lado hacia la chica rubia que bufo molesta, acomodándose mechones de su hermoso pelo tras la oreja.

—Tom, tú no eres un criminal criado en las calles, tú no necesitas robar para sobrevivir, ¿Acaso tu padre no te da dinero? ¿Con todo el que tiene? —Tom solo conservó su sonrisa enigmática.

—Yo no quiero vivir de su dinero —declaró Tom terco, las personas que vivían por esa zona residencial lo miraban raro, por su vestimenta de maleante, pandillero y violador, Tom simplemente los ignoraba.

—Oh Tom, ¡por favor! ¿Tanto así lo odias? —preguntó ella más seria.

—No sé lo que siento por él —contestó Tom con sinceridad, cuando volvía a mirar hacia ese lugar en la calle donde había visto al sujeto rubio, pero este ya no estaba, Tom solo conocía gente de la calle, Jessica y su colegio eran los únicos nexos con su vida millonaria, nada más.

— ¿Entonces por qué no quieres ser Tom Trümper el hijo del un poderoso hombre de negocios? ¿Por qué eliges ser Tom Trümper el criminal callejero que roba para sobrevivir? —preguntó ella dramáticamente, es que realmente no lo entendía, ella había conocido a Tom en una reunión de la convención del club de Yates “Rose” donde su padre tenía un yate con terraza fiesta que era la mitad de grande que el monumental yate-fiesta que tenía el padre de Tom, y a pesar de que ella lo había conocido siendo niño rico, había descubierto que Tom era todo menos eso, compraba su ropa en rebajas, y la rompía para que se viera “mejor”, no le interesaba ir a las fiestas que armaban los hijos mimados de los padres millonarios, el la había llevado a sus propias fiestas, donde un puñado de maleantes se juntaba para rapear, para robar a la gente, para armar una hoguera y fumar cigarrillos baratos a su alrededor, y lo que era peor de todo, tomar ron o singani mezclado con cocacola, la bebida favorita de los maleantes de mala vida.

—Porque yo odio a los tipos que quieren ser el centro del universo —le contestó entonces sacándola de sus cavilaciones, ella cruzo sus piernas que estaban cubiertas por un corto short de tela, y se irguió mas sobre aquella banca incomoda de plaza, Tom apagó su cigarrillo y lo arrojó al bote de basura que estaba a un metro de distancia sin fallar la puntería.

— ¿Y eso qué tiene que ver? —preguntó ella, Tom se encogió de hombros la tomó de la mano y se puso de pie, ella resignada, asintió y se dejó guiar hasta su auto que estaba aparcado a un costado de esa plaza residencial. Subieron al vehículo y Jessica condujo, ella era la única que sabía de la doble vida de Tom, era la única que conocía ambos lados de la moneda, la única que conocía la enorme cantidad de dinero que Tom podría manejar como uno de esos pijos niños ricos si quisiera hacerlo, y la única que sabía que Tom preferiría vivir su vida como un criminal pobretón que vivir de la otra manera, Tom tenia más miedo de que sus amigos se enterasen de su origen, que de que su padre se enterara de sus andanzas.

— Y… ¿A qué hora pasas por mi esta noche gansta? —le molestó Jessica mirándolo en el asiento del copiloto brevemente antes de volver su vista al camino, el suspiró soltándose las rastas negras, para luego volverlas a sujetar mas fuerte sobre su cabeza.

— ¿Por qué insistes Jess? No voy a ir a la fiesta de niños pijos —dijo desatando la gorra que tenia atada a un costado de su cadera, en su cinturón, para ponérsela y protegerse del sol y también por si alguien lo reconocía subido en un auto costoso y que para mas colmo era violeta.

—No es una fiesta de niños pijos, Darío la hará en una casa que sus padres no usan por que se infesto de… cucarachas o algo así —dijo ella con cara de asco.

—Prefiero la calle, ahí no hay cucarachas, solo en los contenedores de basura —dijo Tom jugueteando con el piercing de su labio, ella soltó una risilla cantarina.

—No tonto, la casa ya fue fumigada, solo que sus padres no volvieron a usarla, hace tiempo, vamos Tom acompáñame —rogó ella soltando la palanca de cambios y pinchándole un costado con su dedo, Tom se alejo evitando reírse por las cosquillas.

—Está bien, te advierto que estaré ahí exactamente por veinte minutos y después me iré —ella soltó un chillido emocionado mientras detenía el auto en media calle— ¿oye por qué paras? —preguntó Tom asustado mirando por el retrovisor que no viniera ningún auto atrás, pero Jessica no contesto solo se colgó del cuello de Tom, el sonrió rendido, Jessica era demasiado “nice” para asimilarlo, pero era una buena amiga y Tom la estimaba, le  devolvió el abrazo y Jess volvió a arrancar el vehículo.

— ¿Te llevo a tu casa? —preguntó ella, se notaba la emoción en su voz, Tom la comprendía nunca había aceptado salir con ella a esas fiestas era la primera vez que cedía.

—No —dijo Tom después de ver la hora en su celular— déjame en Village Hope —pidió entonces, Jessica arrugó su nariz, era uno de los barrios pobres de la ciudad, donde vivían todos los delincuentes amigos de Tom, ella lo llevó justo hasta donde había un letrero despintado y algo roto que decía “bienvenidos a Hope Ville” Tom le juró que pasaría a recogerla a las ocho para que al fin ella pudiera irse.

Tom conocía ese lugar mejor que el ostentoso barrio donde realmente vivía, así que se fue caminando con las manos en los bolsillos tranquilamente, hacía dos días que no iba a su casa, su padre nunca decía nada, de hecho Tom ignoraba si su padre sabia que él no dormía todos los días en su cama, solo lo buscaba cuando las notas del colegio eran desagradables, por eso Tom procuraba obtener una nota mínimamente regular para evitar esas conversaciones de “padre a hijo”, su madre por su parte, trataba de hablar con él, le preguntaba como estaba, si necesitaba algo, y cuando Tom le decía “todo está bien mamá” “no necesito nada” ella depositaba un dulce beso en su frente y se iba, y Tom era feliz así.

—Hey big T —saludó un chico negro bastante musculoso, iba sin camiseta mostrando su cuerpo bien formado y lleno de tatuajes, uno de ellos rezaba “The World is mi home” con dos revólveres iniciando y terminando la frase, el tatuaje adornaba todo el pecho oscuro de Lees.

—Hey Lees —saludó Tom chocando puños con el sujeto— ¿Qué rayos te pasó en la oreja? —agregó al ver como el cartílago de Lees estaba partido, no era una herida muy grande pero eso realmente debería estarle doliendo.

—Don me busco, hermano —dijo Lees comenzando a caminar junto a Tom— simplemente no sé como sucedió, solo me di cuenta cuando estábamos peleándonos en el piso.

— ¿Qué paso? —a Tom le parecía sumamente extraño que Lees y Don se peleasen, eran buenos amigos, al igual que todos en las calles, pero sucedían ese tipo de incidentes entre amigos, era típico un par de encontrones entre miembros de un mismo territorio, hubiera sido peor si Lees se hubiera encontrado con algún sujeto de otro barrio, ellos narco traficaban con drogas, en pocas cantidades pero lo hacían, y si otro sujeto entraba a vender merca en esa zona podía darse por muerto por que todo el clan lo buscaba para matarlo.

—No lo sé hermano, nos fuimos caminando hasta la esquina de la casa de Lily, yo estaba con mi novia, y Don estaba muy bebido, traté de llevarlo a su casa y él no quería, se puso a gritarme, entonces simplemente lo dejé ahí en la calle, yo ya había hecho lo que podía, pero Don no se quedo ahí, se saco su camiseta y comenzó a insultarme, así que le tiré un golpe, pero él se lo buscó —dijo Lees

— ¿Cómo dejaste a Don? —preguntó Tom entonces sonriendo de lado.

—Yo también había tomado, así que opino que me pase un poco de la mano, simplemente no me di cuenta de que estaba destrozándole la cara en el piso, hasta que mi novia me jaló lejos de él.

—Hermano, cualquiera hubiera hecho lo mismo —dijo Tom esperando pronto ver a Don para ver su cara— ¿A dónde vas Lees?

—A ver a mi novia, se pone algo irritable cuando me meto en peleas —dijo el negro pasando sus dedos por el pelo corto de su cabeza, Tom escucho varios “clings” provenientes de sus bolsillos, y no sonaban como monedas chocando entre sí, sonaba como un cuchillo chocando contra una manopla.

—Bueno nos veremos después Lees —Tom choco puños con el negro.

— ¡Te esperamos esta noche! ¡En casa de little pig! —se despidió el negro alejándose, Little pig era un chico mestizo, hijo de padre negro y madre rubia, era de baja estatura y tenía los cachetes del rostro algo inflados, y por eso el apodo de Little pig. Sin embargo a pesar de su inocente apariencia, little pig era una fiera peleando, se movía rápido y por debajo, dejando al oponente confundido, Tom siguió caminando hasta llegar a una casa de dos pisos, no muy grande, el jardín delantero tenía varios cachivaches apilados sobre el césped crecido, el perro de Don saltó con facilidad la cerca de madera y corrió hacia Tom emocionado, Tom acaricio la cabeza del sucio perro, Don nunca lo bañaba.

— ¿Cómo estas Teddy? —además de que el animal tenía nombre de oso de peluche se parecía mucho a uno, tenía un pelo suave a pesar de la mugre que lo cubría, y unos ojos contentos, el perro se dejó acariciar y camino a su lado, Tom entró tranquilamente a la casa, paso a la pequeña sala, donde habían solo un par de sillones frente a un televisor barato y un par de plantas, una de ellas marchita. La casa de Don entera entraba tranquilamente en el amplio recibidor de la suya.

—Hola big T —saludó una mujer desde la puerta de la cocina — ¿quieres papas fritas? —ella le ofreció un plato lleno de papitas fritas caseras, Tom lo acepto con alegría eran deliciosas.

—Gracias señora ¿Cómo esta Don? —la mujer suspiro rodando los ojos.

—Es un cabeza hueca, está en el jardín de atrás hijo, pasa si gustas —la mujer volvió entrar a la cocina, Don la mantenía trayéndole dinero para lo que necesitase.

—Gracias —Tom salió con el bol de papas fritas hasta detrás de la casa, donde había un jardín pequeño, Teddy estaba ahí sentado al lado de su dueño, Tom se acercó a la mesita donde Don estaba trabajando en algo, al acercarse vio tres armas, una AK 47 y dos revolver tradicionales, Don los estaba limpiando con un trapo y un alambre.

—Hey big T —saludo Don poniéndose de pie y abrazando brevemente a Tom— ¿Qué tal mi hermano? —pregunto jalando otra silla para que Tom se sentara, este así lo hizo a su lado.

—Todo normal, hermano, ¿Qué estás haciendo? —Tom dejó el bol de papitas sobre la mesa, Teddy olisqueo contento, Don saco un puñadito de papas fritas y se las metió en la boca al perro, para luego sacarse el un poco.

—Estaba limpiando, están llenas de polvo y mugre —dijo metiendo las papitas en su boca y continuando con su labor, Tom pudo ver que Don portaba unas enormes gafas que cubrían todo el área de sus ojos, cosa que nunca le había visto usar, menos en un día nublado, pero algo le preocupaba más a Tom que lo que Don pudiera esconder bajo ellas y eso eran las armas.

— ¿Qué planeas hacer con ellas? —preguntó con cautela, Don dejó sus labores, hasta dejo de masticar sus papitas y las trago así nomás, alzó su mirada hasta Tom y lo miro unos instantes, Tom pudo sentir un ligero tufo alcohólico junto al olor de sudor, Don aun olía a bebida del día anterior.

—Te enteraste ¿verdad? —preguntó quitándose los lentes, su piel morena estaba verdosa alrededor de su ojo izquierdo, que estaba cerrado debido a la hinchazón, y apenas podía ver la pupila de ese ojo que era prácticamente una rendija entre la piel hinchada, en el otro tenía una gran rajadura sobre la ceja, pero a pesar de eso… no estaba tan mal como Tom pensaba.

—Si hermano, me encontré con Lees al venir para tu casa, me contó lo sucedido —dijo Tom sacando mas papás para comérselas.

—Fue mi culpa bro, yo estaba bebido y le llegué a los cojones a Lees, si él me hubiera dicho lo mismo que yo le dije anoche, también lo hubiera golpeado —Tom se tranquilizó entonces, por un momento creyó que Don quería matar a su amigo solo por una borrachera y palabras sin sentido.

—él me dijo lo mismo, que estabas demasiado bebido y no sabías ni lo que hacías —comentó Tom, Don asintió con la cabeza, volvió a ponerse los lentes y guardo los trapos sucios en una bola arrojándolos a una pequeña casita de madera donde guardaban los instrumentos de jardinería, cogió sus armas para guardarlas en sus estuches, llevó las tres cajitas bajo su brazo Don lo invitó a quedarse a cenar, cosa que Tom aceptó sin dudar, Todos ellos creían que él no tenía casa… y mejor que siguieran creyéndoselo.



La madre de Don hizo un delicioso cordero que los tres comieron viendo las peleas por cable, luego ella se retiró a descansar y Don se quedo dormido en el sillón de su casa, Tom se sentía bastante cómodo sentado en el otro sillón, pensó que sería buena idea dormirse un rato antes de irse a los de Little pig, pero entonces recordó… le había dicho a Jessica que la acompañaría a la fiesta de Darío, lo cual significaba que tenía el tiempo contadísimo y que iba a llegar tarde a lo de Little pig, se levantó y apagó la tv, Don estaba profundamente dormido y roncaba así que Tom ni lo despertó para despedirse, después de todo Don sabía que Tom sabia cuidarse bien solo, Tom salió de la casa y se alejó rápidamente hasta la plaza del barrio, un par de niños jugaban con cometas, tratando de hacerlas volar, vestidos con simples camisetas, cortos sucios de tela y un par de chinelas, Tom los observo riendo tan contentos, él a su edad no recordaba haberse reído a si siendo un niño, no recordaba muchas cosas de su niñez y lo prefería así, quizás no habían cosas que valiesen la pena recordar.

Tomó un taxi fijándose muy cuidadosamente que nadie lo viera, porque supuestamente él no tenía dinero para pagar un taxi, de hecho no lo tenía encima pero traía muy bien oculta una tarjeta de crédito que su padre le había regalado,

— ¿A dónde joven? —preguntó el taxista mirándolo con desconfianza, Tom lo comprendió, alguien vestido como pandillero no era buena señal, pero igual no tenía otra opción en ese momento para llegar hasta su casa.

—La zona céntrica de la ciudad —pidió Tom, nunca iría directamente en taxi hasta su casa por si alguien estaba siguiéndolo, el taxista lo miró aun más raro si era posible, ¿Qué haría un pobre diablo sin dinero en la zona donde vivían los magnates? Seguramente eso estaba pensando el hombre pero no dijo nada y arrancó.





— ¿Tom cariño? —Tom dio un respingo, justo antes de entrar a su habitación la voz de su madre resonó en el elegante pasillo iluminado por focos artísticos a los lados, que simulaban ser antorchas con fuego.

—Hola mamá —saludó girándose, su aspecto era horrible, y seguramente olía a tabaco sudor y tierra, y otros olores mas prohibidos.

— ¿Dónde estuviste cariño? —preguntó ella mirando las manchas de barro en la parte inferior del roto pantalón de Tom, este trato de pensar en alguna excusa creíble pero no se le ocurrió ninguna y solo pudo decir la verdad:

—Con mis amigos —balbuceó, mirando con los ojos alerta a su madre, ella iba con un hermoso vestido dorado, que realzaba el color de su piel, y un cinturón café que ataba su cintura, Tom notó que la hebilla del cinturón café combinaba con el vestido y los tacones, en ese momento Tom parecía un pordiosero frente a una reina imperial o al menos así se sintió en ese momento, indigno de ser visto por su progenitora.

—Bueno cariño, es interesante que te diviertas… pero ¿tienes que usar esa ropa que se rompe tan fácil? —Tom casi se ríe al escucharla, si ella supiera que el mismo rompía su ropa.

—Es la moda mamá… me comprare otros —dijo agarrando entre sus manos sus pantalones rotos y sucios.

—Está bien cariño… al menos la moda entre los jóvenes de tu edad cambió —dijo ella moviendo su castaña melena, Tom olió el aroma de su perfume a lavanda y se sintió todavía más sucio— aún recuerdo cuando comenzaste a vestir esa ropa increíblemente ancha, te veías gracioso parecías un enanito con esas camisetas que te llegaban hasta el muslo —sonrió ella, Tom también sonrió sin poder evitarlo, su madre siempre le había molestado con su ropa ancha, él había comenzado a vestirse así para impresionar a sus amigos en el colegio, únicamente como un disfraz, pero luego conoció a Bill Kaulitz y sucedió ese incidente innombrable, entonces Tom había salido a la calle, y ahora era al revés, antes alardeaba de las calles sin conocerlas, y ahora conocía las calles sin alardear de ellas, ninguno de sus amigos de calle usaba ropa ancha y combinada como él solía hacerlo antes, incluso le llegó a parecerle ridícula la ropa de marca que estaba usando para parecer un ganster, así que cambió su estilo por uno realmente callejero con ropa de segunda mano y se sintió el mismo por primera vez en su vida.

— ¿Te gusta más este look? —preguntó Tom bromista, ella soltó una risita.

—Tú siempre te vez tan guapo cariño, me gustarás uses lo que uses —dijo ella sonriente— oh cariño, Jessica me llamó, dijo que estabas con ella y que no querías acompañarla a una fiesta ¿cariño y si le pasa algo? —preguntó ella algo molesta Tom negó con la cabeza, cuando no Jessica confabulando contra él.

—Mamá yo dije que no quería ir, no que no iría —dijo Tom a la defensiva— Ella me convenció de acompañarla.

—Que bueno cariño, ella es una chica muy linda, espero que se diviertan en la fiesta —Tom asintió, entonces sus mamá se acercó y él tuvo que luchar por no retroceder asustado, porque tenía miedo de que ella oliera sus mentiras, que ella se diera cuenta de la vida delincuencial que llevaba cuando no estaba en el colegio o en casa. Pero ella lo abrazó sin importarle la mugre, el sudor o cualquier cosa, y después se alejo contenta, Tom sintió su pecho caliente y confortable, sentimiento que solo su progenitora le brindaba. Entró a su elegante habitación, encontrándola igual que siempre, pulcra, limpia, y muy ostentosa, se quito la ropa que traía y la arrojo a la basura, no había de otra, si su mamá volvía a verlo con eso se extrañaría, tomó un baño algo largo para quitarse la mugre de esos dos días que había estado en las calles, los fines de semana era lo mismo, y ese domingo no hubiera regresado a su casa de no ser por la maldita fiesta del imbécil de Darío a la que Jessica le estaba prácticamente obligando a ir.

Se vistió con su ropa barata de segunda, porque no le gustaba la demás ropa de marca que tenía en su armario, por que no pensaba vestirse como uno de esos niños riquillos, nunca, y porque tenía que ir a la casa de little pig después de la fiesta de mierda.



—Tan lamentable como siempre —saludó Jessica a Tom sin sorprenderse de verlo con esa ropa de pobretón, ella estaba despampanante, con un jean de marca, zapatos de diseñador, una blusa negra que combinaba con los zapatos negros y la bolsa de DG.

—Y tú tan… igual que siempre —dijo Tom mirándola, ella giró sobre su eje dándole la maravillosa vista de su cuerpo bien formado, era una de las chicas más hermosas que hubiera visto, pero extrañamente desde que la conoció nunca había tenido intenciones de llevársela a la cama como sucedía con otras chicas, quizás porque la veía más como una hermanita que como una mujer.

—Estas pegándote esa horrible forma de hablar que tienen tus amigotes —dijo ella arrugando la nariz con disgusto, Tom solo se rió sin contestar mientras iban hasta el coche de ella, Jessica sabia que Tom no tenía auto, porque simplemente no quería tenerlo, llegaron al auto y ella le cedió el mando a Tom, este se encogió de hombros y subió tras el volante.

Cuando llegaron a la casa recién desinfectada de plagas Tom rodó los ojos, se había imaginado otra cosa pero realmente iba a ser una fiesta de pijitos, la “casa” era en realidad un chalet elegante y bien iluminado, podía ver la exuberante terraza llena de gente, con el techo blanco y la iluminación perfecta. El elegante lugar ya comenzaba a sentir la fiesta, pues sonaba una música medianamente fuerte del interior, habían muchos autos costosísimos aparcados cerca al chalet y aún entraban personas que claramente eran hijos de millonarios.

— ¿Esta es la casa llena de cucarachas? —preguntó arqueando una ceja, Jessica asintió descaradamente.

—Sí, Darío me confeso, a duras penas claro, que habían visto dos cucarachas en la cocina, pobre, le dio mucha vergüenza decírmelo.

— ¿Dos…? Olvídalo yo me voy de aquí Jess —dijo Tom bajando del auto, ella también bajo rápidamente y rodeo el auto para alcanzarlo,

—Tooomi —se quejó poniendo un puchero— prometiste estar conmigo —Tom suspiró derrotado lo había prometido y tenía que cumplir.

—Está bien, pero yo prometí veinte minutos exactos y eso es lo que me quedare —aclaró tajante, ella suspiro y asintió.

— ¿A dónde iras después? —pregunto ella cuando caminaban hacia la casa.

—A lo de Little pig —contestó Tom, ella arrugo la nariz.

—Little pig… ¿Ese chico bajito y gordito? —Tom asintió— pero si es un… ¿no es muy joven para ser… ya sabes “del barrio”? —dijo haciendo una pose rapera Tom rió y la jaló para que caminara y dejara de hacer el ridículo.

—No tonta, el tiene un año más que yo —Tom vio su cara de asombro y era normal, little pig parecía un niño, pero no lo era en absoluto.

—Uff, no lo aparenta —dijo ella mientras entraban al elegante lugar, dentro ya habían varios jóvenes bailando la música electrónica, había un DJ a un costado, sus auriculares tenían unas pegatinas con forma de dólar a los costados, Tom rodó los ojos, esos tipos sí que le hastiaban, odiaba a la gente que presumía de su dinero a los que no lo tenían, se consideraba a sí mismo una de esas personas de barrio bajo, no uno de esos pijos así que era como estar en territorio enemigo para Tom— relájate Tom parece que tuvieras alergia a este lugar —rió ella girando los ojos.

—Creo que me va a dar urticaria —dramatizó Tom comenzando a rascarse por todos lados como si de verdad le picara.

— ¡Para Tom! ¡Para! —dijo ella sujetando sus brazos juguetonamente— ¡Me pondrás en ridículo! —se rieron pasando totalmente desapercibidos ya que la música era demasiado fuerte como para que sus risas se escucharan por encima de la música, entonces Tom la vio, quizás la única chica dentro de esa casa que podía competir con la belleza de Jessica: Aleia, el corazón de Tom latió disparado y no pudo evitar enfrentarse de nuevo a los terribles problemas que había tenido desde aquel “incidente” hacia dos años, y todos aquellos sentimientos que estaba encerrando dentro de sí afloraron otra vez, al igual que los recuerdos….

Tom salió del departamento rápidamente, con los recuerdos acumulándose en su mente, con el rostro de Bill tomando forma en sus borrosos recuerdos, se sintió tan humillado, su estómago dio un par de vueltas y tuvo que detener su frenética carrera en dirección a la salida del edificio, sintió arcadas pero pudo soportarlas, respiro fuertemente durante varios minutos, sus ojos se humedecieron y él no sabía si era por las arcadas, por el terrible dolor en su cabeza o por lo que acababa de vivir…

Ese día llegó a su casa que lucía vacía y enorme como siempre, preguntó por sus padres pero un empleado le dijo que habían salido a una importante reunión, Tom sabía que a su madre no le gustaba mucho ese tipo de reuniones de negocios, ella era más de fiestas de cumpleaños o de compromisos y bodas, así que supuso que su padre le habría insistido mucho para que vaya, subió hasta su cuarto, que estaba algo desordenado como siempre, y se metió inmediatamente al baño, se quitó la ropa y dejo que la reconfortante agua caliente lavara su cuerpo, pero cuando cerró los ojos pudo ver a Bill Kaulitz engullendo su polla, sus labios rosados y brillantes contra la oscura piel de su verga, su pelo que le hacía cosquillas cerca de los huesos de las caderas, la lengua de Bill acariciándolo, Tom abrió sus ojos asustado, para descubrir que tenía una erección, y simplemente no podía creerlo, no podía creer que estuviera excitándose con los recuerdos de “eso” , ni si quiera había recordado la parte en la que casi se había acostado con Aleia, y eso era una patada en las bolas del orgullo y la virilidad, el no era un marica, no le gustaban los hombres ¿entonces por qué se excitaba con el recuerdo de Bill Kaulitz haciéndole una mamada?

Los días pasaron, Tom estaba sumamente distraído en ese entonces, se había faltado al colegio tres días, y su padre ya le había echado el “discurso” pero no podía… no quería ver la cara de Bill Kaulitz, sin embargo el miércoles tuvo que ir, era la entrega de notas, y fue junto a su madre para recoger el documento con sus notas, y a pesar de que Tom quería por todos los medios evitar a Bill Kaulitz se lo encontró apenas entrar al colegio enorme, era un colegio privado así que era grande y sofisticado ¿entonces por qué carajos tenía que encontrárselo apenas cruzaba la elegante verja de su colegio? Habiendo tantos lugares a los que ir se lo encontró ahí justo en la entrada, Tom maldijo su suerte.

Bill Kaulitz estaba a un costado de una elegante y alta mujer, que se parecía bastante a él, seguro su madre, y junto a Aleia que venía acompañada de un hombre igual de pelirrojo que ella, pasó por su lado como si no existieran, su madre tuvo que aumentar la velocidad para ir a su lado.

— ¿Pasa algo hijo? —preguntó mirándolo extrañada.

—No mamá, todo está bien —dijo cuando estuvieron lo suficientemente lejos de ellos, justo a tiempo, pues Tom sintió un cosquilleo en sus mejillas que le indicaba que se había ruborizado, su corazón comenzó a latir frenéticamente y las manos le sudaban ¿ahora iba a tener esa reacción cada vez que Bill estuviera cerca? No iba a tolerar algo así, un tonto pagado de sí mismo además de amar únicamente salirse con la suya en cualquier situación no era digno de provocarle tales reacciones corporales, mucho menos un jodido HOMBRE, se acercaron a las elegantes oficinas del colegio donde la directora le informó que Tom había perdido cuatro días de clases pero que su promedio era bastante bueno, su madre aceptó contenta y le prometió que Tom no volvería a faltarse, cuando iban de salida Tom sujeto la mano de su madre y la detuvo, esta se volteo rápidamente y lo miró confundida.

— ¿Tom? ¿Quieres comer algo antes de irnos? —preguntó por si su hijo tendría hambre para haberla detenido justo al lado del comedor del colegio.

—Mamá quiero cambiarme de colegio —dijo Tom inesperadamente, Dayanne lo miró sorprendida.

— ¿Qué? ¿Cambiarte de…? ¿Por qué? —pregunto ella mirando sus notas, no eran las más altas pero eran notas bastante buenas.

—Es que… no me gusta este colegio, opino que la gente de aquí… no me gusta —dijo Tom seriamente, tratando de que su madre le creyera, porque ella era capaz de descubrir si mentía, Tom necesitaba actuar bien en esa ocasión.

— ¿Por qué hijo? ¿Te hicieron algo? —preguntó ella preocupada, Tom quiso reír, su madre pensaba que era víctima de Bulling o algo así cuando en realidad el era quien intimidaba a otros con su actitud y su pinta, ella jamás adivinaría lo que en verdad le habían hecho.

—No mamá nadie me hizo nada —declaro firmemente para que ella lo tuviera claro y ni se imaginara que le hubieran hecho “algo” a su hijo, nunca lo hubiera soportado, ya era suficiente humillación haber sido engañado y utilizado por… mejor ni pensar en eso— es solo que quiero cambiar de ambiente, y bueno recibí las notas del segundo trimestre, eso me basta para que pueda cambiarme a otro colegio y acabar el último trimestre ahí ¿verdad? —Dayanne asintió algo perpleja y no le hizo más preguntas solo asintió.

—De acuerdo querido, hablaré con tu padre, supongo que si tus notas son aceptadas en otro colegio podrías cambiarte…

Tom no utilizó su ropa ancha el primer día que fue a su “nuevo colegio”, utilizo ropa normal, ropa cara que su madre había comprado para él, ropa a la moda, hizo buenos amigos, y fue un buen alumno durante un par de semanas, pero entonces, Tom dejó de fingir que todo estaba bien, porque cada noche soñaba con el “incidente” ni quisiera quería mencionarlo o pensar en él con otro nombre que no fuera ese, soñaba vívidamente cada noche con los detalles de dicho incidente, podía sentir olores ruidos y hasta sentía el tacto, eran sueños demasiado realistas, Tom despertaba perturbado, y con una erección absurdamente dolorosa entre sus piernas, las primeras veces la ignoro por qué no iba a rebajarse a hacerse una paja en nombre de… “ese” pero después de un par de días de ducharse con agua helada para bajarse la excitación Tom se rindió, no podía seguir así, entonces aceptó hacerse una paja pero de ninguna manera seria un paja por culpa de… “ese” así que Tom cogió un poco de porno lo puso para verlo en el televisor y comenzó a masturbarse dura y continuamente, como si en vez de darse placer estuviera castigándose, no cerró sus ojos ni un instante ni siquiera cuando se vino abruptamente sobre su mano, y aun que sus ojos estaban fijos en el video que estaba viendo, su mente le obligó a recordar una vez más la boca de “ese” sobre su polla, justo en el medio de su orgasmo, haciéndolo más fuerte de lo que en un principio pensó que sería, Tom conocía su cuerpo y eso de correrse así de fuerte y en tan poco tiempo como un novato, era malo, el no era así y ahora después de lo de “ese” todo era diferente, TODO, Tom ahogo un aullido de rabia y se decidió que haría algo para cambiar todo lo que ese accidente le había dejado diferente a como era antes, Tom juró volver a ser el mismo que antes. Lo que él no sabía es que solo lo lograría a medias.

Un día que Tom regresó de su nuevo colegio escucho a Wagner sonando desde la terraza y supuso que su madre estaría ahí, no se equivoco, cuando se fue acercando la descubrió en su elegante mesita de té, sorbiendo una pequeña taza blanca bien elaborada con el más fino material, Tom se sentó a su lado.

—Hola cariño —saludó ella besando su mejilla— ¿me acompañas a tomar el té? —Tom asintió, su madre se apresuró a servirle té en la elegante y cara vajilla, Tom aspiró el embriagante aroma del té de menta con un poco de limón, y le pegó un sorbo apreciando su delicado y delicioso sabor, era perfecto para el paladar de su madre opino Tom.

— ¿Mamá? —llamó Tom, algo nervioso, Dayanne se volteo a verlo y Tom pudo notar que ella había percibido su estado.

— ¿Si querido? —preguntó ella, Tom respiro profundamente, y se lo dijo.

—Yo… creo que necesito… hablar con un psicólogo —era la primera vez que Tom veía a su madre quedarse de piedra, ella no pudo moverse durante unos instante Tom pensó que ni respiraba, entonces ella pareció recuperar el movimiento y cogió las manos de Tom entre las suyas.

—Cariño estoy anonadada ¿sabes que puedes confiar en mi cierto cielo? —preguntó angustiada pero cautelosa, Tom trato de tranquilizarla.

—Mamá nadie me golpea ni me hace bulling, lo juro, es solo… que tengo un problema… muy íntimo —dijo Tom todo rojo, su madre arqueo una ceja— ¡hay mamá! —se desespero Tom incapaz de continuar.

— ¿Intimo? ¿Tienes un problema con tu cosit…?

— ¡Mamá! ¡No lo digas así! ¡Me-mejor ni lo menciones! —pidió Tom a punto de hacer combustión espontánea escucho un par de risitas de su madre y enrojeció aun mas.

—Cariño tranquilízate, ¿No crees que sería mejor ver un doctor?

—No… mamá no es un problema físico… es… algo que ¡ah! —se desespero Tom moviendo las manos con brusquedad.

—Tom, cielo, no tienes que ponerte tan nervioso, después de todo soy tu mamá y me alegra mucho que hayas confiado en mí para decirme esto, y comprendo que prefieras hablar de cosas tan pudorosas con un profesional que con las personas que conoces y quieres, contrataremos un psicólogo, será difícil hallar un hombre pero no imposible —dijo ella complaciente, Tom sonrió pero entonces pensó que no era capaz de contarle algo así a un hombre, aun que fuera a un psicólogo, se sentiría demasiado rechazado contarle eso a un hombre así que intervino.

—No mamá, yo quiero que sea una mujer —dijo Tom Dayanne puso cara de confusión.

—Está bien —dijo suspirando, no tenía caso preguntarle más a su hijo, ella lo conocía lo suficiente como para saber que este no le diría nada, por suerte Dayanne tenía una muy buena amiga suya que era psicóloga…

Tom salió del colegio con su ropa de marca y su carísimo material escolar, sus amigos habían tratado de llevarlo a los juegos pero el declinó rotundamente, incluso mintiéndoles, tenía otra cosa que hacer y estaba ansioso, fue hasta la dirección donde le indico su mamá y subió al edificio, decía tercer piso oficina numero 203, Tom buscó la puerta que tuviera ese nombre y la encontró, bajo los números dorados había una placa del mismo color que rezaba:

Dra: Loren Blond P.
Psicóloga

Tom entró y vio una sala de espera con una secretaria detrás del escritorio, hablando por teléfono en un idioma raro que Tom nunca había escuchado ni siquiera en televisión, se sentó en una de las sillas pero justó la chica colgó el teléfono, y le habló haciéndole sobresaltar.

— ¿Eres Tom Trümper? —Tom asintió— bien, llegaste a tiempo, pasa por favor —pidió ella sonriendo, Tom se levantó y entró donde le indicaban, entonces un aroma dulzón invadió sus fosas nasales, Tom observo el humo que ascendía desde un adorno con forma de barco, el humo salía del mástil del barco.

—Es un lindo aromatizador natural ¿no crees? —preguntó una suave voz, Tom vio a la mujer que estaba sentada tras el elegante escritorio, era rubia tenía el pelo corto, hasta el cuello, Tom le calculó la misma edad de su madre, pero sin duda la mujer tendría más años que no aparentaba en absoluto.

—Buenas tardes —saludo Tom algo incomodo.

—Oh, no es necesario que seas formal conmigo, de hecho yo prefiero que mis pacientes me traten con la mayor camaradería posible, dime Loren y yo te diré Tom para que entremos en más confianza ¿te parece? —Tom asintió, dejo su mochila en el piso y se recostó sobre el sillón de cuero donde se recostaban los pacientes.

— ¿Cómo supo mi nombre?

—Todos mis pacientes hacen una cita antes de venir, tu madre me dio todos tus datos —Tom pensó que había hecho una pregunta muy tonta entonces pero no dijo nada más, espero a que la psicóloga hablase— Dayanne me dijo que tú querías una psicóloga, en primer lugar me parece muy bien que hayas sido tu quien hubiera dado el primer paso en busca de ayuda, eso lo hace todo más fácil pues se que estarás dispuesto a cooperar.

—Sí.

—Ella también me dijo que tu problema era sexual, no con esas palabras, pero me lo hizo saber entre líneas, ella estaba realmente curiosa sobre el hecho de que prefirieses hablar de ese tema con una mujer en vez de un hombre…

Tom no dijo nada, ¿Qué podía decir? Pero al parecer la doctora estaba esperando que dijera algo, y entonces se puso a pensar: “¿Cómo le cuento?” porque Tom pensaba que iba a ser más fácil decírselo a una mujer que no conocía que a su madre, sin embargo llegado el momento de la verdad no sabía cómo hacerlo así que su cerebro automáticamente busco un tema para desviar la conversación.

— ¿Usted es muy amiga de mi madre?

—Sí, fuimos al mismo colegio, no sé si recuerdas pero yo soy su madrina de bodas, y aún que nuestros trabajos y vidas nos han distanciado, seguimos siendo buenas amigas —Tom asintió, ahora recordaba a la mujer, habían fotos donde su madre salía con una chica rubia que tenía el mismo color de ojos verdes que la doctora, así que supuso que sería ella más joven y cuando tenía el pelo largo.

—Yo… ¿No le contará nada a mi madre? —preguntó girándose para mirarla, ella había dejado el escritorio y ahora estaba sentada en un sillón cerca de donde Tom estaba recostado, Tom no la vio anotando nada como en las películas, ella solo estaba ahí mirándolo.

—Yo me tomó mi trabajo con pasión y profesionalidad, tu madre es muy amiga mía pero tú eres un paciente ahora, y existen reglas en mi profesión una de ellas es la confidencialidad de cada paciente, si yo revelara algo podría perder mi empleo incluso podrían meterme en un juicio, por eso, todo lo que conversaremos aquí se quedara entre nosotros Tom —el chico sintió como el nerviosismo aumentaba pero el mismo había buscado ayuda y ahora iba a obtenerla, así que abrió la boca y comenzó a contarle absolutamente todo.



Loren escucho a Tom hasta el final, sin interrumpirlo ni una sola vez, podía notar la frustración de chico, lo humillado que se sentía, lo que le había pasado podía considerarse una violación, pues Tom había sido obligado a hacer algo que no quería, pero entonces Tom llegó a la parte donde todo aquello le “gustaba” y Loren comprendió la situación, el hijo de su mejor amiga, gustaba de los hombres, no es que fuera gay, Loren podría decir que le seguían gustando las mujeres, y tampoco quería catalogarlo como bisexual hasta hacer unas cuantas preguntas más.

—Tom… tú dijiste que lo que pasó con ese chico te gustó, podrías describir como exactamente te “gusto” porque una felación siempre va a ser placentera, ya sea un hombre o una mujer quien lo haga, simplemente es el cuerpo respondiendo a una sensación de placer.

—Pues me gusto más que cuando me lo hacían las chicas —admitió Tom ruborizándose ligeramente.

—Eso podría haber sido simplemente la técnica que el chico uso en ti, me refiero, a que es lo que sentiste aparte de la humillación y la rabia, trata de enfocar algún buen sentimiento que hayas tenido justo en ese momento, no me refiero a lo físico, me refiero a lo espiritual. ¿Puedes encontrar algún sentimiento?

Tom cerró los ojos reviviendo el momento con nitidez, a pesar de que estaba bebido y drogado por quien sabe que pastilla, Tom podía acordarse de muchos detalles al igual que en sus sueños, así que no fue difícil encontrar la respuesta:

—Llego un momento en el que solo… me sentí cómodo  —dijo Tom sin dudar— pero eso fue… después de que me rindiera, en mi mente solo podía pensar: “Tengo que evitarlo” no quería que sucediera por ningún motivo, así que traté de escapar pero estaba bien amarrado, y cuando él se me acerco pensé “Dios, esto realmente va a pasar” y cuando él comenzó a hacerlo simplemente sentí como si todo mi ser se rindiera, porque no había otra salida, después cuando deje de pensar… solo me sentí cómodo con la situación —acabó Tom sintiéndose levemente más ligero, era como haber descargado un peso de encima, descubrió que se sentía bien hablar de ese tema con alguien en lugar de guardárselo.

Fue la primera vez que Tom la vio escribir algo en un pequeño bloc, unos golpecitos en la puerta los interrumpieron, la cabeza de la secretaria se asomó.

—Lo siento doctora, el siguiente paciente ya está aquí…

—Oh si, dile que me espere unos instantes, enseguida lo atiendo —la secretaria asintió antes de salir, Tom se puso de pie entonces, listo para irse— Tom, quiero que hagas algo para nuestra próxima consulta, quiero que escribas en una hoja lo que sueñes durante la semana, desde hoy hasta el próximo miércoles, se que te molestan esos sueños, pero es necesario ¿Está bien? —Tom asintió— de acuerdo, nos veremos la siguiente semana —se despidió ella con una sonrisa cálida.

—Adiós.

—Adiós Tom, cuídate.



Llevaba cinco meses y medio asistiendo a visitar cada miércoles a la psicóloga, Tom se sentía mejor, ya no tenía esos sueños y comenzaba a dejar de pensar en toda esa situación, tenía muchas chicas con las cuales acostarse, y ya no era un problema hacerlo pues los malos recuerdos ya no arruinaban sus sesiones se sexo con desconocidas, y aún que Tom quería dejar las visitas a Loren, asegurándole que seguirían siendo amigos, ella insistía en que aún no estaba arreglado ese problema, que era el mismo quien debía darse cuenta de que no estaba solucionando gran cosa, pero Tom sentía que ya estaba “curado”.

Ese miércoles se apareció en la oficina de Loren dispuesto a terminar las consultas, tuvo que ir a su casa a cambiarse de ropa pues no quería que Loren lo viera con la ropa que le gustaba usar en las calles, se puso su pulcra ropa de moda, Tom se percato de que no había arrancado la etiqueta al pantalón cuando iba en el ascensor, la arranco y se fijo el precio, “900 $” Tom soltó un ruidito de fastidio mientras arrojaba la etiqueta, ¿900 dólares? Algunos de sus amigos sobrevivirían tranquilamente sin trabajar o robar por un  par de meses con esa cantidad de dinero.

—Hola Sophi —saludó Tom a la secretaria, habían quedado un par de veces antes de follar y Tom se alegraba de que ella hubiera estado de acuerdo con sus reglas de “no repetir”

—Hola Tom, pasa, Loren te está esperando —sonrió Shopi y siguió con lo suyo, Tom entró al consultorio y se desplomo cómodamente en el sillón de cuero, recostándose de costado como siempre.

—Hola Loren, estoy cansado —agregó cerrando un poco sus ojos, en las calles se caminaba mucho, y también había que correr rápido cuando pasaba “algo” y Tom venía de ayudar a Don con unos asuntos.

—Se te nota —dijo Loren seria, se acercó a Tom y le dio un beso en la mejilla antes de sentarse en su sillón— hueles a tabaco ¿Has estado fumando? —preguntó sin acusarlo, Tom asintió— ¿Qué fumas?

—Cigarrillos… —Loren asintió pero se vio a leguas que no le creía— Loren… ¿Por qué sigues llamándome? Ya estoy bien —dijo el mirándola— podemos seguirnos viendo pero como amigos, no como doctora y paciente, de verdad ya estoy bien, he dejado de soñar con “eso”, ya ni acuerdo bien de nada, y tengo novia —dijo rápidamente Tom aun que fuese mentira, Loren suspiro y dejo su block de notas a un lado.

—No estás bien, ni siquiera puedes mencionar lo que pasó, siempre dices “eso”, y el hecho de que te acuestes con muchas chicas no significa que tengas novia, mira Tom no quería ser tan brusca pero tengo que hacerlo ya que parece que no dejaras de ser cabezotas, lo que te paso se llama sexo, por que el sexo no es simplemente el acto de penetración, el sexo puede comenzar incluso desde un beso ardiente, tu tuviste sexo con un chico —dijo Loren Tom dio un respingo y se sentó rápidamente.

—Sí, lo tuve, y por eso vine aquí, para que pudiera superar una experiencia traumática.

—No Tom, al principio creí que tendría que ayudarte a superarlo, pero ahora sé que tengo que ayudarte a comprenderlo, a aceptarlo —dijo ella moviéndose hasta quedar sentada en la punta del sillón— no lo entiendes Tom… lo que te paso fue traumarte lo entiendo, pero también te gustó y eso me dice que no fue únicamente una experiencia que quieres borrar de tu mente…

— ¡Pero es lo que quiero! ¡Quiero borrar de mi mente todo lo que paso ese día! —Loren volvió a sentarse en el sillón con la espalda apoyada en el respaldo, Tom pensó que veía derrotada y no entendía por qué.

—Desde que te conocí mejoraste mucho Tom, pero hubo un momento en nuestras sesiones que te estancó, y a partir de ahí has vuelto al principio, como si no hubieras recorrido nada del camino para estar realmente bien —dijo ella acomodándose sus lentes, a Tom le gustaba como se veía con ellos, ya que su montura era de un dorado muy delicado que combinaba con su pelo.

— ¿Por qué dices eso? Sé que dijiste que debo darme cuenta yo solo, pero yo creo que ya estoy bien Loren… realmente no te entiendo —ella se quitó los lentes, Tom se fijo en la marquita graciosa que le dejaban en la nariz, la vio suspirar y entonces Loren habló.

—Escucha Tom, tú al principio si estabas superando lo que viviste con ese chico, del que ni siquiera quieres decirme el nombre —agregó molesta— pero ahora simplemente lo estas… encerrando dentro de ti, dejar de pensar en ello nunca será la solución.

— ¿Entonces qué hago? ¿Pensar en eso todo el tiempo? De verdad Loren no sabes cuan agradecido estoy de que me ayudarás a olvidarlo, realmente yo lo que quería era eso, olvidarlo como si nada hubiera pasado, y hoy iba a decirte que… dejo las consultas —Tom pudo ver la frustración y la tristeza en la cara de la mujer, pero no se echó para atrás el estaba curado ¿Qué mas quería Loren revolviendo inútilmente el pasado? —ya te dije que podemos ser amigos…

—Está bien Tom te conozco lo suficiente para saber lo terco que eres, solo contéstame una pregunta

— ¿Una pregunta? ¿Cuál?

— ¿No crees que a ti también podrían irte bien los chicos? —pregunto la mujer sin preámbulos, Tom por poco se atora con su propia saliva.

— ¡¿Qué?! ¡NO! Claro que no… aunque me haya gustado un poco “eso” que me paso, no significa que sea gay —dijo Tom frunciendo el ceño.

—Yo nunca dije que fueras gay, ese es tu problema Tom, detestas tanto una cosa que tienes miedo de que te guste, tienes miedo al rechazo si en verdad descubres que podría llegar a gustarte, eso es encerrar tus sentimientos, Tom uno no se enamora de una persona por su género femenino o masculino, se enamora del alma de la persona.

— ¿Del alma?

—Sí, no tiene por qué darte vergüenza admitir que te gusta algo.

—Pero es que no me gusta, no me gustan los chicos, no hay nada que admitir —dijo Tom algo desesperado, ¿Qué acaso Loren no quería ayudarlo? ¿Por qué le hacia esas preguntas tontas?

—Bueno Tom, hice todo lo que pude contigo pero no te darás cuenta hablando del asunto, te darás cuenta cuando algo pase, entonces abrirás los ojos y esa es la peor manera de asumir algunas cosas, pero fuiste tú quien escogió el camino difícil —dijo ella poniéndose de pie, fue a su escritorio y saco un papel— acércate Tom voy a darte de alta —le dijo, Tom se sentó frente al escritorio, Loren le paso el documento que debía firmar para que fuera dado de alta.

—Loren ¿Estás molesta? —pregunto Tom antes de firmar, ella suspiró y suavizo un poco sus facciones.

—No Tom, no estoy molesta, solo estoy triste porque son pocas veces en las que doy de alta a un paciente que no se ha mejorado del todo —dijo ella, Tom le mando una mirada de disculpa antes de firmar, por que el estaba convencido de que se había curado, y nadie iba a hacerle cambiar de opinión, ni siquiera Loren.


— ¿Qué sucede Tom? ¿La conoces? —preguntó Jessica mirando a la chica pelirroja, Tom no contestó, simplemente su mente estaba rompiendo el cascarón donde Tom había encerrado todo aquello, y era como inyectarse al menos cinco sentimientos diferentes a la vez, Tom luchó con el sentimiento de mareo que le embargo, era normal que ella estuviera en una fiesta de pijitos, total, Aleia era una chica de mucho dinero.
                                       
— ¿Tú la conoces? —preguntó Tom, Jessica negó con la cabeza.

—No le hablo, solo la conozco de vista, y recién me entere que su padre perdió medio millón de dólares en una inversión, pero bueno, no es mucho dinero después de todo —Tom arrugo las cejas confundido ¿Qué medio millón no era mucho dinero?

— ¿Por qué habrían de interesarte los negocios de su padre si no le hablas? —preguntó, Jessica se sentó en un sillón de cuero blanco muy elegante, Tom se sentó a su lado observando de rato en rato a Aleia que conversaba con varios chicos mientras bebía un margarita.

—Ah… por que fue Erick Kaulitz quien arruinó el desastre de su colega.

— ¿Quién? —pregunto Tom con los ojos abiertos como platos.

—Tom no me digas que no conoces a Erick Kaulitz —dijo Jessica anonadada— es miembro del club de yates…

— ¿Y?

—Es socio de tu padre —dijo más asombrada aún— siempre están juntos en todos los programas de televisión donde los entrevistan y más de la mitad de sus empresas están fusionadas, junto a las de mi padre que son una cuarta parte… ¿De verdad no sabes nada? —preguntó ella Tom negó con la cabeza— el padre de esa chica pelirroja tenía que hacer tres inversiones para la asociación B&W* —Tom si conocía esa asociación, era algo… que los millonetes habían inventado para fusionar sus empresas y hacerse más ricos… su padre era el presidente de esa cosa, y no tenía ni la más remota idea de quienes conformaban esa asociación.

— ¿Y qué paso?

—Parece que hubieron confusiones en algunas cifras, lo que provocó que su padre perdiera el medio millon, y Erick arreglo el desastre sin perder ni un solo dólar más, salió en todos los canales de negocios ¿Qué no ves tele? —pregunto ella, Tom veía tele, claro que si, como cualquier chico de su edad, pero nunca se le habría ocurrido ver los canales de negocios, solo veía los deportes las caricaturas y el canal de música.

—Jessica… por si acaso ¿Erick Kaulitz no tendrá un hijo…? —comenzó a preguntar Tom con el pulso algo acelerado, a Jessica le brillaron ligeramente los ojos.

— ¡Claro que lo tiene! El tenía que entrar a nuestro colegio pero dijeron que al final decidió hacerlo en The Red College —dijo ella sacando una cajetilla de cigarrillos Vogue de su bolsa, eran unos cigarrillos más delgados que los normales, que a Tom no le gustaban porque según él no tenían sabor a nada, pero sabía que Jessica los amaba.

— ¿Y cómo sabes tú eso? —preguntó Tom curioso.

—Porque veo televisión Tom, el canal donde pasan “Heirs of fortunes”** que es un programa que habla exclusivamente de los hijos de los hombres más poderosos del país, y el hijo de Erick sale mucho ahí, todos nosotros de hecho, incluso tú —dijo ella, Tom se sobresalto ¿El salía en un ridículo canal de televisión? ¡Joder! ¡¿Y si lo veían sus amigos?! Podía darse por muerto.

— ¡Como que salgo yo! ¿Quién dio permiso de que sucediera? —preguntó exaltado, Jessica prendió uno de sus finos cigarrillos y lo fumo con calma.

—Tranquilo no creo que tus amiguitos lo hayan visto, solo salieron un par de fotos tuyas de cuando te vestías como un raperito millonario, y una foto actual con tu uniforme del colegio, ni se te veían las rastas además traías puestos los lentes de sol, así que no te parecías a ti justo como estas vestido ahora —dijo ella calmada pero Tom no compartía ese estado.

— ¿Hace cuanto pasaron eso? —exigió saber.

—Hace unos dos meses, si tus amigos lo hubieran visto y además te hubieran reconocido ya estarías muerto —declaró ella como si hablar de su muerte fuera algo normal— tu padre fue quien dio permiso, porque ellos lo entrevistaron y le hablaron acerca del programa que querían hacer, para conocer mejor a los chicos que eran los herederos de los millonarios, me entrevistaron a mí, a esa chica pelirroja también, fueron a buscarte a ti para hacerlo pero como nunca estás en tu casa se conformaron con armar una nota sobre el grandioso Tom Trümper, hijo del hombre más adinerado del país, recuerdo que dijeron algo sobre que eras muy reservado, y tenías un carácter raro ya que nunca se te vio en alguna fiesta importante, nunca hubieron escándalos sobre ti, en síntesis eres el más “rarito” de todos los hijos ricos, describieron tu carácter como “introvertido y tímido” eso lo aclaró tu padre, dijo que no eras tímido que solo era tu carácter, oh, mira ahí viene el hijo de Erick… creo que se llamaba Bill… —Tom volteó su cuello tan rápido que un par de vertebras se ajustaron haciendo un crack sonoro, ahí estaba, el sujeto más odiado por Tom, ya no traía el pelo negro y largo, ahora lo traía rubio y peinado hacia atrás, además Tom pudo notar que había ganado más masa muscular, pues traía una camiseta gris sin mangas que dejaban sus brazos al descubierto, y recordó esa misma mañana cuando había estado hablando con Jessica después de que hubieron desayunado en un costoso restaurant (a petición de Jess) de la zona cool de la ciudad, había sido él… realmente había visto a Bill Kaulitz esa mañana y por eso su rostro se le había hecho familiar, y ahora estaba ahí frente a él, Tom sintió dentro de sí como si se hubiera comido una licuadora y todo estuviera mezclado y echo papilla dentro de él. Jamás pensó volver a verlo y ahora tenía que salir de ese lugar.

—Yo me voy —dijo Tom entonces, Jessica checo su costoso reloj negro.

—Faltan quince minutos para eso, ¡Tom lo prometiste! —se quejó ella con un puchero, Tom suspiró, tenía que cumplir su palabra, solo eran quince minutos y después podía irse a donde realmente pertenecía, lejos de tanta hipocresía, lejos de tantas personas que lo único que querían era tener el objeto más costoso de la repisa, y sobre todo lejos de Bill Kaulitz, muy, muy lejos— ¿Quieres un trago?

—Si… pero yo los traigo —dijo a punto de ponerse de pie pero Jess le ganó.

—Ay por favor Tom, no tienes que ser caballeroso conmigo —dijo yendo hacia la barra donde había un bar-man, Tom rodó los ojos, no podían hacer una fiesta juvenil sin bar-man, si claro… Notó con horror que muchas personas saludaban a Jessica haciéndola demorar bastante más en traer una simple bebida, y sus traicioneros ojos volvieron a buscar con la mirada a “ese” no podía evitarlo, habían pasado dos años y nunca lo había tenido tan cerca como en ese momento, pudo verlo conversando con Aleia, y los otros chicos, Tom mantuvo su mirada en Bill, estudiándolo, seguía igual de extravagante solo que con otro look, tenia piercings en la cara y mas tatuajes por lo que veía en sus descubiertos brazos, entonces Bill iba a voltear Tom lo anticipó antes de que pasará, y aún así mantuvo su mirada firme y retadora, cuando vio a Bill mirarlo unos instantes antes de abrir los ojos como platos lo supo, lo había reconocido y esta vez Tom no iba a ser el débil de la historia, nunca más, se puso de pie sin dejar de retarlo con la mirada, y se dirigió al baño, si Bill lo seguía Tom estaría esperándolo.

Camino no muy rápido hasta una puerta donde la gente hacía fila para usar el baño, y aún que sabían que habría otros baños en esa grande casa, Tom desistió de meterse a uno así que abrió la primera puerta que encontró, entró y dejó la puerta semi-abierta, se escondió casi fusionándose con la pared de la habitación y esperó, se sorprendió al ver que Bill Kaulitz entraba poco tiempo después a la habitación ¿Cómo se atrevía a seguirlo como si tuviera derecho?

Tom se movió rápido como un gato, las peleas callejeras le habían dado un entrenamiento que solo se adquiere con la experiencia, antes de que Bill pudiera pensar en algo, Tom lo tuvo con el brazo derecho torcido hacia atrás, y la punta de su cuchillo descansando suavemente bajo su mentón, Tom pudo oler el embriagante perfume de Bill y sonrió al sentirlo temblar.

—Te advertí que si volvías a acercarte a mi te mataría…

* B&W= “Business & Work” el nombre que tomaron las empresas al fusionarse.
**Heirs of fortunes= “herederos de fortunas” un programa de Tv que me inventé para el fic.


2 comentarios:

  1. Siguelaaaa!! No la puedes dejar ahi o si?? Bueno... realmente es tu descision peeerome encantaron los dos primeros caps, merece una segunda.. o mejor dicho tercera parteeee!!! :DDD

    Bueno tu veras..
    Hay nos leemos

    Ahh... algo mas. Me fascina Twist of Fate! :D actualizaaa...

    Bye.byw :)

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    1. absolutamente todo lo que tengo lo voy a continuar, no dejare ni una sola de mis historias a la mitad, solo pido algo de paciencia para ponerme en orden con mis fics, pero todos llegaran a ver el final, seria horrible dejar una historia a medias, muchisimas gracias por comentar ^^

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